Kinsasa, 3 may – El Parque Nacional de Virunga, el más antiguo de África y Patrimonio de la Humanidad de la Unesco, ha cumplido cien años en el este de la República Democrática del Congo (RDC), pese a desafíos como el conflicto de los grupos armados que operan en ese espacio, la deforestación o la caza furtiva.
Originalmente llamado Parque Nacional Alberto, Virunga fue creado el 21 de abril de 1925 en la actual RDC por decreto real de Bélgica, entonces potencia colonizadora.
«La idea, en aquel entonces, era mantener la naturaleza bajo control y evitar cualquier forma de intervención humana», afirmó Jean-Pierre d’Huart, excurador científico de Virunga y coeditor de un libro dedicado al centenario del parque, en declaraciones recogidas esta semana por el medio especializado Mongabay.
Con una superficie de unos 7.800 kilómetros cuadrados en el valle del Rift Albertino y fronterizo con Ruanda y Uganda, el parque alberga dos volcanes activos (Nyiragongo y Nyamuragira), dos grandes lagos (Kivu y Eduardo) y más de 3.000 especies de fauna y flora.
Considerado uno de los espacios naturales con más biodiversidad del planeta, Virunga -Patrimonio de la Humanidad de la Unesco desde 1979- es también hogar de una cuarta parte de la población mundial de los gorilas de montaña, una especie en peligro de extinción.
Este tesoro natural vive desde hace veinte años la amenaza de los grupos armados, incluido el poderoso Movimiento 23 de Marzo (M23), apoyado por la vecina Ruanda, que desde el pasado enero ha ocupado numerosos territorios en las provincias de Kivu del Norte y Kivu del Sur en una escalada del conflicto con el Ejército congoleño que ha provocado el riesgo de una guerra regional.
Estos grupos rebeldes controlan gran parte del parque, pugnan por sus ricos recursos naturales (minerales, carbón, madera, pesca, caza furtiva), que generan millones de dólares, y su violencia ha acelerado la pérdida de masa forestal.
A pesar de la inseguridad, Virunga «ha mantenido la mayor parte de la biodiversidad, salvo el crokuta, una especie de perro salvaje que no se ha visto desde 1940», comentó a EFE el director de comunicación del Instituto Congoleño para la Conservación de la Naturaleza (ICCN), Dieudonné Sidia.
Inseguridad y 300 guardabosques muertos
«También se capacita a personal experimentado, que resiste los ataques armados al parque a pesar de que en el mismo han muerto 300 guardabosques» a manos de grupos armados y cazadores furtivos, subrayó Sidia.
El propio director del parque, el conservacionista y antropólogo belga Emmanuel de Merode, sobrevivió a un intento de asesinato en 2014, cuando conducía por una carretera próxima al parque, sufrió una emboscada y recibió varios disparos en el pecho y el abdomen.
La inseguridad hace del parque un lugar casi inaccesible para los turistas, lo que se traduce en una enorme pérdida de ingresos.
«Cerramos el turismo en el Parque Nacional de Virunga hace unos años debido a la presencia de grupos armados», señaló Sidia.
La violencia también tiene un impacto negativo en las especies y los ecosistemas del parque, aunque «todavía no ha perdido especies en grandes cantidades», apuntó el director de comunicación.
En el lago Eduardo, subrayó, «los grupos armados, para alimentarse y comerciar, practican una pesca clandestina que no respeta las normas y que muchas veces es la base de la destrucción del ecosistema acuático».
Pese a los desafíos, el parque, que recibe ayudas de donantes como la Unión Europea (UE), se ha convertido en una palanca de desarrollo en las últimas décadas para las comunidades vecinas.
La Fundación Virunga, responsable de la gestión del parque, ha construido tres centrales hidroeléctricas, creando miles puestos de trabajo y fomentando el surgimiento de más empresas en sus alrededores.
El parque, de hecho, suministra el 70 % de la electricidad que consume Goma, estratégica capital de Kivu del Norte tomada en enero pasado por los rebeldes del M23.
«Debemos ver a Virunga como un símbolo de resiliencia, reconstrucción y visión de futuro. Este parque no se trata sólo de animales. Sus ecosistemas contribuyen directamente al bienestar de la población congoleña», afirmó esta semana De Merode en comentarios publicados por el portal informativo Africa News.
Para celebrar el centenario, el parque ha fabricado miles de gorilas de chocolate artesanal elaborado con un 63 % de chocolate negro procedente de cacao de alta calidad cultivado por pequeños agricultores de la región colindante con el parque.
Esos chocolates, que se venderá en Europa ofrecen, según los responsable del parque, «una deliciosa forma de apoyar el área protegida más antigua y con mayor biodiversidad de África y a los dedicados guardabosques que la protegen, a la vez que honran al emblemático gorila de montaña que habita su selva tropical».
por Prince Yassa
EFE