La crisis climática siguió acelerándose durante 2019 y su impacto en los ecosistemas y en las personas continuó haciéndose más y más evidente, según un estudio presentado este martes por Naciones Unidas.
La Declaración sobre el estado del clima que elabora cada año la Organización Meteorológica Mundial (OMM) confirma que el pasado año fue el segundo más cálido de la historia a nivel global desde que se tienen registros, con una temperatura de 1,1 grados centígrados por encima de los niveles preindustriales.
«Las indicaciones son cristalinas. El calentamiento global se está acelerando», señaló en una conferencia de prensa el jefe de Naciones Unidas, António Guterres.
El informe de la OMM reafirma el grueso de los datos adelantados por esta agencia de la ONU en una versión preliminar publicada el pasado diciembre durante la cumbre del clima de Madrid.
LAS TEMPERATURAS SIGUEN SUBIENDO
Según el análisis, el quinquenio 2015-2019 comprende los cinco años más cálidos de los que se tiene constancia y la década que terminó en 2019 fue la de temperaturas más altas que se conocen.
El pasado fue el año más cálido del que hay registro, superado únicamente por 2016, cuando un episodio muy intenso de El Niño disparó las temperaturas.
La OMM vaticina además que las temperaturas continuarán aumentando y, por lo pronto, apunta que este enero ya fue el más cálido del que se tienen datos.
«Dado que las concentraciones de gases de efecto invernadero no dejan de aumentar, el calentamiento proseguirá», explicó el secretario general de esta agencia, Petteri Taalas.
En una conferencia de prensa, Taalas apuntó que las proyecciones sugieren que las temperaturas seguirán subiendo durante los próximos diez años y se situarán en un rango de entre 1,1 y 1,65 grados centígrados por encima de los niveles preindustriales.
Los científicos de la ONU consideran vital limitar la subida de la temperatura del planeta a un máximo de 1,5 grados.
Según Naciones Unidas, los últimos datos apuntan a que el mundo no está haciendo lo necesario para lograrlo.
«Necesitamos que todos los países demuestren que pueden lograr reducir las emisiones esta década un 45 por ciento con respecto a los niveles de 2010 y que lograremos la neutralidad de emisiones para mitad de siglo. Esta es la única forma de limitar el calentamiento global a 1,5 grados», señaló Guterres.
Según Taalas, si no se hace nada, la temperatura aumentaría entre 3 y 5 grados centígrados para finales de siglo y 8 grados para finales del siguiente.
MÁS INCENDIOS, MÁS EMISIONES
Uno de los problemas con los que se encuentra el mundo es que las temperaturas más altas aumentan el riesgo de grandes incendios forestales, que a su vez desprenden grandes cantidades de dióxido de carbono, lo que sigue alimentando el ciclo de calentamiento.
Así ha ocurrido con los grandes fuegos registrados en Australia, Canadá o Siberia, lo que ha disparado las emisiones.
EL CALENTAMIENTO DE LOS OCÉANOS
Los océanos están absorbiendo buena parte del calor y, como consecuencia, siguen aumentando su temperatura, batiendo nuevos récords en 2019.
Las consecuencias son el deshielo, una subida del nivel del mar, cambios en las corrientes oceánicas y cambios en las tormentas marinas y otros desastres meteorológicos.
Al mismo tiempo, los océanos absorben dióxido de carbono, lo que amortigua los efectos del cambio climático, pero lo que aumenta la acidez de las aguas y afecta a la vida marina, amenazando por ejemplo con destruir buena parte de los arrecifes de coral.
IMPACTO EN LA SALUD
El informe destaca el enorme impacto en la salud que está teniendo ya el cambio climático, con miles de muertes vinculadas a las olas de calor cada vez más frecuentes que se registran.
Según la OMM, hasta 220 millones de personas se vieron expuestas el año pasado a grandes olas de calor. En Francia, por ejemplo, hasta 20.000 personas fueron atendidas en urgencias por problemas de calor durante el pasado verano y se registraron cerca de 1.500 muertes vinculadas.
En 2010, una gran ola de calor en Rusia dejó hasta 50.000 víctimas, según la agencia.
A nivel global, subrayó Taalas, las «cifras son mucho más altas que las del coronavirus».
A ello se suma la expansión de enfermedades transmitidas por mosquitos como el dengue, que en 2019 vivió un gran pico de casos.
EL CORONAVIRUS
La OMM confirmó que en China se vio en enero una mejora de la calidad del aire como consecuencia del coronavirus, lo que muestra el impacto que la actividad humana tiene en el clima.
Guterres, sin embargo, urgió a «no sobrestimar» la reducción de emisiones vinculada a la disminución de la actividad económica por el virus, pues será temporal, e insistió en que la lucha contra la enfermedad no debe distraer de la necesidad de seguir tomando medidas contra el cambio climático.
«No vamos a combatir el cambio climático con un virus», advirtió el diplomático, que insistió en que los países tienen que alcanzar los compromisos necesarios en la COP26, prevista para el próximo noviembre en Glasgow (Reino Unido).
EFE.