Ciudad de Panamá, 20 dic – Treinta y cinco años después de que Estados Unidos invadiera Panamá para capturar al general Manuel Antonio Noriega, las familias de los desaparecidos han tenido una «esperanza» este 2024 con la identificación «positiva» de siete nuevas víctimas, un número «importante», pero no «suficiente».

Esas siete víctimas identificadas «son importantes porque de uno que teníamos el año pasado (ahora) tenemos siete más. Pero desde luego no es suficiente, hay muchas familias que todavía no tienen la certeza de dónde está su muerto», comentó a EFE el presidente de la Comisión 20 de diciembre de 1989, Rolando Murgas.

El Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses de Panamá (IMELCF) y la Fundación de Antropología Forense de Guatemala (FAFG) identificaron en 2024 siete víctimas de la invasión, después de que el año pasado se lograra determinar a un solo desaparecido, según anunció esa comisión esta semana.

Y, justamente, este viernes se cumplen 35 años de aquel 20 de diciembre de 1989, cuando Estados Unidos invadió Panamá para capturar al entonces general Noriega (1934-2017) en una misión que los estadounidenses bautizaron como «Causa Justa». Ese hecho es uno de los capítulos más negros de la historia panameña reciente.

Aquel día, el Ejército estadounidense movilizó 26.000 soldados y usó armamento de última generación en una cruenta invasión que deja un indeterminado número de víctimas más de tres décadas después: la comisión tiene un registro de 441 muertos, pero extraoficialmente se habla en Panamá de hasta 4.000 civiles fallecidos.

Sin embargo, documentos estadounidenses desclasificados a lo largo de los años y publicados por primera vez en diciembre de 2019 señalan que hubo 516 muertos durante la invasión, de ellos 314 militares y la gran mayoría panameños.

Gran parte de los cuerpos fueron enterrados en fosas comunes, muchas de ellas ubicadas en el Jardín de Paz de Ciudad de Panamá. Años después aún se hallan restos humanos, pero la identificación es un trabajo lento pues incluye procesos complejos como las pruebas de ADN.

En esos procesos, como explica Murgas, la identificación puede ser «positiva» o «negativa, es decir, que supuestamente tendría una identificación en las tumbas no correspondía con el ADN de sus familiares».

Una mujer toma una fotografía en la Galería Manuel E. Amador en la Universidad de Panamá, en la capital panameña. EFE/Bienvenido Velasco

Aún así, Murgas no pierde la «esperanza» de identificar más víctimas en los próximos meses pese al estado deteriorado de los cuerpos.

«Están por llegarnos, además de estos siete, otros resultados de Guatemala porque hemos repetido el envío de muestras tomando de otras partes de los restos que están más deteriorados. Y tenemos esperanza de que pueda ser un número plural de aquí a principios de enero», afirma.

Un avance «notable» en la compensación

«Sí ha habido un avance notable porque casi por tres décadas este fue un tema que de una manera a otra se esquivó considerarlo e, incluso, valorarlo en Panamá. Muchos miraron hacia otro lado, (pero) hubo la persistencia de los familiares y grupos dentro de la sociedad que mantuvieron el tema de la memoria histórica», detalla Murgas.

Este 2024 se conmemora por tercer año como jornada de Duelo Nacional, no laborable, un hecho que, según recuerda Murgas, fue «recomendado» a varios gobiernos por la Comisión 20 de diciembre de 1989.

«Entonces allí hubo un paso positivo y muy importante y que vino a llenar una reivindicación que había sido enarbolada por muchas personas en Panamá», apunta el presidente de dicha comisión, creada en 2016.

El 20 de diciembre se conmemora como Duelo Nacional gracias a una ley firmada en 2022 por el entonces presidente Laurentino Cortizo (2019-2024) del Partido Revolucionario Democrático (PRD), el brazo político de la dictadura que vivió Panamá entre 1968 y 1989, iniciada por el general Omar Torrijos y que tuvo a Noriega como su último caudillo.

Murgas también apunta que «las cosas cambiaron» porque hubo «un conjunto de situaciones y de persistencia por parte de mucha gente en Panamá», y ahora «hay una corriente de opinión en la sociedad panameña más receptiva y es creciente e incluso en las nuevas generaciones».

Además, Murgas argumenta que cada vez crece más el interés entre los jóvenes estudiantes de las escuelas tras varias campañas de divulgación para conocer «qué es lo que pasó» ese 20 de diciembre de 1989.

Ana de León

EFE

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