Barcelona (España), 10 de julio de 2025.- Un estudio liderado por el español Instituto de Investigación del Hospital del Mar identificó las ‘semillas’ de la metástasis del cáncer de mama, unas proteínas que favorecen la supervivencia de las primeras células malignas que colonizan nuevos órganos.
El descubrimiento de la función de estas proteínas, las TIM-3, abre la puerta a diseñar tratamientos para bloquear su acción y prevenir la metástasis antes de su aparición clínica, es decir, antes de que haya síntomas o se pueda detectar, informó el Hospital del Mar.
La investigación fue publicada en la revista Cancer Cell y contó con la participación de científicos del Hospital del Mar y del Grupo Español de Investigación en Cáncer de Mama (GEICAM).
Los científicos ya conocen la molécula TIM-3 por sus funciones en la modulación del sistema inmunitario y existen fármacos orientados a su inhibición.
Sin embargo, es la primera vez que se identifica la función de TIM-3 en las células más agresivas iniciadoras de metástasis, las ‘semillas’ que colonizan nuevos órganos, señaló el Hospital el Mar en un comunicado.
El momento de la llegada al nuevo órgano es fundamental pero poco conocido, porque no hay manifestaciones clínicas ni técnicas que permitan investigarlo.
A pesar de ello, los investigadores pudieron estudiarlo a través de un modelo de ratón y lograron describir el papel clave de TIM-3 en la supervivencia de las primeras células tumorales que arraigan en los órganos afectados.
Los investigadores observaron que, cuando las primeras células tumorales llegan al nuevo órgano, la TIM3 les permite que puedan suprimir el sistema inmunitario del cuerpo, que debería destruirlas.
El momento crítico de la colonización
Así, las células colonizadoras se aseguran su supervivencia en un momento crítico, puesto que son aún pocas las recién llegadas al nuevo órgano.
«Se trata de una fase de vulnerabilidad de la enfermedad, ya que quedan pocas células y, si entendemos qué pasa y somos capaces de erradicarlas, dispondremos de una gran oportunidad para evitar la metástasis clínica, que es la fase peligrosa de la enfermedad», explicó el investigador del Mar y GEICAM Toni Celià-Terrassa, que firma el estudio.
El estudio abre la puerta a diseñar nuevas terapias o usar fármacos ya existentes que bloqueen la acción de esta proteína, para evitar la aparición de nuevos tumores.
En paralelo a la investigación con ratones, los científicos comprobaron en una cohorte de pacientes del Hospital del Mar que aquellas pacientes con tumores con niveles altos de TIM-3 tenían más riesgo de metástasis y de mal pronóstico.
Así, «tener herramientas para estas pacientes de alto riesgo, como las que son TIM3 positivo, puede permitir aplicarles una terapia anti-TIM-3 después de cirugía para evitar la posterior recaída y prevenir la metástasis”, declaró Celià-Terrassa.
Los investigadores consideran que habría que aplicar el tratamiento antes de la aparición de la metástasis, pues cuando ya se ha producido la enfermedad es más difícil de controlar y TIM-3 deja de tener la misma relevancia.
Pero antes habría que desarrollar ensayos clínicos pertinentes que validen la posibilidad de utilizar tratamientos existentes para inhibir esta proteína en las células portadoras de TIM-3, antes y después de la cirugía.
EFE