Con cerca de 1.300 millones de habitantes, hacinados muchos en barrios masificados, la India teme enfrentarse a una rápida expansión del coronavirus, algo que empujó al país a confinar desde hoy a toda la población, pero ¿está preparado el segundo país más poblado del mundo para el COVID-19?.
Este martes, el primer ministro indio, Narendra Modi, ordenó el mayor «confinamiento completo» del mundo, obligando a los casi 1.300 millones de indios a permanecer en casa durante los próximos 21 días, con objeto de «romper el ciclo de infección» de la enfermedad.
PEOR SITUACION: 50.000 INFECTADOS
El confinamiento llegó después del incremento de casos positivos de COVID-19 en los últimos días, hasta alcanzar 482 y 9 fallecidos y con objeto de frenar la propagación que avanza pese al cierre previo de centros educativos, la suspensión de eventos deportivos y transportes de pasajeros y el cierre del país al exterior.
«Estimamos que, en la peor situación, pueda haber entre 20.000 y 50.000 pacientes (de coronavirus) en la India», dijo a Efe el doctor K. Aggarwal, miembro de la Asociación Médica de la India (IMA), que agregó que el Gobierno les ha transmitido que «está preparado para hacer todo lo necesario para frenar la expansión del coronavirus».
POCAS PRUEBAS DE COVID-19
El doctor señaló, no obstante, que actualmente «es posible que existan más casos que los oficiales porque mucha gente puede estar asintomática» y porque la mayoría de las pruebas del coronavirus se habían hecho a personas con historial de viajes al extranjero, a pesar de que ya ha había contagios locales.
Una situación que cambió este fin de semana, con la decisión de las autoridades indias de comenzar a hacer las pruebas a todos aquellos con síntomas marcados.
La portavoz del Ministerio de Salud, Manisha Verma, confirmó a Efe ese extremo y aseguró que «estamos incrementando los laboratorios que realizan las pruebas para aumentar la capacidad de hacer test del coronavirus».
Desde la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomiendan a todos los países «que amplíen el mecanismo de respuesta de emergencia (…) en cuatro áreas clave: detectar, proteger, tratar y reducir la transmisión» del coronavirus, explicó a Efe por su parte la directora regional de este organismo, Poonam Khetrapal Singh.
No obstante, subrayó Singh, «las medidas de la India han sido proporcionales a la necesidad y al escenario de transmisión de COVID-19. La India está aumentando aún más su capacidad y está aumentando el alcance de las pruebas», anotó.
SANIDAD FRAGIL
Aunque en términos generales, Singh considera que «el plan de contención del país para el COVID-19 está en línea con las acciones recomendadas por la OMS», reconoció que su sistema sanitario podría enfrentarse a algunas carencias.
«Sería importante contar con un sistema de selección y derivación (de pacientes) a otros centros de atención médica para evitar la saturación de cualquier centro de salud», dijo Singh, que también señaló la importancia de capacitar al personal sanitario.
Un escenario optimista que no comparte el exdirector del Consejo Indio de Investigación Médica y experto en enfermedades infecciosas, Jacob John Tekkekara, que cree que el problema será sobre todo el modelo de sistema sanitario, que no apuesta por la sanidad pública.
«No hemos aprendido de otros países a la hora de crear una infraestructura para la salud pública, no la tenemos porque (el Estado) no cree que la necesitemos. Puede ser porque estamos demasiado confiados en que podremos tratar cualquier problema», explicó a Efe Tekkekara.
«Es un sistema (basado en la) creencia de que nos enfrentaremos igual ante cualquier problema de salud, por lo que no necesitamos infraestructuras de salud pública», lo que ha llevado, añadió, a que el sector privado de salud tenga un importante peso en el país.
Para paliar esas carencias, Modi anunció el martes que su Gobierno destinará 150.000 millones de rupias (unos 1.800 millones de euros) «para fortalecer la infraestructura sanitaria nacional».
El dinero servirá para comprar equipamiento médico, capacitar al personal sanitario y adquirir más pruebas de diagnóstico del COVID-19.
Una financiación que parece insuficiente para suplir las carencias de la India, que según la OCDE cuenta con una red sanitaria pública de 650.000 camas de hospital para todo el país y un gasto sanitario por habitante de los más bajos del mundo, con 209 dólares per cápita en 2016.
CUARENTENAS
Por otro lado, se cuestionó incrédulo Tekkerara, el confinamiento total que comienza este miércoles «se ha abordado incluso antes de que se considere una emergencia nacional».
«Hay una emergencia que la gente se ha impuesto a sí misma. Pero deberían haber anunciado que se trata de una emergencia nacional y todos los esfuerzos deben ser desviados a esta emergencia. Hoy ni siquiera estamos diciendo que hay una emergencia nacional, lo que significa que no queremos disciplinarnos», criticó.
IMPACTO EN LA REGION
En el plano económico, el impacto en la región surasiática de un brote prolongado en la India sería casi «irrelevante», debido a que la pandemia del coronavirus es un «fenómeno global que afecta a todos los países y que ha parado la economía del mundo» de forma puntual, aventuró a Efe el analista de Counterpint, Parv Sharma.
Agregó que las economías de la región son más dependientes de China que de la India, como es el caso de Pakistán o Sri Lanka.
Aunque la región sí comparte un problema, que es el de sus deficientes sistemas sanitarios, una flaqueza que ya trataron estos países hace diez días en un encuentro virtual como parte de la Asociación para la Cooperación Regional del Sur de Asia (SAARC).
EFE