Nueva York empieza a despertar tras cien días de pandemia

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Nueva York empezó a despertar este lunes al entrar en la fase uno de la reapertura de la ciudad tras cien días de parón por la pandemia, pero lo hizo de una forma poco visible, con la fantasmagórica imagen de las tiendas de Manhattan protegidas aún por temor a nuevos saqueos por las protestas contra el racismo, aunque con una mayor actividad en algunos sectores, como la construcción, y en el transporte.

Entre 200.000 y 400.000 personas volvían hoy a sus puestos de trabajo, lo que se ha notado en el metro y el tren de cercanías, así como en el ruido de la ciudad debido a la reactivación de muchas obras. Las autoridades calculan que esta semana reabrirán unos 16.000 comercios -desde tiendas de ropa a negocios de electrónica- y unas 3.700 empresas manufactureras, junto a más de 32.000 obras de la construcción.

Las tiendas minoristas solo pueden ofrecer servicio de entrega en tienda, mientras que la vuelta al trabajo de los sectores de la industria, la construcción, la agricultura y la pesca era más normal. Pero Nueva York, la ciudad que nunca dormía, sigue medio vacía, con sus restaurantes, teatros y cines esperando aún a abrir con normalidad.

LA CONSTRUCCIÓN EN MARCHA

«Hoy es el primer día que volvemos a trabajar aquí en la ciudad de Nueva York, porque ha sido una situación bien difícil porque hemos estado parados ya casi tres meses. Gracias a dios ya casi se va normalizando y volvemos a trabajar», aseguró a Efe Alejandro, un guatemalteco que esta mañana se levantó a las 5.30 para ir a la obra.

Está trabajando en una reforma de una casa en el barrio de Astoria, en Queens, que llevaba suspendida desde el estallido de la pandemia. Alejandro, que vive con su mujer y con su hija, no oculta su alegría. Para sobrevivir estos meses ha tenido que hacer uso de sus ahorros y «a veces» pedir ayuda de la gente.

Cómo él miles de trabajadores han retomado hoy su trabajo, aunque hay «compañeros» que perdieron el empleo definitivamente.

El gobernador del estado de Nueva York, Andrew Cuomo, y el alcalde Bill de Blasio felicitaron a los ciudadanos de la Gran Manzana por la reapertura económica que han emprendido este lunes y destacaron que ya están «de vuelta», cien días después de detectar el primer caso del virus, detener los contagios y doblegar la «peor situación» de toda la nación y el mundo.

Cuomo aseguró que si le hubiesen dicho hace más de tres meses que Nueva York reabriría después de solo cien días «no me lo hubiese creído» porque los expertos auguraban una situación mucho más pesimista. Entonces morían 800 personas diarias por el coronavirus en el estado neoyorquino, la gran mayoría en la Gran Manzana.

MEDIDAS DE PRECAUCIÓN

Todos los que vuelvan a trabajare tienen que operar con numerosas medidas de precaución, incluyendo distanciamiento social donde sea posible, uso de mascarillas y con una estrecha vigilancia de la salud de los empleados.

Las empresas tienen un margen de 30 días para adaptarse a las medidas de seguridad y prevención que impone el Ayuntamiento, como implementar chequeos de temperatura entre trabajadores, reducir la ocupación en espacios cerrados a menos del 50 % o llevar cobertores faciales, y a partir de entonces los inspectores pueden sancionarlos si no cumplen.

También se recomienda a las empresas que quienes puedan trabajar desde casa sigan haciéndolo y que se flexibilicen los turnos para reducir la densidad en los puestos de trabajo y en el transporte público.

MÁS VIAJEROS, PERO A MEDIO GAS

La red metropolitana de transporte de metros y autobuses, cuyo uso se desplomó hasta un 90 % durante la pandemia, ha comenzado a retomar con lentitud el ritmo, pero todavía muy lejos de la frecuencia que movía la ciudad hace cien días.

Lo hace obligando al uso de mascarillas y promoviendo el distanciamiento social en todo lo posible, para lo que contará con 3.000 voluntarios repartidos por toda la ciudad.

Sin embargo, su reactivación no ha satisfecho a todos. El concejal Ydanis Rodriguez ha pedido que el metro retome la actividad entre la una y las cinco de la madrugada, tiempo en el que permanece cerrado para su desinfección. Antes del virus el metro abría las 24 horas.

