Idlib (Siria), 18 dic – Wasim al Suid, ingeniero civil de la ciudad de Idlib, en el noroeste de Siria, ya ha comenzado con los trabajos de restauración en uno de los barrios atacados por el régimen durante la ofensiva insurgente que derrocó a Bachar al Asad. Sólo espera que todo se arregle pronto para volver a tener una vida normal.

El pasado 1 de diciembre, relata a EFE, «los aviones militares del exrégimen criminal de Al Asad lanzaron un ataque aéreo y uno de los misiles cayó frente a mi casa, lo que causó una gran destrucción en el barrio, además de incendios en varios coches y colegios».

Este vecino de Idlib, de 36 años, asegura que «en muy poco tiempo» comenzarán las obras y la restauración de su barrio, incluido su hogar.

Una coalición insurgente liderada por el islamista Organismo de Liberación del Levante (Hayat Tahrir al Sham o HTS, en árabe) comenzó una ofensiva el pasado 27 de noviembre junto a facciones sirias proturcas que, en tan sólo doce días, acabó derrocando el régimen de Bachar al Asad.

Durante esas casi dos semanas, los aviones sirios y de su aliada Rusia lanzaron numerosos ataques aéreos y de artillería contra posiciones de los insurgentes para repeler su avance, pero también contra los civiles.

Un coste alto

Al Suid reconoce que el coste de arreglar su vivienda, que ya ha restaurado hasta en nueve ocasiones por haber sido dañada en los bombardeos que el régimen sirio ha lanzado contra el que ha sido el bastión opositor durante muchos años, puede alcanzar los 12.000 dólares.

«Aunque esto es menos que otros vecinos, que encima perdieron a familiares», asegura.

Al respecto, Hasan al Hassan, de 32 años y un responsable de la Defensa Civil Siria, grupo de rescatistas conocido como los cascos blancos, indica a EFE que sus equipos siguen trabajando desde el fin de los bombardeos del régimen hasta ahora.

«Estamos quitando ahora los escombros del último ataque, que fueron 18 bombardeos centrados en los barrios residenciales y vitales en la ciudad de Idlib», afirma a EFE.

La campaña de bombardeos en Idlib causó la muerte de 47 personas, entre ellas 16 niños, y más de 200 personas resultaron heridas, entre ellas 80 niños, indica.

Los ataques tuvieron como objetivo los centros sanitarios, dos campamentos y mercados dentro de la ciudad, «lo que causó pánico y miedo entre los habitantes y les obligó a evacuar muchas partes de la ciudad, que hasta el momento no ha regresado a su ritmo habitual», explica, y añade que sus unidades están intentando abrir «carreteras y calles».

De acuerdo con el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, más de 900 personas, entre ellas 138 civiles, han muerto en toda Siria durante la ofensiva que culminó con el control de Damasco.

«Un pequeño sacrificio»

Para Saad Amin, residente en Idlib y dueño de una tienda en un centro comercial en el centro de la ciudad, estos daños materiales que están arreglando son un «pequeño sacrificio».

«Todo el mundo que quedó afectado aquí pensamos que, menos mal, los daños fueron mayormente materiales, un pequeño sacrificio que ofrecemos como pueblo», asegura a EFE, en referencia a que esta suerte de ofrenda fue para apoyar «a los revolucionarios que hicieron su trabajo lo mejor posible».

«Estoy arreglando mi tienda, empecé las obras esta semana para reabrirla en unos días. Los arreglos me cuestan entre unos 4.000 o 5.000 dólares hasta el momento», aduce.

Amin apunta que una vez que «ha terminado la guerra», en referencia a la caída de Al Asad, la gente empezó a arreglar sus casas, aunque «hay algunas casas que deben ser demolidas».

Pese a estos trabajos y el dinero que les cueste, Al Suid espera que «todos los sirios puedan regresar a sus casas, habitar sus ciudades y dejar ya estos campamentos donde vivían durante 14 años y, de esa manera, Siria la libre regrese su posición como un país importante en Oriente Medio».

Amin concluye: «Para nosotros lo más importante era que los revolucionarios lograran la victoria y que Siria se deshiciera de este tirano, empiece de nuevo, y que reconstruyamos este país».

EFE

Yahya Nemah

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