Madrid, 15 enero de 2025.- El sabotaje al gaseoducto Nord Stream, en 2022, provocó la emisión de 465.000 toneladas de metano, un gas 84 veces más potente que el CO2 en su contribución al cambio climático, a 20 años escala, según constatan varios estudios sobre la fuga que recoge este miércoles la revista Nature.
Los gaseoductos Nord Stream 1 y 2 se construyeron para transportar gas natural desde Rusia a Alemania a través del mar Báltico, y el 26 de septiembre de 2022 sufrieron unas explosiones submarinas provocadas que dieron lugar a una gran fuga de gas.
Varios grupos de investigación trabajaron en el estudio de la fuga con diferentes metodologías científicas, y de la puesta en común de esas investigaciones sale el dato que consolida la explosión de Nord Stream como la más dañina para el medioambiente de la historia.
Entre ellos, participaron el grupo Luis Guanter e Itziar Irakulis en la Universidad Politécnica de Valencia (UPV), este de España, dos grandes expertos a nivel mundial en medir las fugas de metano a través de las observaciones que ofrecen los satélites.
Los resultados de sus cálculos a través de satélite se complementaron con otros de modelización, que cuantificaron el escape en función de la capacidad de la tubería y del gas que transportaba; de control aéreo y de análisis de datos de las torres de medida de gases situadas en las cercanías costeras a donde se produjo el sabotaje.
«A pesar de que las condiciones de los satélites eran complicadas aquellos días, porque había muchas nubes que complicaban la observación de la fuga a través de los satélites, obtuvimos datos que nos permitieron hacer la estimación», explicó Guanter a EFE.
El investigador de la UPV destacó que el cruce de estudios con diferentes metodologías ha confirmado que el sabotaje del Nord Stream fue la fuga puntual de metano más grave ocurrida hasta ahora.
Las 465.000 toneladas de metano emitidas en aquella explosión de 2022 superan de lejos las dos fugas recientes más graves: la ocurrida en Kazajistan en 2023 (127.000 toneladas de metano) o en California en 2015 (97.100 toneladas), con la salvedad de que «estos dos últimos eventos se debieron a accidentes», recordó el investigador.
Consecuencias climáticas
Estas fugas son especialmente graves en el contexto actual de cambio climático, ya que el metano es un gas con menor tiempo de vida en la atmósfera que el CO2, pero mucho más potente a corto plazo en su contribución al calentamiento.
A pesar de ello, los investigadores señalan que la fuga del Nord Stream solo supuso un 0,1 % de las emisiones de metano en 2022, año en el que la principal fuente de emisión (un 30 % del total) fue el sector de los fósiles (minas y extracción de gas y petróleo) seguido de la agricultura y la ganadería.
En otro artículo recogido este miércoles en Nature Communications, otro grupo de investigadores recoge las conclusiones de su estudio sobre el alcance de esa fuga de metano en varios ecosistemas protegidos del Báltico.
Los autores inciden en que un 14 % del mar Báltico tuvo concentraciones de metano cinco veces superiores a los niveles medios debido al sabotaje del Nord Stream, lo que puede haber impactado negativamente en 23 zonas marinas protegidas de la región.
EFE