Las disidencias de las FARC no son una guerrilla sino bandas criminales en expansión a las que no se podrá derrotar mientras tenga el apoyo del régimen de Nicolás Maduro en Venezuela, según un informe publicado este martes en Bogotá por el centro de investigación del crimen organizado InSight Crime.
«En el corto plazo de este gobierno vemos una expansión lenta pero gradual de la exFARC mafia. No vemos la reconstrucción de un ejército guerrillero, pero sí vemos una federación criminal al tipo de los gaitanistas (herederos del paramilitarismo), al servicio del narcotráfico», afirmó Jeremy McDermott, director de la entidad.
McDermott afirmó en la presentación del informe «Ex-FARC Mafia: Crónica de una amenaza anunciada» que a los disidentes no los motiva una ideología como a la antigua guerrilla sino el dinero producido por crímenes como el narcotráfico, la minería ilegal y la extorsión.
De esta forma delinquen también bandas criminales como el Clan del Golfo, que se hace llamar Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC) y que nació de la desmovilización de las paramilitares Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) en 2006.
El Gobierno colombiano y la antigua guerrilla de las FARC, ahora convertida en partido político, firmaron un acuerdo de paz hace tres años después de las negociaciones en La Habana, aunque algunos combatientes no se adhirieron a lo pactado y continuaron delinquiendo bajo el nombre FARC.
EL MOTOR DE LA ILEGALIDAD
El Observatorio Colombiano de Crimen Organizado de InSight Crime detalló en su informe que los cultivos de coca y marihuana, así como la extorsión y la extracción ilegal de oro se convirtieron en el motor de las disidencias «para reconstruirse como fuerza nacional».
«Hay una cosa preocupante y es la plata. Hay mucha plata. Colombia está produciendo más cocaína que nunca, el oro tiene muy buen precio internacionalmente y hay más que suficientes recursos no solo para obtener sus recursos actuales, sino para duplicar sus números y la capacidad de reconstruir una red nacional», afirmó McDermott.
Según el informe, en el Pacífico colombiano hay cultivadas con coca más de 61.000 hectáreas, principalmente en Nariño (41.903) y Cauca (17.117), mientras que en Norte de Santander, en la frontera con Venezuela, hay 33.597 hectáreas.
Entre tanto, la minería ilegal se desarrolla en departamentos fronterizos con Brasil como Vaupés, Amazonas y Guainía, donde un grupo disidente de las FARC que se hace llamar «Frente Acacio Medina» puede llegar a obtener 180 millones de pesos (unos 52.000 dólares) mensuales por la extracción de minerales.
INJERENCIA VENEZOLANA
En opinión de McDermott, para enfrentar a los disidentes y a otros grupos armados que delinquen en la porosa frontera de 2.219 kilómetros es necesario que el régimen de Nicolás Maduro deje de apoyarlos, pues de lo contrario «va a ser casi imposible para el Estado colombiano derrotar y desmantelar esos grupos».
«Hoy en día es imposible dividir el futuro de la exFARC mafia y la situación en Venezuela. Es imposible derrotar y desmantelar la exFARC mafia mientras este régimen en Venezuela esté apoyando a los grupos colombianos en su territorio», afirmó el director.
Para el experto, en ese país las disidencias de las FARC e incluso la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) tienen un «santuario» en el que dominan la minería ilegal, el contrabando de armas y gasolina e incluso reclutan menores.
Según el informe, varias estructuras lideradas por GeŽner GarciŽa Molina, alias «Jhon 40», y por otro hombre identificado con el alias de «Jhon Milicias» delinquen en los estados venezolanos de Zulia, Táchira, Mérida, Barinas, Guárico, Apure, Amazonas y Bolívar.
DIVISION DE DISIDENCIAS
McDermott dividió en tres los grupos de disidentes de las FARC en el país y los cuales considera que será «muy difícil» que se reúnan bajo una sola orden de disciplina y trabajarán «conjuntamente cuando están los intereses económicos y criminales».
El primero de ellos y el más grande es el liderado por Miguel Botache, alias «Gentil Duarte», uno de los primeros exjefes de las FARC que se apartó de los acuerdos y que actualmente tiene bajo su mando 12 frentes en Arauca, Vichada, Guainía, Meta, Guaviare, Vaupés, Amazonas, Caquetá, Putumayo, Nariño, Cauca y Antioquia.
A este grupo le sigue el de Luciano Marín, alias «Iván Márquez», quien fue el jefe negociador de las FARC en La Habana y que en agosto pasado anunció su regreso a las armas junto a otros líderes como Seuxis Pausias Hernández, «Jesús Santrich», y Hernán Dario Velásquez, «El Paisa», con los que delinque en Norte de Santander y Huila.
Por último, se encuentran «exFARC independientes» que se dedican exclusivamente al narcotráfico en departamentos como el Cauca y Nariño, donde han logrado alianzas con carteles mexicanos.
Esa deriva coincide con lo pronosticado por Rodrigo Londoño, último líder en armas de las FARC, quien en una entrevista con Efe aseguró que lo que mueve a los disidentes es «la plata fácil».
EFE