“Lo que pasa es que nosotros fuimos a Medicinal Legal, y, pues, allá estaba la señora madre de la muchacha que asesinaron, y la verdad, personalmente, me impactó mucho. Manifestaron que ella tenía tres niños”, recuerda el uniformado de la Policía Metropolitana de Bogotá (Mebog) a quien le asignaron encontrar a los responsables de asesinar a Jenny Cerquera, una enfermera de 27 años que el pasado 17 de mayo se resistió al robo de su bicicleta en Bosa.
El dolor de madre comprometió a este investigador, que, en compañía de un grupo especializado, casi que ni durmió para, en ocho días, tener tras las rejas al principal sospechoso de haber accionado el revólver calibre 32 con el que le quitaron la vida a esta mujer, que era amante del ciclismo.
Cuenta que una vez fueron notificados de lo ocurrido se desplazaron a la ciclorruta del parque Porvenir. A ese lugar llegaron más o menos a las 2 de la tarde, una hora después de los hechos.
“Empezamos a hacer un barrido de cámaras de seguridad, alrededor de los conjuntos, en el parque. Algunas versiones que nos dan unos testigos presenciales en el lugar nos aportan unas características físicas, y también la manera como iban vestidos esos bandidos”, cuenta el detective, que estaba decido a hallar cuanto antes a los responsables.
‘Tez morena’. ‘Acento costeño’. ‘Eran dos’. Esas fueron las pistas que obtuvieron el primer día. Además de eso, se enteraron de que el hurto de bicicletas en esa zona era constante, así que decidieron tomar contacto con los policías del sector, con quienes empezaron a identificar, a través de un plan candado, a personas que, presuntamente, se dedicaban a robar bicis en la zona.
“Realizando esas actividades, nos aportan una información de un sujeto que al parecer había llevado a esos bandidos en un bicitaxi. Abordamos a esa persona, y nos dice que sí, que ese día estuvo con ellos, que había transportado a unas personas con las características que le dimos”, narró el uniformado.
Esta persona les indicó en qué lugar había recogido a uno de ellos, así que las capacidades de investigación se trasladaron a ese vecindario. Los detectives empezaron a indagar con la gente de la zona, en establecimientos comerciales, con vendedores ambulantes, hasta que finalmente un alias apareció: ‘el Costeño’.
No sabían quién era exactamente, en los videos de las cámaras de seguridad no se podía identificar el rostro porque iban con tapabocas, lo que dificultaba su identificación. Sin embargo, gracias a las labores de vecindario, obtuvieron un número telefónico de alguien que, al parecer, permanecía en contacto con el ‘Costeño’.
“Solicitamos la orden de interceptación, y ese sujeto se hablaba con el ‘Costeño’, ya que era el que le hacía los mandados, le pedía drogas, que llegara a donde estaba escondido (que era en Bella Vista, en Kennedy), y le preguntaba que cómo estaba el barrio, que si lo estaban preguntando”, explicó el agente.
En una de las llamadas, ocurrida el viernes 22 de mayo, cinco días después del asesinato de Jenny, el presunto homicida le pidió a su interlocutor que le llevara un tamal, así que los investigadores prepararon todo, y desde una casa vecina lograron ver al ‘Costeño’, sin el tapabocas que siempre tenía puesto, y le tomaron una fotografía cuando disfrutaba el tamal.
Esa imagen, a través de un álbum fotográfico, se la llevaron a testigos presenciales del homicidio, quienes lo reconocieron de inmediato. Finalmente lo tenían.
Pero había un último problema. Desde que identificaron el inmueble donde se escondía, siempre que salía lo hacía con un traje blanco de bioseguridad y un tapabocas, por lo que no era posible su plena identificación.
Sin embargo, el sábado 23 de mayo, el ‘Costeño’ salió de la vivienda en ropa deportiva, sin tapabocas, y los policías, que estaban custodiándolo, solo tuvieron que capturarlo.
“Al detenerlo dijo que no había sido él, que sí había estado en el hurto, pero que no había accionado el arma, que eso lo había hecho la otra persona, siempre habla de un venezolano”, manifestó el investigador, que tardó ocho días en capturar al presunto asesino de la enfermera.
En la audiencia de legalización de captura, el ‘Costeño’, cuyo nombre es Ángel Clemente Coronado, de 26 años y oriundo de Barranquilla, no aceptó los cargos que le imputan por homicidio y hurto agravado, y porte ilegal de armas.
Su cómplice, alias el Vene, está siendo seguido de cerca por estos detectives, que aseguran que en los próximos días lo van a capturar.
Tomado de El Tiempo