Washington, 6 mayo de 2025.– La deuda global se elevó en el primer trimestre a los 324,3 billones de dólares, 7,5 billones más que hacen que supere el anterior récord de 324 billones alcanzado en el tercer trimestre de 2024, indicó este martes el Instituto de Finanzas Internacionales (IIF).
La organización precisó en su informe «Monitor de deuda global» que China, Francia y Alemania fueron los principales impulsores de ese incremento.
En los mercados maduros el endeudamiento se situó en 217,7 billones, mientras que en los emergentes la cifra llegó a los 106,5 billones. Solo China supuso 2 billones de los 3,5 billones de aumento experimentado en estos últimos.
El IIF precisó que aunque la relación entre la deuda global y el producto interior bruto (PIB) cayó por cuarto trimestre consecutivo hasta quedarse en cerca del 325 %, esto se debió principalmente a la situación en los mercados maduros.
En los emergentes ese porcentaje alcanzó un nuevo récord del 245 % en el primer trimestre, una subida que se atribuye a una aceleración de la acumulación de la deuda gubernamental en China y al hecho de que el ratio deuda global-PIB en el país asiático superó el 90 %, 30 puntos más que en 2019.
El IFF detalló que la deuda global se situó de enero a marzo en 65,3 billones en los gobiernos de los mercados maduros y en 31,7 billones en los de los emergentes, mientras que la de los hogares llegó respectivamente a los 40,6 y 19,8 billones y la del sector financiero a 58,8 billones en los mercados emergentes y a 14,1 billones en los emergentes.
El IIF, que cuenta con 400 miembros en más de 60 países y se define como la asociación global del sector financiero, indicó que es probable que los recortes de tipos previstos por la Reserva Federal, junto con las continuas medidas de apoyo del Banco Central Europeo y el Banco Popular de China, faciliten un mayor ritmo de acumulación de deuda.
Sin embargo, se espera que la mayor parte de esta acumulación se concentre en el sector público.
La organización apuntó que si la incertidumbre originada por la guerra arancelaria persiste, la política fiscal podría tener que volverse cada vez más expansiva, especialmente en países con fuertes vínculos comerciales con EE.UU..
En su opinión, esto sería especialmente probable si las negociaciones comerciales fracasan y los gobiernos se ven obligados a intervenir para amortiguar las consecuencias económicas de la escalada de las tensiones comerciales y provocaría una nueva ola de acumulación de deuda pública en los países afectados.
El IIF puso además en su punto de mira la trayectoria de la deuda pública estadounidense. Con la extensión de las reducciones de impuestos prevista por la Administración de Donald Trump es probable que el aumento previsto en la emisión de bonos del Tesoro tenga un efecto de gran alcance en los mercados globales de deuda y crédito, dada la condición del dólar como moneda de reserva.
Si dichas disposiciones se extendieran indefinidamente sin medidas de movilización de ingresos, como aranceles, la deuda pública estadounidense podría aumentar desde su nivel actual, de alrededor del 100 % del PIB, hasta casi el 130 % para 2034 y más del 180 % para 2044.
No gravar las propinas y las horas extra podría hacer que el gobierno estadounidense necesitara tomar prestados 7,2 billones adicionales en los próximos 10 años.
El IIF incide en la guerra arancelaria lanzada por Trump y recuerda que su arancel «universal» del 10 % podría generarle a EE.UU. alrededor de 1,7 billones para 2034, cubriendo solo cerca del 20 % del aumento proyectado en las necesidades de endeudamiento público. Dicho arancel, no obstante, podría en última instancia reducir los ingresos públicos si desencadena represalias.
EFE