Kentridge y su homenaje al arte: una danza que «hablaría» a Picasso, llega a España

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Un momento de la instalación "More sweetly the dance" del artista sudafricano William Kentridge, una obra invitada perteneciente a la Fundación Sorigué que permanecerá expuesta en el Museo Picasso de Málaga hasta el 27 de abril de 2025. EFE/Carlos Díaz.

Málaga (España), 20 nov – El artista sudafricano William Kentridge ha desembarcado este miércoles en el Museo Picasso de Málaga (sur de España) con su colosal danza contra la muerte, una pieza que seguramente «emocionaría» al propio artista malagueño, según el director artístico de la pinacoteca, Miguel López-Remiro.

‘More sweetly play the dance’ (‘Tocad más dulcemente la danza’) es una instalación videográfica con ocho proyectores y casi 40 metros de longitud, con dibujos en movimiento que muestran una procesión infinita de figuras y que podría emparentarse con el ‘Guernica’ -el cuadro más conocido del pintor español Pablo Picasso-, por sus espectaculares dimensiones, el uso del blanco y negro y el tratamiento del drama.

En un mensaje en vídeo grabado en su estudio de Johannesburgo, Kentridge recuerda que creó esta obra en 2015 con imágenes relacionadas con la epidemia de Ébola que azotó ese año África occidental, y por eso desfilan en esa procesión, entre otras figuras, personas vestidas con trajes de protección y otras que portan sus goteros.

«En 2020, cuando se proyectó esta obra, estábamos en la pandemia de covid por todo el mundo, de nuevo con la gente vestida con ropa protectora, y ahora, en 2024, hay ecos de personas desplazadas en el mundo, en Oriente Medio, Sudán o el Congo», añade el artista, Premio Princesa de Asturias de las Artes en 2017.

La pieza, apunta Kentridge, «tiene que ver con una danza de la muerte, la forma medieval en que la muerte era capaz de llevarse a todo el mundo, desde el papa al sacerdote, al emperador, al comerciante o al niño».

«Pero también», precisa el creador sudafricano, «es una danza contra la muerte, porque en la Edad Media existía la creencia de que, si llegaba la peste y seguías bailando, la peste saltaría por encima de tu pueblo y se iría al siguiente».

La música que acompaña a las proyecciones, interpretada por la Immanuel Essemblies Brass Band, «es un reconocimiento de la mortalidad y también una resistencia contra ese destino que se nos impone a todos», según Kentridge.

EFE