Buenos Aires, 11 de marzo de 2025.- Un eventual acuerdo comercial entre Argentina y Estados Unidos es un desafío difícil de concretar, por estar sujeto a decisiones geopolíticas y económicas muy complejas, más allá de la circunstancial sintonía entre Javier Milei y Donald Trump.
En un escenario global convulsionado por la guerra comercial desatada por Trump, Buenos Aires y Washington coquetean y airean su entendimiento, pero no han sido claros sobre su nivel de ambición.
El Gobierno argentino ha hablado tanto de un tratado de libre comercio (TLC) como de un «acuerdo de reciprocidad» arancelaria, mientras que Trump se ha mostrado dispuesto a analizar «cualquier posibilidad» con Milei, a quien calificó como un «gran líder».
Según datos oficiales, Estados Unidos es el principal inversor extranjero en Argentina y el segundo mayor destino de los productos del país suramericano, después de Brasil, con colocaciones que en 2024 ascendieron a 6.395 millones de dólares, un 8 % de las exportaciones totales de Argentina.
En cambio, del total de las exportaciones estadounidenses en 2024 apenas el 0,30% tuvo como destino Argentina, con envíos por 6.163 millones de dólares.
Juego de intereses
Para Lisandro Mogliati, consultor en negocios internacionales y profesor universitario de comercio exterior, es difícil imaginar desgravaciones arancelarias mutuas dado que Argentina y Estados Unidos son economías competitivas más que complementarias, principalmente en el sector agroexportador.
El experto dijo a EFE que, a lo sumo, Estados Unidos podría tener algún interés relativo a acuerdos en sectores estratégicos, como hidrocarburos y minería.
«Del lado de Argentina, el interés por un acuerdo responde más a un posicionamiento político de Milei que a una evaluación económica de su potencial», sostuvo Mogliati, para quien solo algunos sectores argentinos -miel, carnes y vinos- podrían beneficiarse con un TLC.
La investigadora y experta en relaciones internacionales Florencia Rubiolo recordó que el gigante norteamericano no ha firmado nuevos TLC desde 2012 y señaló que ésta no es una prioridad para Washington, lo que «plantea un primer obstáculo a la aspiración» de Milei.
«Además, se encuentran en vigor numerosas trabas a las exportaciones argentinas, una de las principales sobre el biodiesel, que data del primer Gobierno de Trump. Un TLC con Argentina hoy sería contradictorio con la política comercial actual de Estados Unidos», remarcó Rubiolo, directora de Insight 21, central de conocimiento de la Universidad Siglo 21.
¿Romper con Mercosur?
Más allá de que los tiempos para negociar podrían exceder los mandatos de Trump y Milei, otro condicionante para un acuerdo es la pertenencia de Argentina al Mercosur, el bloque fundado en 1991 por también Brasil, Paraguay y Uruguay, y cuyas normas vertebran el comercio en la región.
La normativa del Mercosur impide a los países miembros negociar acuerdos comerciales con otros mercados de manera independiente y no como bloque.
Una flexibilización a esa norma ha sido infructuosamente discutida por años en el Mercosur, donde las decisiones se toman por consenso y no por mayoría. Por eso, un acuerdo en este sentido es improbable dado el actual escenario de división política en el bloque.
«Ni las condiciones de integración económica de Argentina, ni la orientación de la política comercial de Estados Unidos permiten pensar hoy en la posibilidad real de la firma de un TLC», indicó Rubiolo.
Días atrás, Milei aseveró que para aprovechar la «oportunidad histórica» de un acuerdo con Washington «es necesario estar dispuesto a flexibilizar o, incluso, llegado el caso, a salir del Mercosur», una ruptura que difícilmente contaría con un amplio aval político y empresarial en Argentina.
«Hay una imposibilidad fáctica para un acuerdo porque no veo viable que Argentina se salga del Mercosur debido a todas las implicancias que ello conllevaría y porque no hay consenso de todos los sectores para romper con el Mercosur, más allá de las falencias que tenga el bloque», consideró Mogliati.
EFE