Zaragoza, 4 Febrerp 2025.- El guardameta argentino Cristian Alvarez, que este martes se despidió como jugador del Real Zaragoza en rueda de prensa, destacó que disfrutó «muchísimo» en los 236 partidos disputados como zaragocista y que jugar en el estadio de La Romareda fue «una auténtica locura y una montaña rusa de emociones».
«Cuando en las segundas parte se hincha, se inflama y te empuja, estando en el campo parece que se te va a romper el oído», añadió el rosarino, que en noviembre próximo cumplirá 40 años.
El portero zaragocista no quiso quedarse con un recuerdo concreto de todo lo que ha vivido en el club sino «con todas las emociones que se viven dentro» e hizo hincapié en que el fútbol se lo dio «todo», pese a no haber logrado el ascenso a Primera División.
No obstante, señaló que no tenía una espina clavada por ello.
«Lo perseguimos, lo intentamos pero eso no quita mérito al trabajo de todos los compañeros y entrenadores que tuve y confío en que voy a estar ahí cuando ascendamos y me voy a sentir parte de ello», indicó.
Sin embargo, sí se atrevió a señalar la pandemia de covid-19 y la época en que se disputaron los partidos sin público como el peor momento, ya que «fue desolador jugar sin gente».
«Ahí caes en la cuenta de lo que significa el público y cuánto te quiere», aseguró.
El portero argentino desveló que había intentado escribir algo para su despedida, pero que no pudo: «Como buen argentino me enredé en mí mismo».
Igualmente indicó que todo lo que está viviendo desde que anunció su retirada era «demasiado para un pibe de Rosario» y que espera contestar en los próximos días a todos los mensajes de cariño que ha recibido.
A este respecto añadió que no le alcanzaba el corazón para «agradecer y abrazar» a todas las personas de Zaragoza y aficionados que le habían tratado «con tanto amor» durante todos sus años defendiendo la camiseta del club.
El rosarino comentó que los amigos que ha hecho en Zaragoza han hecho que se arraigue más en la capital aragonesa y que, con el paso de los años, se descubrió a sí mismo a través de la ciudad.
«Camino por las calles y la siento más mía por las experiencias y momentos vividos. La sencillez en la gente, la cercanía, gente honesta y valores con los que me siento identificados. Por eso he conectado tan bien», aseveró.
El guardameta indicó que comenzó a pensar en la retirada a raíz de la ultima lesión que sufrió: «Al principio de la temporada tuve la esperanza de jugar, quería volver pero lo fui barajando después de la última lesión que me fue mermando mentalmente».
Sin embargo, este hecho le supuso descubrir otra faceta de la que se siente orgulloso: conocer a los compañeros y dejar de pensar en sí mismo.
«Tengo la conciencia tranquila. Me voy feliz, nunca me traicioné y defendí los valores que me inculcaron en casa», agregó.
Álvarez, que a partir de ahora ocupará el cargo de responsable de Relaciones Institucionales del Real Zaragoza, indicó que todavía no sabe lo que espera en su nueva etapa ni se ha parado a pensarlo, pero que le gustaría transmitir «zaragocismo» a los nuevos jugadores que lleguen al club y verlo crecer y añadió que cree que van a llegar años «fenomenales».
«Espero seguir creciendo como persona, seguir ayudando. No sé lo que me espera pero lo afronto con mucha ilusión y con ganas de aprender y hacer las cosas bien», zanjó.
Criado futbolísticamente en Rosario Central, salió rumbo a España en 2008 para fichar por el Espanyol, donde permaneció hasta la campaña 2012-2013.
Ahí regresó a su país para jugar en el San Lorenzo, con el que conquistó en 2013 la Liga argentina y en 2014 la Copa Libertadores -la única en la historia del club azulgrana-.
Después militó en el Rayo Vallecano español, el Cerro Porteño paraguayo y en 2017 llegó al Zaragoza, club instalado en la Segunda División española y en el que ahora deja la práctica profesional del fútbol.
EFE.