Las autoridades de Filipinas elevaron hoy a siete el número de muertos en el terremoto de magnitud 6,8 que sacudió el domingo el sur del país, donde los equipos de rescate siguen la búsqueda de varios atrapados en un mercado que se derrumbó.
También hay 86 personas heridas, según el último recuento de la Oficina de la Defensa Civil.
El seísmo sacudió la provincia de Davao del Sur, que en octubre ya sufrió otros tres fuertes terremotos, y donde el lunes todavía se sentían numerosas réplicas que obligaron a suspender la búsqueda en el mercado de la localidad de Padada.
Allí los equipos de rescate, junto con perros rastreadores, han recuperado por el momento tres cuerpos y se cree que otras seis personas se encuentran bajo los escombros.
Se desconoce si quedan supervivientes, aunque el portavoz de la oficina de desastres en la provincia, Christopher Tan, dijo hoy que los dispositivos «ya no detectan latidos».
En la cercana ciudad de Matanao murió una niña de seis años que no pudo escapar del derrumbe de su vivienda; mientras que otras tres personas, cuyas identidades no se han revelado, fallecieron en las localidades de Magsaysay, Hagonoy y Malita.
El terremoto fue localizado a 9 kilómetros al oeste de Matanao y a 6 al noroeste de Padada, a unos 30 kilómetros de profundidad, según el Instituto Filipino de Vulcanología y Sismología (Phivolcs).
Phivolcs ha registrado hasta el momento más de 556 réplicas, 55 de ellas perceptibles, de un terremoto que ha obligado a evacuar a 9.700 personas, y ha destruido 74 casas totalmente y 125 de manera parcial.
El seísmo sigue a los dos de magnitud 6,6 y 6,5 que en octubre sacudieron las provincias de Davao del Sur y de Cotabato, que causaron 23 muertos, y otro en la misma zona dos semanas antes de 6,4 en el que murieron siete personas más.
Filipinas se asienta sobre el llamado ‘Anillo de Fuego del Pacífico’, una zona que acumula alrededor del 90 % de la actividad sísmica y volcánica del mundo, y que es sacudida por unos 7.000 temblores al año, la mayoría moderados.