Gustavo Marulanda es uno de los líderes estudiantiles más recordados de las universidades públicas de Medellín. Sus luchas y reivindicaciones dentro del mundo universitario hacen que hoy, a 20 años de su asesinato, sea recordado por muchos.
Desde sus inicios en la universidad, Gustavo Marulanda se perfiló como un líder que reunía distintas voces del movimiento universitario. Esto poco a poco le empezó a hacer ganar reconocimiento tanto dentro como fuera de la universidad, pero de la misma manera sus enemigos empezaron a emerger.
Marulo, como le decían las personas cercanas a él, estudiaba Filosofía a sus 33 años, y llegó hasta séptimo semestre antes de que lo asesinaran. También fue coordinador de la mesa de relaciones externas del Comité de estudiantes, y tuvo múltiples apariciones en medios de comunicación para hablar en nombre de las organizaciones estudiantiles.
Los finales de los 90´s fueron una época turbulenta en la Universidad de Antioquia, pues se decía que estaba infiltrada por grupos al margen de la Ley. Esta fue una de las luchas de Marulanda, quien sacó la cara varias veces para decir que las organizaciones estudiantiles y sociales dentro de la universidad no estaban infiltradas.
En una ocasión incluso rechazó lo que algunos medios de comunicación como El Colombiano y Revista Semana habían publicado sobre la universidad, que esta se había convertido en un escenario de conflicto armado con distintas partes involucradas.
Marulanda negó cualquier confrontación armada, y explicó que lo que se veía dentro de la universidad eran debates de carácter ideológico y político, pero no bélico. La ocurrencia de estos debates, argumentaba Marulanda, no significaba que los estudiantes hicieran parte de algún grupo al margen de la Ley y que tuvieran listo el fusil para ir al combate. “Por eso, por pensar distinto y dar una opinión nos están acusando de guerrilleros”, dijo Marulanda en aquel momento.
Incluso, días antes de su muerte, Marulanda había hecho una invitación dentro de la universidad para que el centro de estudios fuera un lugar de convivencia y debate racional, y no un escenario para los grupos armados.
A partir de esto Marulanda fue reconocido ya no solo de manera positiva. En forma recurrente comenzó a aparecer en distintos comunicados de grupos paramilitares que lo tildaban de un delincuente y lo amenazaban de muerte. El nombre de Marulanda y otros líderes estudiantiles comenzó a encabezar los panfletos de los paramilitares como guerrilleros.
La época que referimos logró que se esparciera una generalización sobre los estudiantes de la Universidad de Antioquia: solo portar el carné ya valía para ser tildado de guerrillero. Muchos estudiantes sufrieron por todo esto, y algunos de quienes se vieron amenazados optaron por abandonar no solo la universidad sino el país.
Pero Gustavo Marulanda no. Él no se fue a pesar de las amenazas, y se quedó en la universidad también denunciando a los grupos paramilitares que tenían azotada a la población universitaria.
Las amenazas venían de un grupo que se llamaba Autodefensas Unidas de la U. de A, quienes se dice que respondían directamente al jefe paramilitar Carlos Castaño. Una anécdota sobre esto es que el rector de la universidad por ese entonces, Jaime Restrepo Cuartas, tuvo una entrevista con el mismo Carlos Castaño para discutir sobre la difícil situación que se vivía dentro de la universidad. Esto sucedió apenas unos días después del asesinato de Gustavo Marulanda.
El nombre de Gustavo apareció junto a otros 6 líderes estudiantiles en un panfleto que los amenazaba una vez más de muerte. Marulanda, en lugar de huir, continuó con la denuncias contra los grupos paramilitares.
El 7 de agosto de 1997 Marulanda fue asesinado en las inmediaciones del claustro de la Universidad de Antioquia. Cinco sicarios que luego se identificarían como miembros de las Autodefensas de la U. de A se encargaron del homicidio.
En el momento se justificó su asesinato con la supuesta vinculación entre organizaciones estudiantiles y grupos guerrilleros. Según los paramilitares, Marulanda era el líder del ELN dentro de la universidad, y poco antes de su asesinato había mandado a matar a un trabajador de la universidad. Esa fue la excusa para matarlo.
Hoy, 20 años después, su memoria no se olvida, y la cara que está en un mural de la Universidad de Antioquia tampoco se borra de muchos corazones que llevan a Gustavo con ellos.