San Antonio (EE.UU.), 10 feb – Después de más de un año de travesía, de cruzar la selva del Darién, lavar carros en Guatemala y limpiar vidrios en Ciudad de México, Luis Alberto Castillo recibió el mensaje que tanto esperaba: una fecha para entrar a Estados Unidos.
Un día antes de que Donald Trump asumiera la Presidencia —y pusiera fin a la aplicación ‘CBP One’, con la que Castillo consiguió su cita con migración— el venezolano se presentó ante las autoridades en la frontera con México. Las horas pasaban y su familia dejó de recibir noticias, hasta que su esposa recibió una llamada. «Me metieron preso. Es por los tatuajes».
Semanas después, su familia lo vio esposado en imágenes que EE.UU. compartió del primer grupo de migrantes enviados a la base militar de Guantánamo.
En sus primeras semanas en el poder, el Gobierno de Trump celebró la detención de miles de migrantes indocumentados, trasladando a algunos a Guantánamo bajo acusaciones de vínculos con el crimen organizado. La secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, los calificó como «lo peor de lo peor».
Sin embargo, los familiares de tres de los migrantes encarcelados en la isla cuentan a EFE otra historia. Aseguran que no fueron arrestados en las calles, sino que ya estaban bajo custodia en un centro de detención en Texas, algunos desde hace más de cinco meses. Niegan que pertenezcan al Tren de Aragua y los describen como hombres trabajadores que huyeron de la crisis en Venezuela.
«Es por los tatuajes»
Castillo tiene varios tatuajes, entre ellos una corona en el cuello y el logo de ‘Air Jordan’, símbolos que las autoridades estadounidenses han asociado con el Tren de Aragua. «Dicen que soy del Tren de Aragua (…) aquí todos los venezolanos están por lo mismo», se le escucha decir en un audio enviado a su esposa.
Trump ha calificado a este grupo criminal como terrorista y lo ha vinculado con los cientos de miles de migrantes venezolanos en el país.
Ronna Rísquez, investigadora especializada en la banda, explica a EFE que, aunque la presencia del Tren de Aragua en EE.UU. es real, se ha «exagerado para justificar acciones contra los migrantes venezolanos». Afirma además que los tatuajes no son un requisito de pertenencia a la organización.
En el primer mandato de Trump, la ONG ACLU demandó al Gobierno por detener a jóvenes migrantes bajo acusaciones de pandillerismo sin evidencia, usando tatuajes como único argumento.
Para Yajaira Castillo, hermana de Luis Alberto, la situación de su hermano es injusta: «Es inocente, humilde y trabajador. ¿Dónde está la sentencia que diga que es del Tren de Aragua?».
EFE no encontró antecedentes criminales de Castillo en EE.UU. y accedió a documentos que prueban que no tiene récord en Colombia o Venezuela.
De un centro de detención a Guantánamo
Otros dos migrantes trasladados a Guantánamo fueron detenidos por las autoridades migratorias bajo el mandato del expresidente Joe Biden (2021-2025).
Sus familias se enteraron del traslado por llamadas de otros detenidos y por imágenes en redes sociales. Hasta ahora, el Gobierno no ha dado información pública sobre los detenidos en la isla, y varias ONG han denunciado que están incomunicados.
«Están siendo muy reservados y opacos sobre lo que están haciendo», afirmó Zoe Bowman, abogada de la ONG Las Américas, que busca defender a los migrantes enviados a la isla. La organización no ha recibido información oficial sobre los vuelos a Guantánamo.
El Gobierno de EE.UU. sostiene que «seguirán el estado de derecho» y garatinzarán que «todos los inmigrantes ilegales reciban el debido proceso», indicó un funcionario del Departamento de Seguridad Nacional a EFE.
Michel Durán sintió un vacío en el pecho al ver la foto de su hijo Mayfreed, de 21 años, esposado y subiendo a un avión militar. Desde hace días no tiene comunicación con él y asegura que es un joven sano. «¿Por qué no lo investigan? Para que vean que no tiene nada que ver con ningún Tren de Aragua», dice.
Mayfreed ha estado detenido desde julio de 2023, cuando se presentó a su cita en la frontera. Había intentado entrar dos veces antes y fue expulsado. Durante su detención, tuvo un altercado con los guardias en una huelga de hambre y fue acusado de agredir a un agente, pero el caso fue desestimado, según documentos judiciales.
Bowman indica que la mayoría de los migrantes enviados a Guantánamo son venezolanos que llevan meses detenidos debido a la falta de vuelos de deportación.
Estefani (nombre ficticio para ocultar su identidad) se enteró de que su hijo Luis (nombre ficticio) había sido enviado a Guantánamo por la llamada de un compañero del centro de detención en Texas.
Con 25 años, lleva varios tatuajes, incluyendo una navaja, símbolo de su profesión: es barbero desde los 13 años. «Le apasiona su trabajo. Es un muchacho tranquilo, respetuoso», asegura su madre.
Alejandra Arredondo
EFE