Quito, 7 feb – Luisa González, la alfil del expresidente de Ecuador Rafael Correa (2007-2017), vuelve a personificar la esperanza del correísmo de retornar a gobernar el país tras ocho años alejados del poder y de ser la primera mujer ecuatoriana en ganar unas elecciones presidenciales.
González (Quito, 1977), una abogada con raíces campesinas en la costa ecuatoriana, se quedó a las puertas de conseguirlo en 2023, cuando se vio superada en la segunda vuelta de los comicios extraordinarios por el actual presidente, Daniel Noboa, quien ahora busca su reelección y vuelve a perfilarse como el mayor rival del correísmo.
Esta madre soltera de 47 años y con dos hijos, mujer de la absoluta confianza de Correa, aceptó el reto de buscar su particular revancha y volver ser la candidata de la Revolución Ciudadana que lidera el expresidente, quien está inhabilitado para ser candidato por la condena de ocho años de cárcel por cohecho que recibió en 2020 y él considera «lawfare».
Si bien nació de forma circunstancial en Quito cuando sus padres visitaban la capital, González se define como una «manaba auténtica», oriunda de la costera provincia de Manabí, donde creció en Canuto, una pródiga tierra agrícola donde también se forjan los «montubios» los recios campesinos de la costa.
Trabajó en el campo con su abuelo, quien le enseñó a templar su carácter, a montar a caballo, manejar el machete y realizar las duras tareas que se encomienda al montubio. Surgida de ese entorno rural y desafiante, González revindica con orgullo ser una mujer que ha logrado sola hacerse a sí misma y sacar adelante a sus hijos.
Religiosa
Con una fuerte convicción católica, del cuello de González cuelga un crucifijo y en su piel lleva tatuadas desde cuando era una veinteañera sendas rosas que simbolizan su compromiso con el Señor, una con un tallo formado por las palabras de un fragmento de la Biblia.
Sus posiciones contrarias a la despenalización total del aborto también le han costado críticas de colectivos de izquierda en su etapa como asambleísta.
González estudió en la Universidad Internacional del Ecuador, donde recibió el título de abogada, pero además tiene una maestría en Economía y Desarrollo en la Universidad Complutense de Madrid.
Es amante de la cocina manabita, una de las más preciadas de Ecuador, así como del deporte y los animales, al punto que en casa tiene dos perros.
Fiel a Correa
Se vinculó al correísmo desde el principio, cuando Rafael Correa empezaba su vida política y alcanzaba rápidamente la Presidencia de la República en 2007. Es fiel al exmandatario, del cual fue su coordinadora de Agenda Estratégica (2010), un puesto clave y cercano que le permitió entender los vericuetos del poder.
También se desempeñó como viceministra de Gestión Turística (2014), secretaria general del Despacho Presidencial (2015) y secretaria nacional de la Administración Pública (2017).
Ejerció de vicecónsul de Ecuador en Madrid (2011) y cónsul en Alicante (España) en 2017, además de secretaria general de la Intendencia de Compañías de Quito.
Tras concluir el mandato de Correa en 2017 se lanzó a la vida política activa y en 2021 fue elegida como integrante de la Asamblea Nacional (Parlamento), donde sostuvo una fuerte posición crítica contra el Gobierno del conservador presidente Guillermo Lasso (2021-2023), cuya salida anticipada llevó a las elecciones extraordinarias de 2023.
Su nombre comenzó a sonar justo después de que Lasso invocara la llamada «muerte cruzada», un mecanismo constitucional que le permitió disolver el Parlamento y llamar a nuevas elecciones para completar el periodo que no culminó (2021-2025).
Diego Borja, su «vice»
Tras las elecciones de 2023 se quedó como la presidenta de Revolución Ciudadana, lo que le dio fuerza para ser nuevamente la candidata presidencial frente a otros posibles aspirantes del correísmo como Paola Pabón, Augusto Verduga y Gustavo Jalkh.
En esta ocasión acompaña a González como candidato a vicepresidente Diego Borja, en lugar de Andrés Arauz, quien fuera el candidato presidencial del correísmo en 2021.
La Revolución Ciudadana apela a la estabilidad de la que gozaba Ecuador durante la década que gobernó Correa el país, al que la candidata presidencial quiere «revivir», como menciona repetidamente en sus intervenciones de campaña, lo que pasa en gran medida por aplacar la crisis de violencia que afecta al país por el auge de las bandas del crimen organizado.
EFE