Bogotá, 18 feb – La filósofa colombiana y divulgadora de historia Diana Uribe considera que los derechos sociales y la democracia están en peligro en el mundo por el retroceso que supone el avance de corrientes extremas como la del nuevo gobierno estadounidense.
Uribe acaba de publicar su nuevo libro, ‘Mujeres a través de la historia’, con el sello de Aguilar, a propósito del cual explica en una entrevista con EFE que, en materia de derechos, en especial los femeninos, «hemos avanzado muchísimo y hemos avanzado también en el relato», pero «ahorita puede haber un retroceso grande».
«Los derechos (…) siempre hay que reivindicarlos porque en cualquier momento se pueden perder», dice, y agrega que «el libro salió en un momento muy importante porque cuando hay toda esta amenaza a los derechos, a la democracia, cuando todo esto se puede echar atrás, es muy importante recordar que estos derechos sí existen».
En ese sentido Uribe señala: «Cuando Trump dice que hay dos géneros -hombres y mujeres- entonces todo lo que se ha trabajado por los derechos de las personas a poder determinar su vida y su cuerpo y que eso no determine su rol en la sociedad quedan en peligro porque se acaban los mecanismos que impiden la discriminación laboral».
«No reconocer la diversidad sexual es gravísimo porque los derechos permiten que tú puedas trabajar y laborar de acuerdo con quien tú quieras ser y no supeditan tus oportunidades laborales a tu género», agrega.
La voz de la historia
Uribe, que también ha publicado ‘Historia de las civilizaciones’, ‘Historia de las independencias’, ‘Revoluciones’, ‘Brújula para el mundo contemporáneo’ y ‘Contracultura’, agrega que con su nuevo libro, de 400 páginas y complementado con 13 horas de audio, «quería encontrar una serie de patrones culturales de cómo ha sido la representación de lo femenino y de lo masculino en diferentes momentos de la historia».
«Otra cosa que es muy importante es la multiculturalidad, la idea de trabajar muchas culturas, de trabajar culturas americanas, mesoamericanas, japonesas, coreanas, de América Latina», explica sobre esta investigación en la cual participaron su hija Alejandra Espinosa Uribe y los historiadores María Emilia Gouffray, Sybil Sanabria y José Arturo Jiménez.
Uribe, conocida también por sus programas sobre historia, primero en la radio y luego en su propio podcast, señala que otro objetivo del libro era «cubrir un espectro mucho más amplio y que no fuera solamente eurocéntrico o solamente de Estados Unidos» porque «la historia de las mujeres viene de muy atrás y de muchas sociedades».
«Cuando te hablan de la historia universal en realidad te están hablando de la historia europea, y la Edad Media sucedió en Inglaterra, Francia, Alemania, Italia, porque España era el Califato de Córdoba, entonces una historia particular de los pueblos se vuelve un relato universal y en ese relato universal quedan escondidas todas las cosas que no forman parte de ese relato», afirma.
De diosas a esclavas
‘Mujeres a través de la historia’ aborda desde «el reino de lo sagrado y sus arquetipos» con las diferentes diosas de la antigüedad, hasta los diferentes roles femeninos en el mundo: cazadoras, esclavas, monjas, revolucionarias, locas y malvadas, sirvientas, proletarias, ciudadanas, sindicalistas y amas de casa, e incluso hechiceras y curanderas.
«El libro empieza a mostrar cómo había una gran cantidad de deidades femeninas, cómo había una representación sagrada de lo femenino a partir de la fertilidad y de la vida, y cómo fue así durante el tiempo de cazadores y recolectoras y durante las primeras épocas de la cultura cuando eran diosas importantes de las cosechas», explica.
Luego, «el patriarcado va llegando con los pueblos ganaderos, con el establecimiento de jerarquías y propiedades», dice Uribe, y añade que «a medida que las sociedades se van haciendo guerreras se van cambiando los arquetipos».
«Entonces, las diosas ya no son las que crean el universo con su cuerpo, sino los hombres los que crean el universo con su palabra. Empieza a haber primero un desplazamiento y luego un cambio de perfil», añade.
En ese ejercicio de dominación «el papel de la mujer se va subordinando», pues pasan a ser esposas e incluso se les da el carácter de «perversas» y, «por último, las van a sacar de todos los relatos cuando la narrativa del patriarcado se va imponiendo», indica la autora.
«Esto ha sido una cantidad de luchas de madres y de hijas por construir relatos que hagan posible que nuestra vida no se subordine a otros elementos de poder. Y eso es una construcción permanente y no es una construcción solamente nuestra, es una construcción de una cantidad de comunidades marginadas también», concluye.
Jaime Ortega Carrascal
EFE