Lisboa, 12 septiembre.– Todavía no ha confirmado que buscará la reelección pero en Portugal nadie duda de que el presidente, Marcelo Rebelo de Sousa, quiere un segundo mandato y probablemente lo tendrá, lo que no ha evitado que, a más de cinco meses de las elecciones, ya tenga ocho rivales para las urnas.
En 2016, el conservador Rebelo de Sousa sólo necesitó la primera vuelta para imponerse a otros nueve candidatos en las presidenciales, en las que consiguió el 52 % de los votos.
Su gran popularidad entre los portugueses parece empujarle hacia un segundo mandato, pero antes tendrá que volver a enfrentarse a las urnas en las presidenciales que se celebrarán a principios de 2021, cuando ya habrá cumplido los 72 años.
Allí se podrá encontrar con al menos siete rivales que ya han anunciado sus candidaturas, que todavía necesitan del visto bueno del Tribunal Constitucional.
Una de ellas es la socialista Ana Gomes, eurodiputada entre 2004 y 2019, que confirmó sus aspiraciones esta semana y que no cuenta con el apoyo explícito de su partido, que por ahora se mantiene en silencio respecto a las elecciones.
Aunque no es necesario que los aspirantes a presidente cuenten con el respaldo de una formación política, es común que los partidos opten por apoyar públicamente a un candidato.
En esta ocasión, el Partido Socialista está dividido: parte de la formación rosa, incluidas figuras como el presidente del Parlamento, Eduardo Ferro Rodrigues, o el alcalde de Lisboa, Fernando Medina, ve con buenos ojos la reelección de Rebelo de Sousa, que ha mostrado buena sintonía con el primer ministro, el socialista António Costa.
Pero no todos los socialistas están de acuerdo en apoyar a un candidato conservador -que llegó a presidir el gran partido del centro-derecha, el PSD- y en el ala izquierda del partido surgen voces que discrepan.
Es el caso del ministro de Infraestructuras, Pedro Nuno Santos, que llegó a decir que si los socialistas no determinan un candidato propio se decantaría por un aspirante del Bloco de Esquerda o de los comunistas.
El Bloco repite candidata respecto a las últimas elecciones: la eurodiputada Marisa Matías, que en 2016 acabó tercera con el 10,12 % de los votos y esta semana anunció un segundo intento en un acto con médicos y enfermeros, en el que se definió como «socialista, laica y republicana».
Por su parte, el Partido Comunista Portugués ha anunciado este sábado su candidato, el octavo: João Ferreira, de 41 años y eurodiputado desde 2009.
Los dos principales partidos conservadores, el PSD y el democristiano CDS, que en 2016 apoyaron oficialmente a Rebelo de Sousa, se mantienen a la espera de que el presidente anuncie su nueva candidatura para decidir.
Pero ya hay otros aspirantes a la derecha: el ultraderechista André Ventura, líder y diputado único del partido Chega y acusado en múltiples ocasiones de fomentar el racismo y el populismo, confirmó hace meses que se presentaría a las presidenciales.
También se han anunciado las candidaturas de Iniciativa Liberal -que tiene un diputado-, el abogado Tiago Mayan Gonçalves; y del presidente del Partido Democrático Republicano -sin representación parlamentaria-, Bruno Fialho.
El ex-militante del CDS Orlando Cruz ha confirmado igualmente que se presentará a las presidenciales, aunque en pasadas elecciones anunció hasta en tres ocasiones que lo haría y nunca llegó a formalizar su candidatura, por lo que hay dudas sobre si su nombre estará finalmente en las papeletas.
También es aspirante Vitorino Silva, conocido en el país como ‘Tino de Rans’ por su participación en diversos «reality shows» y que ya se presentó a las presidenciales de 2016, cuando acabó sexto con el 3,28 % de los votos.
Para poder presentarse a las presidenciales es necesario formalizar la candidatura ante el Tribunal Constitucional con la entrega de 7.500 firmas hasta 30 días antes de los comicios.
Por ahora, las presidenciales de 2016 cuentan con el récord del mayor número de candidatos en la historia de la democracia portuguesa: hubo diez aspirantes.
Paula Fernández
EFE