Islamabad, 12 de marzo de 2025.- El aumento de los ataques de separatistas baluchis en la conflictiva provincia paquistaní de Baluchistán, donde el martes secuestraron un tren con 400 pasajeros, ha socavado los intereses que China tiene en Pakistán, que alberga inversiones chinas cruciales para la iniciativa de la Franja y la Ruta.
El último de ellos tuvo lugar ayer cuando el Ejército de Liberación de Baluchistán (BLA) atacó y se apoderó del tren de pasajeros Jaffar Express, en el que viajaban 400 personas. A bordo se encontraban decenas de efectivos de las fuerzas de seguridad paquistaníes, según los insurgentes, a quienes tomaron como rehenes.
Además de este secuestro, que desató un enfrentamiento que aún sigue en pie, mientras 190 pasajeros han sido rescatados, los ataques de los separatistas baluchis también han tenido a los trabajadores chinos en suelo paquistaní entre sus principales objetivos.
Los atentados contra sus ciudadanos han ocasionado llamadas de atención de Pekín a Islamabad, y Pakistán creó recientemente una división de seguridad especial para proteger a los 20.000 trabajadores chinos empleados en proyectos del Corredor Económico China-Pakistán (CPEC, en inglés), que es financiado por Pekín y está valorado en 65.000 millones de dólares.
Catorce ataques que preocupan a Pekín
Una veintena de ciudadanos chinos han muerto y 34 han resultado heridos en catorce ataques sucedidos desde 2021, según la Autoridad Nacional Antiterrorista de Pakistán (NACTA).
Expertos sugieren que estos ataques parecen formar parte de una estrategia calculada para socavar los intereses de Pekín en Pakistán, especialmente en Baluchistán, donde los separatistas acusan a ambos gobiernos de extraer sus ricos recursos naturales sin que la población local perciba beneficios.
«Estos ataques, en el pasado, afectaron a la velocidad y a la ejecución de proyectos, e informes indican que China podría reducir las inversiones futuras si la situación de seguridad se deteriora aún más», dijo a EFE Azeem Khalid, experto en relaciones entre Pakistán y China.
La formación de un frente armado unificado, anunciado el pasado 2 de marzo por el BLA y otros grupos baluchis como el Frente de Liberación de Baluchistán (BLF), la Guardia Republicana Baluche (BRG) y el Ejército Revolucionario Sindhudesh (SRA), supone nuevas amenazas para la seguridad.
A medida que crece la frustración por la violencia armada, Pekín presiona a Islamabad para que permita que su propio personal de seguridad brinde protección a los trabajadores chinos en este país, pero ese despliegue plantearía cuestiones delicadas sobre la soberanía de Islamabad.
Khalid también considera que «a Estados Unidos nunca le gustaría una presencia militar regular de China en Pakistán, y Pakistán no puede simplemente ignorar los intereses de Estados Unidos en la región».
En noviembre de 2024, el embajador chino en Pakistán, Jiang Zaidong, se pronunció públicamente contra las amenazas a la seguridad de los ciudadanos chinos en este país, calificándolas de «inaceptables».
Según explicó el experto en seguridad Amir Rana a EFE, las autoridades chinas «han presentado oficialmente una queja relativa a que Pakistán necesita abordar sus preocupaciones» sobre la seguridad de sus trabajadores.
Más allá de la seguridad
Los problemas de seguridad no son la única fuente de preocupación para los chinos en Pakistán. Algunos trabajadores han denunciado haber sido objeto de acoso y extorsión por parte de la policía local.
En una petición presentada a un tribunal el pasado enero por varios inversores chinos, advirtieron que abandonarían el país si no se tomaban medidas.
«Desde el aeropuerto hasta sus residencias, los inversores chinos han recibido peticiones de sobornos por parte de la policía», explicó a EFE el abogado de los afectados, Rahman Mehsud.
En este marco, tres inversoras chinas se vieron obligadas a regresar a su país después de sufrir faltas de respeto en un centro de exposiciones en Karachi, según el abogado.
Todo esto podría acabar debilitando los vínculos entre ambas naciones, aunque expertos sugieren que China jamás acabaría por cortar de raíz sus proyectos.
«Los profundos vínculos entre las dos naciones sugieren que una retirada total es improbable, aunque China podría cambiar el foco hacia regiones más seguras o rutas alternativas para su iniciativa de la Franja y la Ruta si persisten los riesgos», agregó a EFE Khalid.
Más allá de la situación de los desplazados chinos, algunos proyectos de Pekín en Pakistán, como el crucial Aeropuerto Internacional de Gwadar que fue inaugurado el pasado enero, y que se ubica en el corazón de los intereses de China, no han tenido el rendimiento inicialmente esperado.
El aeropuerto, cuyo costo estimado fue de 240 millones de dólares y es el más grande de Pakistán, sólo recibe tres vuelos nacionales por semana, según un funcionario que pidió no ser identificado.
Amjad Ali
EFE