A qué le apuestan los colombianos

FECHA:

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Marcha por la paz el 9 de abril de 2015 en Bogotá. Tomada de www.telesurtv.net

Columna de opinión

Por Monkey D, Dragon*

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Tomada de Internet

Cada vez que voy a un Gana, veo a muchísima gente haciendo chances desde $150 en adelante, siempre con la esperanza de ganarse algo para poder solventar una necesidad que apremia —un chance de $150 da una ganancia de $60.000—. Miles de personas acuden a Gana para hacer sus apuestas e invertir ingentes cantidades de dinero en algo que escasas veces se les retribuye. Pero tienen fe, apuestan porque esperan ganar algún día. Sin embargo, la ciencia ha demostrado que muy pocas personas ganan y la mayoría solo se engancha a un vicio de apuestas.

Un familiar mío juega el Baloto cada ocho días, una lotería que se acumula y promete a quien se la gane volverlo multimillonario. Dinero fácil, pero esquivo, millones de personas hacen su apuesta, pero pocos ganan, aún así, la gente sigue entregando su dinero a estas macroempresas de la felicidad furtiva.

Las escuelas expertas en extorsionar a niños y familias, además de enseñarle a los primeros asuntos de memorización con pedagogías anquilosadas, los han convertido en pequeños estafadores que vacunan a sus primos, tíos, padres y vecinos con venta de boletas que casi  nadie gana. Boletas para paseos, para arreglar una puerta, para comprar algo del aula, ¡boletas y más boletas! Compramos a los pequeños para no defraudar su confianza y no generarles a su temprana edad el estrés de tener que pagar una boleta de su propio dinero y ahorrarles el horror del fracaso por no vender. TODOS COMPRAMOS ESAS BOLETAS EXTORSIVAS y nadie se queja furiosamente por esta situación permanente.

Ahora bien, queridos apostadores, ustedes se han preguntado, ¿por qué creemos que nos vamos a ganar rifas, chances y Baloto pero sí somos escépticos con un proceso de paz? La fe, dicen los religiosos, consiste en creer en lo que no se ve, es decir, no ves a Dios pero crees que existe, no tienes trabajo pero tienes en que tendrás un buen empleo. Sin embargo, en lo que va del año las noticias no han vuelto a mostrar masacres, combates, soldados muertos, guerrilleros dados de baja, torres eléctricas derribadas, oleoductos detonados, niños reclutados… y aún así no somos capaces de creer que la paz o la disminución de la violencia armada es algo positivo. ¿No les parece que una sola vida que se logre salvar es una gran ganancia para la humanidad? ¿No creen que hacer una apuesta por la paz y la vida puede ser nuestra apuesta más arriesgada pero al mismo tiempo la más positiva, comparada con otras tantas apuestas que a diario hacemos?

Queridos lectores, la semana pasada gran Bretaña se retiró de la Comunidad Europea. Millones de británicos no podrán movilizarse por el continente como ciudadanos europeos, no volverán a ser contratados en cualquier país sin necesidad de trámites consulares. Los adultos xenófobos ingleses y los de la tercera edad le destruyeron el futuro a millones de jóvenes por sus intereses egoístas, racistas e ignorantes. ¿Ustedes quieren hacer lo mismo en Colombia?

La grandeza del ser humano no se demuestra por la capacidad de dar limosnas en la calle o regalar ropa vieja a los indigentes. Esta radica en sobreponerse a los propios intereses y pensar en los demás, en su bienestar.

Los jóvenes esperan que les dejemos un país más pacífico, más tolerante, más humano. No tenemos el derecho a querer que nuestros hijos vivan como vivimos nosotros, con el miedo de la bomba, el secuestro, la bala perdida, el alza de impuestos, la privatización de la educación y la privatización de la salud para gastar en el ejército y esta guerra fratricida. Apostémosle a la paz, tendremos más que ganar que perder. Si logramos que la guerrilla se acabe podremos protestar frente al Gobierno sin ser tildados de insurgentes y quizás correr el riesgo de ser asesinados o judicializados por ser de izquierda. Sin guerrilla, el Gobierno no tendrá más excusas para matarnos por demostrar nuestra inconformidad. ¿Acaso ustedes se sienten felices con la privatización de las empresas del Estado y de derechos como la salud y la educación? Seguramente no, pero sin democracia no podremos hacer nada, porque si no cabemos todos, todos somos parcialmente enemigos del establecimiento y el establecimiento es reaccionario, mata y desaparece. ¿Recuerdan los falsos positivos?

Piensen en el futuro, analicen si quieren que las nuevas generaciones vuelvan a saber de los horrores de la guerra que ya vivimos. Dejemos el odio a un lado y construyamos país. Dejemos de apostarle a la suerte del chance y mejor apostémosle a la paz, seguramente esa apuesta sí la ganemos.

 

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