Lo dice Beatriz Quintero, coordinadora de la Red Nacional de Mujeres. En su opinión, estas expresiones no son naturales ni se pueden normalizar.
“Actos de galantería, coquetería, algunas veces de excesiva cercanía por amistad”: así calificó el escritor y periodista Guillermo Zuluaga sus comportamientos con algunas de sus alumnas durante su época como docente universitario y por las cuales las denunciantes lo reportaron por acoso y en un cruce de circunstancias acabaron con su aspiración de ser director de los Eventos del Libro, según la elección de la Alcaldía de Daniel Quintero.
¿Son el coqueteo, la galantería, los piropos, un acto de acoso?
Beatriz Quintero, coordinadora de la Red Nacional de Mujeres, tiene su perspectiva como feminista y activista. La entidad que representa participó en septiembre de 2019 en la firma de un pacto nacional para luchar contra el acoso sexual, al que se sumaron 21 instituciones públicas y privadas, entre ellas ONU Mujeres y la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo.
¿Si un docente coquetea o le dice algún piropo a una estudiante, así haya una amistad, se constituye en acoso?
“Hay una cultura que ha aceptado el acoso entre mujeres y hombres, lo ha normalizado, y nuestra posición es que eso no es normal ni natural. Los hombres piensan que echarnos un piropo en la calle o decirnos una tontería es normal, y que nosotras lo agradecemos. Lo mismo pasa entre un profesor y una alumna —o profesora y alumno—, hay una relación de poder que se utiliza para seducir y aprovecharse.
Pero tenemos que decir que hay una distancia entre estudiantes y profesores que no se puede sobrepasar. El profesor no tiene por qué tirarle piropos a nadie, porque eso sería acoso, por más seductor o galán que se crea. Debe ser una relación de respeto, en la que hay una jerarquía.
Las personas que tienen jerarquía, el patrón, el empleador, tienen que tener respeto completo con esas mujeres para no pensar que tienen derecho a todo con ellas. Es una actitud, una cultura que tenemos que cambiar, y que los hombres se den cuenta de que las mujeres no queremos que nos digan piropos, que nos digan cosas en las calles, por más que ellos digan que es algo bonito, pero no, no queremos que nos digan nada”.
¿Estamos hablando de la desaparición del piropo?
“No. No quiere decir que no haya seducción y coqueteo: entre iguales lo puede haber, pero cuando hay relación de poder eso es acoso, es abuso”.
Una semana después de lo ocurrido con Zuluaga, una usuaria del metro acusó a un funcionario de las taquillas por decirle “qué ojos tan hermosos, niña, ¿qué quiere que le venda”, y señaló que le parecía molesto. ¿Qué dice frente a casos de este tipo?
“La única labor del funcionario es vender el tiquete, no tiene por qué mirar ni hacer ningún comentario, y si le parecen muy bonitos los ojos, que lo piense, pero no diga nada. Es incómodo para las mujeres, a veces los policías que están vigilando las calles les echan piropos y eso empieza a generar un ambiente en el que se pierde el respeto. Tenemos que cambiar la cultura y la única forma de hacerlo es con cero permisividad. Por eso estoy de acuerdo con que la queja de la usuario no es una bobada. Puede a que a algunas no les incomode, porque están inmersas en esa cultura”.
La polémica creció y hubo quienes pidieron que el Metro despida al funcionario.
“Yo no creo que al funcionario haya que echarlo, ni tampoco que se le deba dar una sanción grande, pero necesitamos un compromiso total de todas las instancias en esa transformación cultural y necesitamos que el Metro se comprometa a educar a sus funcionarios y enseñarles que eso no se puede hacer y esas palabras no se pueden usar. Insistimos en que haya cero permisividad, porque con eso educamos a la sociedad para transformarla de manera positiva en igualdad, autonomía y no discriminación”.
Hay quienes son defensores del piropo. ¿Cómo entenderlo?
“Hay a quienes les encanta que les digan piropos, pero que se los digan quienes ellas quieran”.
¿En qué consiste el pacto que firmaron el año pasado?
“El Ministerio de Educación lanzó una convocatoria para que se hiciera un protocolo modelo de prevención de acoso en espacios educativos. Hemos logrado que varias unidades lo tengan. Estamos avanzando y como Red Nacional de Mujeres trabajamos para que se cumpla, haciéndoles ver a las instituciones que si no hay protocolo, y en caso de un caso de este tipo no responden, se van a generar acciones directas de las estudiantes que pueden resultar peores, con injusticias y fallas al debido proceso”.
“Un piropo es un acto creativo”
Bertha C. Ramos, columnista del periódico El Heraldo, publicó en 2014 una nota titulada En defensa del piropo. En diálogo con Vivir en El Poblado, ella sostuvo que hay una diferencia entre un piropo cuando este es noble, y otra el acoso cuando se agrede a la mujer por cuenta de sus atributos. Cree que calificar cualquier piropo como acoso es “extremista”, y lo considera como un “acto creativo, una chispa que pudiera desatar grandes fuegos emotivos”.
Una app para conocer más del acoso sexual en universidades
La Red Nacional de Mujeres tiene habilitada una app, denominada Ellas, en la que los usuarios encuentran protocolos para denunciar casos de acoso en espacios educativos. Se encuentra disponible en todas las tiendas de los sistemas operativos. “Si las personas tienen la información, son mejores ciudadanos y ejercen de manera más adecuada sus derechos”.
Tomado de Vivir en El Poblado