Una marcha LGTBI en Guayaquil denuncia torturas a mujeres trans en cárceles de Ecuador

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Personas de la comunidad LGBTI participan de una manifestación este miércoles, en la ciudad de Guayaquil (Ecuador). EFE/ Jonathan Miranda

Guayaquil (Ecuador), 20 de noviembre de 2024.- Decenas de personas la comunidad LGTBI recorrieron este miércoles el centro de Guayaquil en la quinta Marcha Nacional Trans, para pedir justicia por las mujeres del colectivo que están encarceladas y sobre las que denunciaron ser víctimas de presuntas torturas, violaciones, desapariciones y asesinatos por parte de la Policía y a las Fuerzas Armadas.

La marcha, cuya consigna principal fue ‘La rehabilitación no es tortura, las mujeres trans LGTBI somos mujeres’, se realizó en el marco del Día Internacional de la Memoria Trans, que se conmemora cada 20 de noviembre y en el que se recuerda a las personas trans asesinadas y la violencia estructural que sufren en todo el mundo.

Las personas llegaron desde varias ciudades del país hasta los exteriores del Parque Centenario, en el centro de Guayaquil, y allí se concentraron por varias horas hasta que iniciaron un recorrido por la avenida 9 de octubre, la calle más importante de la ciudad, hasta llegar a la Plaza San Francisco, donde volvieron a entonar cánticos y lemas en apoyo a las mujeres en prisión.

‘Señor, señora, no sea indiferente, nos matan a las trans en la cara de la gente’, ‘Aquí está la resistencia trans’, y ‘(Presidente) Noboa, escucha, el pueblo está en la lucha’, fueron algunas de las consignas que se escucharon.

Denuncias de torturas en las cárceles

«Este año marchamos por las compañeras trans privadas de libertad, sabiendo que el Estado no garantiza sus vidas. Ellas viven una doble discriminación y odio dentro de las prisiones», dijo a EFE Odalys Cayambe, directora de la Fundación Vivir Libre y organizadora de la marcha.

Cayambe señaló que existen denuncias de al menos 62 mujeres trans encarceladas que «están pidiendo ayuda» porque «sufren torturas y mutilaciones». En total, según sus registros, hay unas 162 presas en todo el país. La mayoría están en dos cárceles de varones de Guayaquil, como la Penitenciaría del Litoral, la prisión más grande y peligrosa de Ecuador.

«Las autoridades del sistema penitenciario están trasladando, como medida represiva, a mujeres trans a pabellones de alta peligrosidad, donde son violadas, torturadas e incluso desaparecidas», denunció.

«Por eso salimos a la calle a pedir justicia y una sentencia digna para las mujeres trans. Queremos justicia social», agregó.

La organizadora de la marcha explicó que la violencia hacia las mujeres trans en las diversas cárceles se intensificó tras el ingreso que hicieron los militares en el marco de la declaratoria de «conflicto armado interno», una medida que tomó el presidente Daniel Noboa a inicios de 2024 para luchar contra las bandas del crimen organizado.

«La violencia dentro de las cárceles siempre ha estado y hemos sabido subsistir, pero ahora quienes violentan son los policías y militares y nadie hace nada», agregó.

Esta situación, dijo, la conocen las autoridades, ya que por medio de su organización han enviado escritos y han alertado incluso a organismos internacionales.

«Pero el Gobierno simplemente trata de callar e invisibilizar la violencia que hay en las cárceles. Silencian a las compañeras y las desaparecen», mencionó.

Además, apuntó que muchas mujeres trans están en las cárceles porque son «criminalizadas» por policías y agentes judiciales, quienes, según dijo, son «transfóbicos». «Las mujeres trans van a las cárceles a morir por el odio que existe por parte de quienes deberían defendernos», alertó.

Y denunció también la invisibilización que sufren a nivel político y social, pues, dijo, el país carece de normativas que defiendan los derechos de las personas trans.

«Estamos en peligro, vivimos en las sombras, arrinconadas en las esquinas de las periferias, somos violentadas por el sistema y por la delincuencia. Somos víctimas de la violencia desde que nos levantamos hasta que nos acostamos», concluyó.

EFE