Londres, 20 de mayo.- La decisión de la Universidad de Cambridge de impartir el curso 2020-21 de forma virtual por la pandemia, que podrían secundar otros centros, hace temer el impacto económico en el sector y se suma al debate sobre educación en el Reino Unido.
El prestigioso centro británico ha anunciado que no desarrollará clases presenciales el próximo ciclo y que sus materias serán impartidas a través de conexiones por internet, una iniciativa que podrían imitar otras universidades británicas y rebajar el número de alumnos que se matriculan.
«Debido a que es probable que aún se requiera la distancia social, la universidad ha decidido que no habrá clases cara a cara en el próximo año académico. Las clases seguirán impartiéndose de manera virtual», explicó el centro universitario en una nota.
Cambridge no descarta, sin embargo, seminarios reducidos o tutorías «en persona», siempre que sea posible, y que en cualquier caso se ceñirán a las normas de distanciamiento social diseñadas para frenar la propagación del coronavirus.
Esos planes serán también aplicados por la Universidad inglesa de Manchester, parte del grupo Russell -formado por las 24 mejores universidades del Reino Unido-, que también planea recurrir a la formación virtual el próximo otoño.
Los universitarios, además, deberán abonar la tasa completa de sus licenciaturas aunque estas sean impartidas en la red, según ya anunció hace unos días el Gobierno británico, que ha rechazado hasta ahora la petición del sector de una partida de rescate de 2.000 millones de libras (2.240 millones de euros).
Según una encuesta a estudiantes realizada por la consultora London Economics, cuyos resultados han sido divulgados hoy por el sindicato universitario University And College Union (UCU), uno de cada cinco estudiantes no se apuntará el próximo curso si las clases se llevan a cabo online.
Eso asestaría, potencialmente, a las universidades británicas un fuerte golpe económico en su financiación, con pérdidas estimadas en unos 760 millones de libras (837 millones de euros).
Más del 20 % de los consultados aseguró que retrasará el inicio de su curso académico si los centros superiores no operan con normalidad debido a la crisis, lo que implicaría 120.000 estudiantes menos a partir del próximo otoño.
Esto ilustra, según apunta Gavan Conlon, de London Economics, al diario The Guardian, que «sigue habiendo una enorme incertidumbre entre los posibles estudiantes con relación a la posible oferta educativa por parte de las universidades en septiembre».
Ese experto vaticina que las consecuencias financieras podrían ser «más graves» si se tiene en cuenta además que algunos empleos sufrirían, tanto en el entorno universitario como dentro de las economías regionales donde están radicados esos centros, que anualmente reciben unas 530.000 solicitudes de ingreso.
La Oficia para Estudiantes (OfS), el organismo regulador de la educación superior en este país, ha urgido a las universidades a que no hagan promesas a los alumnos sobre un regreso a la normalidad en el trimestre otoñal si no existen certezas en ese sentido.
Qué ocurrirá con la educación en el futuro a corto y medio plazo en el Reino Unido es uno de los temas nacionales de debate desde hace semanas, pues el Gobierno sigue valorando la viabilidad de reabrir algunos cursos de primaria en Inglaterra -para los pequeños de entre 5 y 7 años y los de 10 años- a partir del próximo 1 de junio.
Los colegios en Gales no reabrirán en esa fecha, mientras que en Escocia e Irlanda del Norte podrían no reanudar el curso antes de las vacaciones estivales.
La intención del Ejecutivo del conservador Boris Johnson de reactivar las escuelas a partir de junio se topa con el recelo de sindicatos de maestros y padres, temerosos de un nuevo repunte de casos de COVID-19.
Desde los grupos sindicales y algunos ayuntamientos piden al Gobierno que reconsidere sus planes.
El sindicato de profesores NASUWT insistió hoy en que siguen «sin estar convencidos» de que vaya a ser una medida «apropiada o practicable».
Un sondeo elaborado entre 29.000 miembros de ese grupo halló que solo uno de cada 20 participantes considera «seguro» que los alumnos vuelvan a los centros el próximo mes.
Su secretario general, Patrick Roach, dijo hoy a la BBC que el Ejecutivo «ha fracasado a la hora de ganarse la confianza de los profesores sobre la seguridad de reabrir las escuelas».
Desde la Asociación Médica Británica han indicado que esos centros de primaria deberían llevar a cabo su apertura «en cuanto sea seguro hacerlo», alertando de que «no es posible un planteamiento que implique un riesgo cero».
Por su parte, una portavoz de Educación del Gobierno ha insistido en que esos planes están respaldados por «el mejor asesoramiento científico y médico».
Patricia Rodríguez
EFE