El deseo de miles de venezolanos de regresar a su país por la pandemia del coronavirus, que los dejó sin oportunidades de trabajo en Colombia, se ha convertido en toda una odisea para familias enteras que a diario chocan con todo tipo de obstáculos para llegar hasta la frontera.
El fenómeno migratorio que se vio en los dos últimos años en las carreteras de Colombia, de los venezolanos caminando en fila, muchos de ellos solo con lo puesto, o incluso con niños de brazos, para llegar a ciudades como Bogotá, Medellín o Cali en busca de mejor vida, se repite ahora pero en sentido contrario.
«Ya no queremos estar más aquí en Colombia, entonces por favor hagan algo por nosotros», dijo a Efe Jorge Medina, mientras aguardaba en una fila formada en la localidad de La Parada, en las afueras de Cúcuta, capital del departamento de Norte de Santander y principal paso fronterizo de los dos países, la autorización de la autoridad migratoria colombiana para pasar a Venezuela.
En la fila, donde no se puede mantener el espacio mínimo de un metro para evitar el contagio de COVID-19, hay sobre todo mucha gente joven y familias con niños pequeños, la mayoría con mascarillas, que constantemente reclaman a sus padres por el cansancio o por hambre. Pero la burocracia no sabe de prisas.
DESESPERADOS POR VOLVER
«Vengo de Ocaña, Norte de Santander, salí antier de mi casa porque nos corrieron del arriendo porque no teníamos trabajo como para pagar el arriendo y entonces nos echaron», asegura Méndez.
El joven, que lleva una mascarilla que tiene estampada la bandera de su país, suplica: «Pido que por favor hagan algo por nosotros, de dejarnos pasar hacia nuestro país, queremos estar en nuestro país».
Muchos de ellos ya estaban asentados en Colombia, incluso con hijos nacidos aquí, pero la cuarentena por el coronavirus que paralizó la economía los volvió a poner en la calle y la opción es regresar a Venezuela. Quienes salieron huyendo de una crisis se ven forzados a volver por otra y repiten: «Si es para aguantar hambre mejor aguantamos en nuestro país».
No son pocos los que emprenden el regreso confiados en que al menos en el control de la pandemia la situación está mejor en Venezuela, con 331 casos y 10 fallecidos, que en Colombia, que acumula 6.507 contagiados y 293 muertos, según las cifras oficiales.
NI EN UN PAÍS NI EN OTRO
Pero si no la tuvieron fácil al llegar tampoco la tienen al salir porque la frontera, que desde 2015 solo estaba abierta al paso de peatones por orden de Venezuela, fue cerrada completamente por Colombia en marzo pasado, como parte de las medidas para controlar la pandemia.
A eso se suma la cuarentena que paralizó el transporte de pasajeros, por lo cual los venezolanos se las arreglan como pueden para llegar desde distintos puntos de Colombia hasta los pasos fronterizos de los departamentos de Norte de Santander y Arauca, los únicos habilitados actualmente.
En las últimas semanas han salido de distintos lugares de Colombia con destino a Cúcuta autobuses repletos, que nadie sabe quién paga, para llevar venezolanos y lo poco que pueden guardar en una maleta o un costal, igual que cuando llegaron.
Según Migración Colombia, el Gobierno de Nicolás Maduro solo autoriza el paso de 300 retornados diariamente, de los cuales 200 lo hacen por el Puente Internacional Simón Bolívar, que conecta a Cúcuta con la venezolana de San Antonio del Táchira, y 100 más por el José Antonio Páez, en Arauca.
Eso hace que Migración Colombia retenga autobuses en las salidas de Bogotá y otras ciudades, no solo para verificar las condiciones de seguridad y sanidad de los viajeros sino también para evitar que el éxodo se acumule en Cúcuta o Arauca.
CUPOS PARA LOS RETORNADOS
«El retorno de ciudadanos venezolanos a su país depende de la capacidad que tiene Venezuela para recibir a sus connacionales. Diariamente solo pueden cruzar 300 personas, no por disposición de Migración Colombia sino de las autoridades de ese país que han fijado ese cupo», manifestó el director de ese organismo estatal, Juan Francisco Espinosa.
Pero los venezolanos no quieren saber de cupos porque sencillamente ya no tienen trabajo ni medios para comprar comida o pagar un alquiler, y por eso quieren volver con los suyos a como dé lugar.
«Aquí estamos nosotros los venezolanos pasando la desidia de la situación en Colombia. No estamos pidiendo que nos regalen nada, no estamos pidiendo ningún tipo de bienes sino solamente que nos permitan la salida a nuestro país de regreso», dijo a Efe Ana Sánchez, mientras hacía fila en La Parada.
Según Migración Colombia, en el país hay más de 1,8 millones de venezolanos que llegaron huyendo de la crisis y más de 14.000 de ellos ya regresaron por los corredores humanitarios habilitados.
Sin embargo, Espinosa es enfático al afirmar que a pesar de la urgencia, los venezolanos deben cumplir con las normas adoptadas por el Gobierno, como el aislamiento obligatorio, y que los retornos deben ser coordinados con las alcaldías locales.
EFE