Retrospectiva inédita de Ribera en París: el Barroco tenebroso en todo su esplendor

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Desde el 22 de abril y durante un mes, en la Casa de Cultura Pedregal se presentará una reproducción de la obra pictórica Aventuras en Macondo, del artista estadounidense Michael Young.

París, 4 nov – París saldará desde este martes una deuda histórica con José de Ribera, maestro español del Barroco y heredero tenebroso de la oscuridad de Caravaggio, con la primera retrospectiva de su obra jamás realizada en la capital del Sena.

El majestuoso Petit Palais, sede del Museo de Bellas Artes de la Villa de París, será el encargado de albergar hasta febrero esta muestra -bautizada ‘Ribera (1591-1652), tinieblas y luz’- que comprende un centenar de obras llegadas de museos y colecciones privadas de todo el mundo.

Que el pintor nacido en Xàtiva (Valencia, España) y consagrado en Nápoles nunca haya tenido hasta ahora una exposición monográfica en París, ni siquiera en toda Francia, es bastante «sorprendente», según admitió a EFE Annick Lemoine, directora del Petit Palais y una de las comisarias de la muestra.

«Es una paradoja porque Ribera, en el siglo XIX, gozó en Francia en particular de un inmenso éxito y los escritores como Charles Baudelaire, Théophile Gautier y los artistas como Manet van a copiarlo, a mirarlo, a inspirarse», agregó esta experta, durante la presentación a la prensa del recorrido este lunes.

Las colecciones públicas francesas contienen, además, numerosas obras maestras de Ribera -presentes por ejemplo, en los muros del Louvre- pero aún así, según Lemoine, en este país se conoce insuficientemente el arte español.

«Espero que con esta exposición, que era también el objetivo del Petit Palais, podamos lanzar un nuevo impulso y celebrar a Ribera, y esperamos quizás dar lugar a otros proyectos en torno a la pintura española», completó.

De Roma a Nápoles

La muestra comienza con el viaje de Ribera a Roma, a comienzos del siglo XVII, para descubrir a un joven artista que se nutre claramente de la visión de Caravaggio (1593-1610).

No es solo por los claroscuros, sino también por la utilización de personajes de la calle, como mendigos, que eran un elemento con el que el de Milán sembraba escándalos.

Se desconoce si ambos se cruzaron en Roma, pero lo que sí está claro para los expertos es que Ribera estudió a Caravaggio y que después aplicó un pincel aún más oscuro, dramático y tenebroso.

«Él va a ser extremadamente transgresor, audaz, radical y va a reinventarse sin cesar. Para mí, eso es la prueba de un pintor genial. Además, tiene también un virtuosismo técnico extraordinario», valoró Lemoine sobre el de Xàtiva.

El periodo romano de Ribera apenas se conocía hasta el año 2002, cuando pudieron atribuirse al maestro español decenas de lienzos hasta entonces anónimos, algo que era, para la directora del Petit Palais, «como ver a Picasso y no saber que tuvo un periodo azul y un periodo rosa».

Por eso, la retrospectiva parisina ha procurado distinguirse de otras exposiciones proponiendo un vistazo completo a la evolución de la pintura de Ribera -y, por tanto, dando el protagonismo que le corresponde a su era en Roma-, en vez de focalizarse en su periodo más maduro y exitoso, que se dio cuando se instaló en Nápoles en 1616.

El trabajo de Ribera en esa última ciudad, que en la época estaba bajo dominio español, está representado en París por obras maestras como la intrigante ‘La mujer barbuda’, que viajó desde el madrileño Museo del Prado, o ‘El pie varo’, del Louvre, que es un gran exponente del realismo de la escuela española del Siglo de Oro.

Es una época en el que el estilo de Ribera, en comparación con sus cuadros de juventud, adquiere finura y delicadeza. Pero no deja de mostrarse tenebroso, como demuestran lienzos como el inclemente ‘Apolo y Marsias’, en la que prácticamente puede escucharse el grito de angustia del segundo protagonista del cuadro al ser asesinado.

El recorrido en el Petit Palais permite también ver por primera vez juntas las tres escenas de la piedad pintadas por el autor barroco: ‘Lamentación sobre Cristo muerto’ (Museo Thyssen-Bornemisza), el entierro de ‘La Mise au tombeau’ (Louvre) y ‘Lamentación sobre Cristo muerto’ (National Gallery de Londres).

Y entre las rarezas de la retrospectiva destacan dos paisajes que, pese a ser muy atípicos, atestiguan la importancia de los encargos desde España de muchas de sus obras, y también los dibujos y grabados de tipo fantástico que invocan ya al futuro Goya.

Nerea González

EFE