Tegucigalpa, 2 septiembre.- Honduras ha rozado este miércoles los 2.000 muertos por la COVID-19, en tanto que la cifra de contagios ascendió a 62.526 desde marzo, informó el estatal Sistema Nacional de Gestión de Riesgos (Sinager).
El portavoz del Sinager, Francis Contreras, dijo que, según las últimas pruebas de laboratorio, hoy fueron confirmados 36 nuevos fallecidos, de distintas fechas, con los que la cifra ascendió a 1.924.
Agregó que de 1.711 nuevas pruebas PCR procesadas, 757 dieron positivo, elevando el número de contagiados a 62.526.
Dentro de la tragedia que representa la pandemia para el país centroamericano, Contreras resaltó que 717 nuevos pacientes lograron superar la COVID-19, con los que suman 11.147 los que se han salvado de morir.
Contreras recordó que, aunque la cifra de hospitalizados sigue descendiendo, con 861 registrados hoy, después de que en semanas anteriores superaron el millar, la población no debe confiarse, sino seguir cumpliendo con las medidas sanitarias recomendadas por el Sinager.
De los 861 hospitalizados, 655 presentan un cuadro estable, 167 están graves y 39 en unidades de cuidados intensivos, a nivel nacional.
Según versiones de fuentes oficiales, la cifra de pacientes en los hospitales públicos sigue en descenso, aunque el pico de la pandemia va en aumento.
Entre otros problemas del sistema sanitario de Honduras, el Laboratorio Nacional de Virología va muy lento, por fallas técnicas y falta de reactivos, con las pruebas PCR, con menos 2.000 diarias.
Médicos especialistas consideran que se necesitan al menos 3.000 pruebas diarias de laboratorio para saber con más precisión sobre la magnitud real de la pandemia.
Aunque la cifra oficial de muertos hasta hoy ronda los 2.000, diversas fuentes médicas y de la Asociación de Funerarias, calculan que rondan los 5.000, por la cantidad de ataúdes que se han vendido desde marzo.
Es posible que muchos de los casos de muerte nunca sean confirmados si fue por la COVID-19, debido a lo lento que han ido las pruebas de laboratorio PCR, algunas con resultados cuyo retraso ha oscilado entre dos y tres semanas, y en otros casos más tiempo, según profesionales de la medicina.
Debido a los protocolos sanitarios, cada persona que fallece, aunque no sea por la COVID-19, es sepultada casi de inmediato y con la asistencia de muy pocas personas, por los general los familiares más cercanos, en los cementerios.
EFE