Río de Janeiro, 13 nov – A un año del inicio de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de Brasil (COP30), las obras que se adelantan en Belém para acoger a las miles de personas que asistirán avanzan ante las dudas de que puedan estar listas a tiempo y dar abasto para la alta demanda.
Ubicada en medio de la Amazonía brasileña, la capital del estado de Pará, que será la sede del evento en noviembre de 2025, según expertos carece de la infraestructura adecuada y de suficientes alojamientos para recibir a los 60.000 visitantes esperados, entre ellos jefes de Estado, empresarios, académicos y activistas.
La ciudad cuenta con 18.000 camas de hotel, sin calcular los apartamentos de alquiler, y solo con los proyectos que ya están en marcha, las autoridades proyectan añadir entre 8.000 y 11.000 cupos más que ayudarán a suplir las necesidades de hospedaje.
Entre ellos, el uso de cruceros que estarán anclados en el puerto, el acondicionamiento de escuelas y edificios públicos, la adaptación de un área especial para poblaciones indígenas y la construcción de una villa para líderes, que luego se convertirá en un centro administrativo.
También están en marcha dos proyectos con el sector privado para la construcción y adecuación de predios públicos para convertirlos en hoteles de alta gama y varios hoteles han anunciado obras de remodelación.
En octubre fue inaugurada la primera de las 17 escuelas que serán adaptadas para servir como hostales durante el evento y la próxima semana se debe concretar la contratación de los cruceros.
«Estas estrategias, sin duda, permitirán que podamos viabilizar los cupos» de alojamiento, ha asegurado a EFE el gobernador de Pará, Helder Barbalho.
En la ciudad también se adelantan obras de saneamiento, movilidad y embellecimiento urbano, así como para la ampliación del aeropuerto y del puerto, esta última obra, necesaria para recibir los cruceros.
Incertidumbre para los expertos
Pero a un año de la cumbre, expertos se cuestionan si lo planeado estará listo para la esperada fecha.
Para Helena Tourinho, miembro del Consejo de Arquitectura y Urbanismo de Pará, el tiempo que resta solo permitirá que salgan adelante las obras más «estratégicas», como la sede principal del evento, pero no todos los proyectos.
La experta en desarrollo urbano enumera imprevistos -como un hallazgo arqueológico que paralizó parte de las obras de un proyecto de embellecimiento urbano-, pero también complicaciones en procesos de expropiación.
En cuanto a hospedaje, Tourinho afirma que el problema de capacidad de la ciudad «no es cuantitativo, sino cualitativo», ya que anualmente Belém recibe a unas 80.000 personas para la procesión del Cirio de Nazaret, su mayor evento religioso.
«Buena parte son familiares de habitantes de la ciudad y se hospedan en sus casas, o son personas que en su mayoría no requieren de un alojamiento de alto estándar», explica a EFE.
La arquitecta señala que, además de los proyectos anunciados por los gobiernos federal y regional, los organizadores han considerado incluso alojar a parte de las delegaciones en resorts de estados vecinos, que estarían a unos 50 minutos en avión.
Pese a las dificultades logísticas que implica, el Gobierno brasileño quiso realizar el evento en Belém, por el simbolismo de hacer el evento climático más importante del mundo por primera vez en la Amazonía.
Valter Correia da Silva, secretario extraordinario para la COP30 y quien encabeza la organización del evento, ha repetido en varias oportunidades que «el desafío es grande», pero asegura que Belém estará preparada.
Brasil fue elegida como sede de la COP30 en diciembre de 2023 y asumirá los trabajos este mes cuando concluya la cita de Bakú.
EFE