La desinformación en redes sociales, relacionada con la propagación de covid-19 –con niveles de 40% en promedio–, se ha convertido en una “segunda enfermedad” que acompaña la pandemia, alertó la Organización de la Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco, por sus siglas en inglés).
La “circulación masiva de información falsa se ha extendido tan rápido como el propio virus”, lo que ha permitido la propagación de la infección y “a sembrar el caos en sociedades que están respondiendo a la pandemia”, destaca la Unesco en el informe “Periodismo, libertad de prensa y covid-19”, difundido este viernes.
El documento cita algunas de las estadísticas más recientes realizadas por investigadores de todo el mundo, que evidencian la gravedad de la “desinfodemia”, como ha denominado la Organización Mundial de la Salud (OMS) la difusión “tóxica de información falsa e información errónea”.
De acuerdo con el resultado de una investigación de la Fundación Bruno Kessler, de “112 millones de posteos públicos realizados en 64 idiomas en distintas redes sociales, todos relacionados con la pandemia del covid-19 (…), 40% de los mensajes provenían de fuentes poco fiables”.
El documento de la Unesco agrega otro estudio realizado por la Fundación Observatorio de “Infodemia” covid-19, donde identificó que “casi el 42% de los más de 178 millones de tuits relacionados con el covid-19 fueron producidos por bots. El 40% de ellos, además, fueron calificados como ‘no fiables’”.
Una encuesta realizada por el Instituto Reuters, realizado en seis países, refleja que “un tercio de los usuarios de redes sociales han informado haber leído información falsa o engañosa sobre el coronavirus”, en tanto que el Centro Pew ha constatado que “las personas que suelen utilizar redes sociales para acceder a las noticias tienen mayores posibilidades de verse expuestas a contenido falso”.
El informe de la Unesco refiere que, en marzo, Facebook informó sobre la difusión de “alrededor de 40 millones de mensajes problemáticos relacionados con covid-19”, mismos que fueron acompañados de advertencias sobre su contenido, y que de no haber sido eliminados pudieron “acarrear un daño físico inminente”.
Agrega que un estudio realizado sobre 50 millones de tweets, por medio de un programa de inteligencia artificial Blackbird, se demostró que un 38%, es decir 19 millones de mensajes, fueron considerados como “información o contenido manipulado”.
La empresa de Google, por su parte, bloquea cada día 8 millones de correos electrónicos fraudulentos sobre coronavirus transmitidos a través del servicio de correo electrónico Gmail, en tanto que Newsguard, una extensión del navegador NewsGuard Technologies, identificó 191 sitios web en Europa y América del Norte que publicaron información falsa sobre el virus.
A lo anterior se añade la identificación de más de 3 mil 500 informaciones falsas o engañosas que circulaban en 70 países y en más de 40 idiomas, descubiertas por la AlianzaCoronaVirusFacts,
El informe de la Unesco destaca que los temas divulgados por la “desinfodemia” tienen que ver con “la xenofobia, el racismo y el discurso de odio”, lo que se convierte en un problema, no sólo por la cantidad de información falsa, “sino también su combinación con contenido emocional, y el hecho de que esta información sea transmitida por actores influyentes”.
Al reconocer la declaración conjunta del 16 de marzo, emitida por Facebook, Google, Linkedin, Microsoft, Reddit, Twitter y YouTube, para “combatir la información falsa”, la UNESCO explica: lo cierto es que “estas plataformas también se han convertido en focos de ‘desinfodemia’”.
El documento apunta que “la red activista en línea Avaaz ha encontrado que 41% de la información falsa identificada por esta organización y puesta en conocimiento de Facebook, fue mantenida en la plataforma sin ninguna etiqueta de advertencia”, no obstante que “el 65% de esa información falsa había sido previamente desacreditada por el equipo de Facebook encargado de la verificación de datos”.
Se menciona también un estudio realizado por el Instituto Reuters sobre un universo de 225 piezas de información falsa, en el que se descubrió que “59% de las publicaciones clasificadas como falsas en Twitter por parte de sus verificadores de datos permanecieron en línea”, YouTube mantuvo en línea 27% de ese tipo de información, mientras que Facebook lo hizo en 24%, “sin ninguna etiqueta de advertencia”.
La Organización de la Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura considera en su estudio que aunque estas compañías “no pueden ser consideradas como árbitros de la verdad, ellas deben adoptar una posición firme y clara en contra de la circulación de falsedades comprobadas, tanto en sus contenidos , anuncios y servicios de búsqueda, lo que ha sido subrayado por el Relator Especial de Naciones Unidas sobre Promoción y Protección del Derechos a la Libertad de Opinión y Expresión, David Kaye”.
De igual manera, resalta que, ante la pandemia, “los medios independientes han estado a la altura del desafío”, al constituirse como “una fuente de información fidedigna clave para salvar vidas, ayudando a las personas con la detección y bloqueo de las mentiras acarreadas por la ‘desinfodemia’”.
Tras valorar la decisión de medios importantes en el mundo para desbloquear sus sistemas de paga, la Unesco destaca que un estudio del Instituto Reuters descubrió que “el 60% de los encuestados en seis países declararon que los medios de comunicación les habían ayudado a comprender la pandemia, señalando, además, confiar significativamente más en los medios informativos que en las informaciones recibidas por medio de las redes sociales”.
Siendo considerado el periodismo como “servicio esencial” y los periodistas como “trabajadores esenciales”, significa que “en el futuro, los medios públicos tendrán un rol más clave que nunca”, finaliza el informe.
Tomado de Revista Proceso