Rafah (Egipto) 29 de enero de 2025.- Palets de madera rotos o superar en 20 centímetros la altura permitida son motivos suficientes para que las autoridades israelíes alarguen las horas de espera o denieguen el acceso para que la ayuda humanitaria entre en la Franja de Gaza a través del paso fronterizo de Rafah.
Así lo constató EFE en una visita al estratégico punto, la única entrada al enclave palestino que comunica directamente con el exterior sin control directo de Israel y por donde conforme a las autoridades egipcias entra de media diariamente entre 300 y 350 camiones de ayuda de los 600 que estipula el acuerdo de alto el fuego firmado entre Israel y el grupo islamista Hamás.
Alguno de esos camiones lo hacen tras haber sido rechazados previamente por no cumplir los estándares estipulados, impuestos por Israel y, como relatan los camioneros, sin aviso previo.
Altura permitida
Un grupo de transportistas -que prefieren mantenerse en el anonimato-, explicó a EFE que los israelíes no les habían permitido ayer martes, por primera vez, pasar con las cajas de frutas y verduras que se apilaban unas encima de otras en el camión, debido a que la altura superaba por 20 centímetros «la permitida».
Los chóferes se quejaron de que esa demanda no la habían hecho con anterioridad, lo cual obliga a repetir el tedioso tiempo de espera para entrar al enclave palestino, y además añadía muchas horas de trabajo pesado para descargar varias filas de cajas de alimentos con el objetivo de rebajar la altura de la carga.
Debido a los desperfectos ocasionados por bombardeos israelíes, el paso fronterizo se ha visto dañado tanto del lado palestino como del egipcio, además de que por las exigencias de control, los camioneros se ven obligados a conducir desde Rafah hasta otros accesos a Gaza bajo el control de Israel, los de Al Auya y Kerem Shalom, donde más tarde, organizaciones humanitarias recogen la carga para transportarla dentro del terrotorio palestino.
«He llevado ayudas hasta el cruce Kerem Shalom dos veces, normalmente llevo harina, descargamos el cargamento allí, en una plaza grande, y salimos», explica a EFE Mohammed Goda, uno de los centenares de transportistas que viven a diario este proceso, en el que matiza que «no vemos los camiones palestinos», una referencia a sus homólogos palestinos, los cuales son los encargados de redistribuir la ayuda a los puntos de la Franja donde más se requiere.
Pérdidas y daños
Los camiones rechazados han sido relativamente pocos, si bien la queja de los transportistas es que los impedimientos terminan habitualmente en la pérdida de la mercancía.
Cargar y descargar las pesadas cajas, durante mucho tiempo, contribuye a que muchas terminen rompiéndose o cayéndose por accidente, arruinando su contenido, destacaron los transportistas.
Otros aseguraron a EFE que había sido «muy rápido y bueno» el trámite para descargar la ayuda, pese a éstos impedimentos que han visto como algunos eran expulsados del cruce y obligados a redistribuir la carga únicamente por un palet de madera roto o en mal estado.
Mientras se escuchaban las instrucciones a voz alzada de los estibadores bajando cajas desde lo alto de los vehículos hasta el suelo, el sonido ensordecedor de las máquinas elevadoras de palets y se respiraba constantemente el polvo suspendido en el aire, los conductores, de mediana edad, decían estar contentos de poder hacer este trabajo, ya que estaban ayudando a los gazatíes a recibir la ayuda que tanto necesitan.
«[En la Franja de Gaza] están mis hermanos palestinos, somos una familia, es nuestro deber presentar estas ayudas y hacemos todo lo posible, por eso no me da miedo nada, estoy ayudando a mi familia, a mis hermanos árabes musulmanes», afirmó uno de ellos, vehementemente.
Conforme la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos (UNRWA) los productos perecederos como hortalizas, frutas y verduras, así como alimentos enlatados o harina que entran a través de los cruces están alimentando a un millón de gazatíes actualmente.
La entrada de ayuda humanitaria ha sido catalogada como la máxima prioridad en estos primeros días de tregua, dado el inmenso grado de devastación en la franja de Gaza y la escasez de todo tipo de alimentos y productos en general, tras más de 400 días de bloqueo israelí.
Durante los pasados meses de guerra, Israel ha oscilado entre las trabas administrativas constantes a los camiones con ayuda humanitaria a una actitud pasiva de permitirles pasar en zonas peligrosas donde luego eran saqueados por bandas incontroladas de delincuentes ante la ausencia de una fuerza policial o servicio de orden.
María Morales
EFE