La conmemoración oficial este jueves de los 10 años del terremoto de magnitud 8,8 y el posterior tsunami del 27 de febrero de 2010, que dejaron 525 muertos y miles de damnificados, puso el foco en la resiliencia mostrada por el pueblo chileno para superar episodios catastróficos.
Así lo expresó el presidente de Chile, Sebastián Piñera, quien en relación a la reconstrucción que emprendió el país tras vivir el segundo sismo más fuerte de su historia dijo que esta catástrofe «fue una muestra y un ejemplo que dio el pueblo chileno al mundo entero de cómo ponerse de pie cuando la adversidad golpea».
A bordo de un buque de la Armada que recorrió la bahía de Talcahuano, una ciudad portuaria que fue declarada «zona cero» del desastre, Piñera aseguró que ese día «quedó demostrado» que el chileno es un pueblo «noble, fuerte, valeroso y solidario» y que la adversidad «forma parte de su alma».
El movimiento telúrico del 27F, que sacudió el 80 % de la población, provocó un tsunami que asoló el litoral del centro-sur del país, destruyendo localidades como Dichato, Constitución y Talcahuano.
«Tenemos el deber y la obligación de asegurar a nuestros compatriotas que vamos a estar mucho mejor preparados de lo que estuvimos ese 27 de febrero», agregó el presidente delante de familiares de víctimas de la catástrofe.
Los entes que debían alertar a la población sobre el inminente tsunami -la Oficina Nacional de Emergencia del Ministerio del Interior (Onemi) y el Servicio Hidrográfico y Oceanográfico de la Armada (Shoa)- no lo hicieron a tiempo y retiraron el aviso demasiado temprano, lo que causó más de un centenar de fallecidos.
Una década más tarde, la reconstrucción del litoral está prácticamente finalizada y su borde costero está plagado de construcciones «antitsunami»: casas levantadas encima de pilares de hormigón para que las olas circulen sin provocar graves daños.
Por otra parte, el mandatario llamó a recuperar la «unidad» que caracterizó a la sociedad chilena tras el terremoto de 2010 para afrontar la crisis que vive el país desde el pasado 18 de octubre.
«SOMOS UN LABORATORIO VIVIENTE»
El sismo del 27F marcó un antes y un después en materia de prevención de tsunamis, pero también tuvo un fuerte impacto en el sector de la construcción.
Aunque la mayoría de edificaciones pasaron la prueba de fuego de mantenerse en pie durante el «megaterremoto», se abrió «un proceso de aprendizaje tremendo», en palabras del ministro de Vivenda y Urbanismo, Cristián Monckeberg.
En declaraciones a Efe, Monckeberg atribuyó a la «sumamente exigente» ley chilena el hecho de que «muy pocos edificios» colapsaran con el sismo de magnitud 8,8.
«Otros países, con un sismo de grado 6 o 6,5 han quedado en el suelo. Nuestra tradición normativa en materia de construcción está muy pensada para resistir los terremotos», señaló el jefe de la cartera de Vivienda y Urbanismo.
Prueba de ello es el levantamiento hace seis años de la Gran Torre Santiago, un rascacielos de 300 metros de altura que figura como el más alto de Latinoamérica.
Uno de sus arquitectos, Yves Besançon, admitió que fue «un desafío enorme» pero que las buenas condiciones del suelo y las nuevas tecnologías de hormigón lo hicieron posible.
«Siendo Chile el país más sísmico del mundo, somos un laboratorio viviente. Tenemos la experiencia de ir modificando nuestras normas con rapidez y comprobación inmediata, sismo tras sismo», dijo a Efe Besançon desde la planta 63 de la torre vidriada, que ofrece una vista panorámica de la capital chilena.
PROGRESOS EN CONSTRUCCIÓN ANTISÍSMICA
Una gran esfera roja de 150 toneladas corona la cúpula de la Cámara Chilena de la Construcción (CChC), un edificio de 120 metros de altura ubicado en Santiago.
Se trata de uno de los distintos métodos de disipación y amortiguación sísmica que operan en Chile. El péndulo neutraliza el tambaleo producido por un terremoto hasta en un 35 %, moviéndose en dirección contraria a la del temblor.
Ian Watt, gerente de la empresa de ingeniería VMB y socio de la CChC, explicó que el reto que el país tiene por delante, después de estudiar el movimiento del suelo con el sismo de 2010, es comprender cómo reaccionen las edificaciones.
Si bien Chile se ha convertido en la última década en un referente mundial por la resistencia de sus construcciones, todavía existe margen de perfeccionamiento que permita reducir al mínimo los efectos de los terremotos.
«Antes estábamos preocupados de que el edificio no se cayera, ahora hay que resolver el problema de que televisores o cables no se caigan», apuntó Watt.
EFE.