Estocolmo, 10 diciembre 2024.- Los nuevos premios nobel tomaron hoy la palabra durante el banquete en su honor, que se celebra tras la entrega de premios, algunos para advertir contra la inteligencia artificial (IA), otros para referirse al poder de la literatura o incluso para brindar por hacer «un mundo mejor».

Durante la ceremonia de entrega de premios, los laureados no hablan, por lo que su única intervención del día es un breve discurso al final del banquete, en el que interviene uno por categoría.

La escritora surcoreana Han Kang, nobel de Literatura, dijo que incluso en “la noche más oscura, hay un lenguaje que se pregunta de qué estamos hechos” y que nos conecta unos con otros.

La literatura que aborda ese lenguaje “mantiene inevitablemente una especie de calor corporal. Igual de inevitable es que el trabajo de leer y escribir literatura se oponga a todos los actos que destruyen la vida”.

El nobel de Física Geoffrey Hinton, conocido como el ‘padrino’ de la IA, lleva tiempo poniendo en guardia frente a esta tecnología, y hoy advirtió de que conlleva riesgos a corto plazo, que “requieren una atención urgente y contundente» de gobiernos y organizaciones internacionales.

La IA “ya la utilizan los gobiernos autoritarios para la vigilancia masiva», los ciberdelincuentes y, en un futuro, “podría usarse para crear nuevos virus terribles y horrendas armas letales que decidan por sí mismas a quién matar o mutilar”.

Además, a largo plazo hay una amenaza existencial, que surgirá cuando se creen seres digitales más inteligentes que nosotros y “no tenemos ni idea de si podremos mantener el control”.

En un tomo más optimista, el nobel de Química David Baker destacó que los métodos creados con IA por él y los otros premiados para el diseño y predicción de la estructura de las proteínas, “prometen nuevas soluciones a retos pendientes de la Humanidad en materia de salud y sostenibilidad” y brindó por “hacer un mundo mejor».

Daron Acemoglu habló en nombre de los premiados en Economía, cuyas investigaciones han demostrado que las instituciones inclusivas “contribuyen en gran medida a la prosperidad compartida en todas las partes del mundo”.

Pero hoy, la «democracia está amenazada» en casi todas partes y el apoyo a las instituciones democráticas está «en su punto más bajo”, además el mundo se enfrenta a problemas como el calentamiento global y «la IA promete alterarlo todo, en todas partes y de golpe».

Sin embargo, dijo que se pueden hace mejores instituciones y elegir una dirección para la tecnología que cree más empleos de calidad, pero advirtió de que es “un esfuerzo colectivo”.

En nombre de los premiados en Medicina, Gary Ruvkun hizo un repaso de la importancia de su descubrimiento, el microRNA, y cerró su intervención asegurando que los científicos de sus laboratorios, la infancia y la educación de ambos premiados «han sido inspiradoras y muy divertidas”.

El banquete en el Salón Azul del Ayuntamiento de Estocolmo comenzó con la entrada del Carlos Gustavo de Suecia, que acompañaba del brazo a la presidenta de la Fundación Nobel, Astrid Söderbergh, por la escalinata de piedra, seguidos del resto de invitados de honor

La familia real participó este año al completo en la ceremonia y el banquete: los reyes, la princesa heredera Victoria y el príncipe Daniel; los príncipes Carlos Felipe y Sofía, además de la princesa Magdalena y su marido Christopher O’Neill.

El banquete, con 1.300 invitados, comenzó con un entrante de queso de cabra, apio silvestre y remolacha sueca; el plato principal fue una quenelle de pollo, con legumbres suecas y trufa de otoño de Gotland, mientras el ingrediente estrella del postre fueron las manzanas.

Para la ocasión, la reina Silvia lució un vestido azul marino de cuello a la caja y manga larga con gran volante en cascada en un lado y la tiara de zafiros Leuchetenberg.

La princesa heredera Victoria se decantó por un vestido de seda morado con escote bardot, un único tirante y cuerpo drapeado salpicado con pedrería. Ademas, lució la diadema conocida como Tiara Baden.

La princesa Sofía llevó un vestido azul klein con escote asimétrico, que terminada en una media capa sobre el hombro y que acompañó con su tiara nupcial, una pieza de diamantes regalo de los reyes de Suecia, por su boda.

Magdalena se Suecia eligió un diseño verde con escote palabra de honor y salpicado de pedrería, junto a la tira Commaught, también conocida como diadema Sibila, una pieza de estilo ‘belle époque’.

La decoración del Salón Azul tuvo como hilo conductor la naturaleza, con una mezcla de formas de hojas, texturas y colores en toda la escala de verdes, además de ranúnculos, amapolas, mimosas, rosas y claveles.

EFE.

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