Con el propósito de verificar el acceso a los servicios de salud, en la red de urgencias pública y privada de la ciudad, el personero de Medellín, William Yeffer Vivas Lloreda, acompañado por el equipo humano del Observatorio del Derecho Fundamental a la Salud, realizó un recorrido el pasado fin de semana, por diferentes centros de salud de mediana y alta complejidad de la capital antioqueña.
Durante el recorrido se pudo evidenciar que hay un aumento significativo en las consultas por enfermedades de base o enfermedades crónicas, derivado ello, por la interrupción de los tratamientos que se dio durante los meses más complejos de la pandemia, lo que ha llevado a que actualmente haya una ‘urgentización’ en las consultas generales.
“A ello agréguenle que la gente no se siente totalmente a gusto con la tele consulta, porque consideran que no es lo mismo una llamada, que el contacto médico – paciente, para que haya un diagnóstico más certero”, indicó Jilmar Rentería Delgado, coordinador del Observatorio del Derecho Fundamental a la Salud de la Personería de Medellín.
El tema se torna más complejo aún, porque la rotación que se está dando de estos pacientes es poca o nula. No se puede llevar al paciente que está en urgencias a la habitación de piso, porque quienes están ocupando estas habitaciones, tampoco pueden ser dados de alta hasta que no tengan un diagnóstico favorable.
“Pudimos observar también que la ocupación de los servicios de urgencias alcanza el cien por ciento, incluso en algunos de los hospitales que visitamos, se supera esa cifra” indicó el personero de Medellín, William Yeffer Vivas Lloreda, quien agregó “que se encontraron casos donde los usuarios completaron 2 y hasta 3 días en urgencias, incluso en condiciones no aptas, cuando lo ideal sería que se les brindara la atención necesaria máximo 12 horas después de llegar al centro de salud, dependiendo del triage”.
Con respecto a la misión médica, la visita permitió constatar que aunque el personal ha recibido todos los elementos necesarios para cumplir con los protocolos de bioseguridad, algunos de ellos manifestaron que están “agotados, desgastados, con sobrecarga laboral” toda vez que han tenido que cumplir con extensas jornadas, que en algunos casos han superado las 24 horas seguidas.
A ello se suma que por la atención a los pacientes covid-19, algunos miembros de la misión médica han tenido que ser aislados, lo que se traduce en una sobrecarga para sus colegas que deben ocupar de manera transitoria, sus puestos.