Asunción, 24 ene – La Reserva Ecológica Banco San Miguel y la Bahía de Asunción, el área verde con humedales más grande de la capital paraguaya, ha sido afectada por incendios forestales que obligaron a evacuar más de un centenar de familias asentadas en barrios informales y elevaron las alarmas sobre la situación de esta zona, hogar de diversas especies y punto de parada de aves migratorias.
Situado entre Asunción y el río Paraguay, este espacio compuesto por 600 hectáreas de tierra y agua, perdió alrededor de 50 hectáreas -un 8,33 % de su superficie- a causa de las llamas que bomberos voluntarios combatieron durante unas 48 horas el pasado fin de semana y que mantuvieron en vilo a los capitalinos debido a la espesa columna de humo negro que se desprendía desde el lugar.
Unas 135 familias que viven en barrios informales establecidos en esa reserva debieron ser evacuadas.
Área en peligro
Las 300 hectáreas del llamado Banco San Miguel y otras 300 hectáreas del depósito de agua que conforma la Bahía de Asunción fueron declaradas área silvestre protegida en 2005 por la ley 2715.
El Pan de Manejo de esta reserva aprobado por la Municipalidad de Asunción y el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible para el periodo 2020-2030 estableció como objetos de conservación los ciclos hídricos -de inundación y estiaje- que los pulsos del río Paraguay producen en el área, la biodiversidad palustre, las aves, los peces y las actividades de usos tradicionales, como la pesca.
Sin embargo, la realidad es otra.
En una entrevista con EFE, el director de la organización Guyra Paraguay, José Luis Cartes, aseguró que la sequía ha impedido la inundación periódica de humedales y lagunas de la bahía, lo que explica la «colonización» de arbustos que sirven de combustible cuando se originan los incendios.
«La última crecida del río fue en el año 2018», señaló el experto, que planteó la necesidad de poner en marcha un plan de restauración que permita mantener la humedad del suelo para evitar el cambio del ecosistema.
Un tesoro que vuela
Pero quizás uno de los mayores tesoros de este espacio comprendido entre la ciudad y el río Paraguay -principal arteria del comercio nacional- son las aves.
El plan de manejo de la reserva refiere que Asunción «representa uno de los sitios de mayor diversidad avifaunística del Paraguay», con 350 especies de aves nativas (el 50 % del país), de las cuales 300 están en la bahía capitalina.
Cartes indicó que esta bahía es desde 2008 un sitio de importancia regional dentro de la Red Hemisférica de Reservas para Aves Playeras.
No obstante, la extinción de sus playas pone en riesgo su categoría como sitio de parada para más de una veintena de aves migratorias, entre ellas el correlimos canelo y el playerito rabadilla blanca.
La presencia de esas aves migratorias, en abril, principalmente, cuando llega la primavera, «se redujo en más del 90 %», alertó.
El activista señaló que las obras de infraestructura en la franja costera, relacionadas con la construcción de la Costanera -la avenida que bordea el río Paraguay-, parques o viviendas, eliminaron «las playas donde las aves migratorias bajaban».
Crecimiento urbano
La reserva también ha sufrido la presión del crecimiento urbano de Asunción y la presencia de barrios informales precarios y de vertederos de basura, que para el asesor Ambiental de la Comisión de Recursos Naturales y Medio Ambiente de la Junta Municipal capitalina, Ivo Brun, son su «principal amenaza».
Brun mencionó que personas dedicadas al reciclaje suelen quemar residuos en la zona.
Al mismo tiempo, reconoció como otra amenaza «la falta de aplicación de las normativas» lo que afecta «gravemente» a la reserva.
El plan de manejo de esa zona alerta sobre el uso irregular del terreno en el Banco San Miguel, ante la presencia de puertos, astilleros y caleras, así como de la contaminación de las aguas de la bahía por efluentes y desechos producidos por actividades económicas y barrios.
EFE
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