La emblemática ciudad brasileña de Río de Janeiro encendió nuevamente las luces de su tradicional árbol flotante de Navidad, el mayor de este tipo en el mundo, con un espectáculo de música y juegos pirotécnicos que dieron inicio este sábado a las fiestas decembrinas en la «cidade maravilhosa».
La imponente estructura metálica de 70 metros de altura se iluminó en un juego de luces multicolor sobre la laguna Rodrigo de Freitas, uno de los lugares más icónicos en la zona sur de Río de Janeiro.
La colorida iluminación estuvo acompañada de un espectáculo de música y juegos pirotécnicos que se extendió por siete minutos ante la mirada atónita de cientos de espectadores que asistieron al acto de inauguración en la «lagoa».
Con una altura equivalente a un edificio de 24 pisos, el gigantesco árbol de Navidad requirió de once plataformas para erigirse sobre el agua y de 900.000 bombillos LED para ser iluminado.
Diferentes combinaciones de luces permiten que el árbol presente ocho fases escenográficas distintas, un espectáculo que podrá verse todas las noches hasta el próximo 6 de enero.
Además de la gigantesca estructura, los organizadores dispusieron de otros espacios en los que el público puede interactuar.
Uno de los más llamativos es una instalación que funciona con energía generada por bicicletas y que al activarse muestra ilustraciones LED que representan lugares emblemáticos de la ciudad.
La inversión total de esta atracción navideña fue de 13.600 millones de reales (unos 3.317 millones de dólares), de los cuales la Alcaldía aportó el 19 % y el resto fue financiado por la compañía distribuidora de energía Light.
El mayor árbol flotante de Navidad, una de las principales atracciones de la ciudad, se prendió por primera vez en 1996 pero, tras su ruptura en dos por una fuerte ventisca en 2015, apagó sus luces en 2016 y 2017 debido a la crisis económica que atingió entonces a Río de Janeiro, y de la que aún no logra recuperarse por completo.
La atracción navideña de la «cidade maravilhosa» volvió a encenderse en diciembre del año pasado con 15 metros menos de altura, retomando una tradición carioca de más de 20 años.
EFE