Durante el mes de abril, en el que los neoyorquinos estuvieron confinados por la grave incidencia de la COVID-19, los usuarios del metro cayeron a mínimos históricos, con una media 400.000 viajeros diarios, una cifra que aumentó hasta los 600.000 en mayo, cuando las estadísticas del virus comenzaron a mejorar. Pero muy lejos de los más de 5,5 millones de pasajeros diarios que se registraban antes de la llegada del virus.

El gobernador Cuomo decidió hoy desplazarse hasta el lugar de su rueda de prensa diaria en la línea 7 del metro, que une el barrio de Queens con Manhattan. En su intervención, insistió en que el transporte es seguro y animó a los residentes de la ciudad a hacer uso de él.

«Si digo que es seguro es porque creo que lo es para mí y para mis hijas. Si no, no lo pondría en marcha», dijo tajante el gobernador tras ser preguntado por el papel que puede tener el sistema de transporte público en un posible repunte.

LAS TIENDAS MINORISTAS

En las calles de Lexington, Madison y la Quinta Avenida, donde se muestra la opulencia y lujo que ofrece la ciudad, las tiendas de moda han decidido no abrir por el momento, mientras continúan las protestas por la muerte del ciudadano negro George Floyd a manos de un policía blanco, que desde hace varios días transcurren por todo Nueva York.

Unas pocas, como Uniqlo, en la Quinta Avenida, han comenzado a retirar la armadura de madera con la que intentaron protegerse de los saqueos de hace unos días. Otras, como la tienda de ropa Talbots, en Madison, o «The Container Store», que vende cajones y embalajes para el almacenamiento, en la calle de Lexington, solo han abierto para permitir que la gente recoja sus pedidos.

En la avenida comercial de Stainway, en Queens, donde predominan las tiendas familiares y que apenas ha sido afectada por los saqueos, tampoco se ven negocios abiertos. A primera hora de la mañana, la gran mayoría de las persianas metálicas de las tiendas minoristas permanecían bajadas, muchas de ellas ya para siempre y con el cartel de «se alquila», colgado en sus vitrinas.

Solo un par de locales de ropa han decidido retomar su actividad y permiten la entrada de los pocos clientes que se animan a aventurarse, ya que muchas de ellas no cuentan con páginas web que permitan la compra online.

Yihan es dependienta en uno de esos locales, situados en una zona mayoritariamente árabe y norteafricana y que vende «ropa islámica» de mujer. «Ha sido muy difícil, muy difícil, nos quedamos en la casa sin salir y no había ingresos, la cosa estaba complicada», dice a Efe Yihan en árabe egipcio antes de contar que el local en el que trabaja abrirá esta semana hasta las tres de la tarde.

«El local abre a las 10 y cierra a las 20 horas pero durante esta semana cerrará a las tres de la tarde para ver cómo van las cosas y si los clientes vienen o no, y luego, si dios quiere, abriremos en el horario normal», cuenta la dependienta ataviada con un «hiyab».

MUSEOS Y RESTAURANTES TENDRÁN QUE ESPERAR

Los restaurantes todavía no pueden volver a la normalidad, pero muchos de ellos han estado recurriendo durante el parón de actividad a los envíos a domicilio y las recogidas, en este último caso también de bebidas ya preparadas.

Las instituciones culturales de la ciudad de Nueva York y el importante sector del entretenimiento, que tantos turistas atraen anualmente, será uno de los últimos en reactivarse, ya que el gobernador ha situado a esta industria en la cuarta y última fase de la reapertura de la región.

Por ello, se estima que buena parte de los museos y los teatros no vuelvan a abrir sus puertas, como pronto, hasta julio, aunque muchas de las pinacotecas más importantes de Nueva York aún no han anunciado una fecha fija para ello.

Algunas de las instituciones de referencia de la Gran Manzana, sin embargo, han preferido adoptar una postura más conservadora y ya han afirmado que no abrirán hasta bastante más tarde, con el objetivo de evitar la posibilidad de nuevos contagios y de que se produzcan también nuevos imprevistos en 2020 que supongan otro duro golpe a su precaria situación financiera.

Una de ellas es la Metropolitan Opera, que recientemente anunció que este año su temporada de espectáculos no empezará hasta el 31 de diciembre, anulando todas las actuaciones de otoño, mientras que el Museo Metropolitano (Met) ha dicho que no abrirá sus puertas hasta mediados de agosto, como pronto.

Es el mismo planteamiento por el que se ha decantado la Liga de Broadway, que agrupa a dueños y productores de la meca del teatro de EE.UU., y que ya en mayo anunció que hasta por lo menos septiembre no se volverá a subir el telón de sus escenarios.

EFE

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