En la década de los ochenta, Guzmán Loera era simple empleado de otros capos narco
Un ex policía de Jalisco tiene fresco en la mente el recuerdo de cómo un día en la década de los ochenta, en pleno auge del Cártel Guadalajara, llegó al Motor Hotel Americas, luego de un llamado que había alertado sobre el asesinato de una persona.
El macabro hallazgo dejó sin palabras al grupo de policías que llegaron al lugar que tenía las paredes salpicadas de sangre y un cuerpo descuartizado. Junto a los restos, había un grupo de jóvenes que se habían encargado del trabajo, uno de ellos se llamaban Joaquín Guzmán Loera, quien después sería conocido como “El Chapo”.
“Ahí estaba él, riéndose”, contó uno de los ex policías en la docuserie de Amazon Prime The last Narc (”El último infiltrado”), centrada en el asesinato del ex agente de la Agencia Antidrogas Estadounidense (DEA, por sus siglas en inglés) Enrique Camarena Salazar de cuyo asesinato se culpa a los cabecillas del Cártel de Guadalajara, Miguel Ángel Félix Gallardo, Ermesto Fonseca Carrillo “Don Neto” y Rafael Caro Quintero “El Narco de narcos”.
Los ex policías Jorge Godoy, René López y Ramón Lira contaron en la docuserie cómo de las filas de la policía de Jalisco, casi por órdenes de sus jefes, pasaron a las filas del narco y después a ser testigos protegidos del gobierno de Estados Unidos.
“El Chapo” era el cabecilla de una pandilla de sicarios llamada “Los Dormidos” que trabajaba para el Cártel de Guadalajara y que su trabajo era el de eliminar a los rivales y deshacerse de los cuerpos en fosas clandestinas, así lo confesaron tres ex policías de Jalisco, que después se pasaron a las filas de la organización criminal.
El nombre de Guzmán Loera sale a colación en el caso Camarena porque de acuerdo con los ex policías “Los Dormidos” se hicieron cargo del piloto del ex agente de Camarena, Alfredo Zavala Avelar.
Joaquín El Chapo Guzmán formó parte del grupo de hombres encargados de secuestrar al oficial de la Agencia Antidrogas estadunidense (DEA) Enrique Kiki Camarena en 1985 en la ciudad de Guadalajara, según el testimonio de quien fuera el jefe de seguridad del narcotraficante Miguel Ángel Félix Gallardo, aliado de Rafael Caro Quintero.
Y es que en aquella época, pocos imaginaban que Guzmán Loera llegaría a convertirse en uno de los narcotraficantes más buscados del mundo, pues antes de pertenecer a la pandilla de sicarios era uno de los choferes de Félix Gallardo, quien incluso se negaba a recibirlo en privado, pues lo consideraba como alguien inferior, a pesar de la buena relación que tenía con Caro Quintero y con “Don Neto”.
A la caída de Félix Gallardo en 1989, el Chapo, junto con el Güero Palma y Juan Jesús Esparragoza, el Azul e Ismael “El Mayo” Zambada formó lo que ahora se conoce como el Cártel de Sinaloa.
Sobre Guzmán Loera siempre existió un halo de benefactor de su pueblo, sin embargo, la docuserie lo desmitifica y los testimonios de los ex policías lo exponen como un cruel sicario que buscaba abrirse camino en el mundo del narcotráfico a cualquier costo.
En particular, en el asesinato en en el hotel de Guadalajara, los policías señalaron que no pudieron detener a los presuntos responsables ya que recibieron instrucciones de sus superiores de retirarse del lugar, después de dialogar con Félix Gallardo.
Tomado de Infobae