Rafah (Gaza), 17 de abril de 2024.- Siete miembros de la familia Abu Qamar, padre, madre, hijos y abuelo, que habían sobrevivido a un ataque israelí el pasado 11 de febrero que destruyó la mezquita Al Hudda, junto a su vivienda, murieron anoche después de que un misil israelí hiciera estallar la casa en pedazos.
Ibtisam Mohammed Abu al Hanoud, de 30 años; Muhamad Rabhi Abu Qamar, 32 años; Talin, nueve años; Karam, de cinco; Lana, también unos cinco, y Alma, de tres años murieron la noche del martes, cuando un misil israelí atravesó el muro de la casa y explotó en la habitación donde habían encontrado refugio al principio de la guerra, en casa de su abuelo Hasan Abu al Hanud, fallecido también en el ataque.
Lo cuenta a Efe con la mirada perdida y apenas capaz de pronunciar palabra, Nizam, hermano de Muhamad.
«Hubo un ataque anterior contra la mezquita Al Hudda, pero gracias a dios, sobrevivieron al bombardeo. Pero esta vez, el ataque fue contra la casa directamente, contra la habitación en la que estaban el padre, la madre y los niños y con ellos el abuelo de los niños» dice Nizam entre silencios que parecen contener la muerte.
«Y murieron todos por ninguna razón, por ninguna causa. Que dios los tenga en su misericordia», dice.
Los restos desmembrados de sus cuerpos esperan ahora frente a él, en el patio de la morgue, envueltos en bolsas de plástico negro y rodeados de moscas, para ser enterrados.
Algunos familiares lo acompañan en silencio, otros rompen a llorar desconsolados por su asesinato en una guerra que se ha cobrado ya la vida de casi 34.000 personas, en su gran mayoría niños y mujeres, que Israel considera daños colaterales.
Nizam abre una de las bolsas y muestra el rostro inerte y ennegrecido de tierra y sangre del cadáver de la que podría ser Talin. Otra bolsa contiene los cuerpos desmembrados de dos de sus hermanos.
La noche del 11 de febrero el Ejército israelí lanzo una operación para rescatar a dos rehenes, Fernando Simón Marman, de 60 años, y Norberto Louis Har, de 70, ambos secuestrados en el kibutz Nir Yitzhak, el 7 de octubre, durante el ataque de Hamás que hizo estallar la guerra.
En la incursión del día 11, las tropas mataron a un centenar de personas, de las cuales unos cincuenta eran «terroristas», según Israel.
El portavoz del Ejército israelí, Daniel Hagari, indicó entonces que la operación de rescate tuvo lugar en un edificio en el corazón de Rafah y que se llevó a cabo con el apoyo de una «intensa potencia de fuego» de la Fuerza Aérea.
La casa donde vivían Ibtisam y Muhamad colindaba con la mezquita, pero en aquella ocasión tuvieron suerte.
Era la casa de un tío suyo, en la que habían encontrado refugio durante los primeros días de la guerra, cuenta Nidam.
Hoy, entre los restos de la casa destrozada, un grupo de niños rebusca. «Este es un zapato suyo», dice uno de ellos levantando una zapatilla deportiva abandonada entre los escombros antes de volver a tirarla sobre la cama desvencijada de lo que ayer era todavía un dormitorio.
EFE