Jerusalén, 6 mar – Hamás ha mantenido una campaña de presión psicológica hacia Israel a través de los 251 rehenes que capturó en el ataque del 7 de octubre de 2023, que se intensificó durante la primera fase de la tregua en Gaza, tanto con vídeos de cautivos pidiendo el fin de la guerra como con ceremonias al liberarlos en las que el grupo hacía un alarde de poder.
Poco después de entregar a los últimos seis rehenes con vida previstos para la primera fase de la tregua, Hamás compartió un vídeo a modo de ‘ultimátum’ ante la segunda: dos cautivos cuya liberación depende de que el acuerdo de alto el fuego continúe, Evyatar David y Guy Gilboa-Dalal, veían llevándose las manos a la cabeza la ceremonia en la que liberaban a sus compañeros.
«Netanyahu, has acabado con nosotros», dice en la grabación un pálido y ojeroso Guy Gilboa-Dalal (22 años) «negocia como debe ser, firma un acuerdo y acaba con esto», añade suplicando a la cámara.
A su hermano Gal, el vídeo le llegó al móvil estando en Washington, como público de un discurso del presidente, Donald Trump, en una visita para presionar por el retorno de los rehenes.
«La primera vez que lo vi estaba en shock», relata Gal a EFE en una llamada telefónica. Vio el vídeo sin sonido, dadas las circunstancias, junto a Ilay David, el hermano de Evyatar: «Lo importante no es lo que dicen, es lo que experimentan y cómo reaccionan. Puedes verlos a los dos en shock, tristes y consumidos».
«Hamás está restregando (a Israel) que no han rescatado a todos los rehenes», dice a EFE José Vericat, investigador del Real Instituto El Cano especializado en el conflicto palestino israelí, sobre la estrategia del grupo islamista.
Uno de objetivos de Israel con la guerra en Gaza, recuerda en una llamada telefónica, era recuperar a los secuestrados. Casi año y medio después 59 siguen en la Franja, a la espera de una segunda fase del alto el fuego cuyas negociaciones están estancadas entre la demanda de Israel de extender la primera y la negativa frontal de los islamistas, que exigen cumplir el acuerdo original.
La estrategia de propaganda de Hamás
«Israel, uno de los ejércitos más poderosos del mundo, uno de los más tecnológicamente sofisticados, con los misiles más potentes y avanzados, con la mayor sofisticación militar (occidental estadounidense…) a su servicio, servicios de inteligencia… A pesar de todo no consiguen rescatar a los rehenes», añade el analista.
Con las entregas de rehenes, Hamás buscó desmontar otro de los objetivos de Israel: acabar con el grupo islamista y que Gaza ya no suponga una amenaza. Cientos de milicianos se exhibían junto al escenario por el que pasaban los cautivos cargando armas y equipos arrebatados al Ejército israelí.
Junto a ellos, los andamios estaban forrados con pancartas con mensajes como «Nosotros somos el próximo día», en alusión a las declaraciones de las autoridades israelíes sobre que el grupo no podía formar parte del ‘día después’ de Gaza tras la guerra.
Las muestras de abuso psicológico y físico contra los rehenes son otro de los pilares de la estrategia de Hamás, con el que mandan «un mensaje a la población israelí del precio que han pagado y están pagando -y que está pagando, por extensión, toda la población que sufre por ellos- a causa de Netanyahu», continúa el investigador.
Cuando recuerda el vídeo de su hermano, Gal Gilboa dice ser consciente de que todos los vídeos de Hamás están guionizados, pero sentencia: «No creo que (de lo contrario) dijesen nada distinto, ruegan por su vida. Nada cambia lo que sufren, que están siendo torturados».
«Creo que es algo que siempre temí, ver a mi hermano en uno de los videos de propaganda de Hamás, porque sabemos el uso cínico que dan a los rehenes para su beneficio político. Si algo sé con claridad es que mientras haya rehenes allí continuarán utilizándolos», resalta.
Al término de la primera fase, los familiares de los rehenes pasaron a exigir al Gobierno un acuerdo sobre Gaza que los traiga «inmediatamente» y «sin fases», alegando que el tiempo se agota para los cautivos.
«Por otro lado, Hamás está intentando constantemente demostrar y contrastar su humanidad respecto a Israel», añade Vericat. En las entregas de rehenes, la mayoría subían al escenario saludando, alzando los pulgares y con un aparente buen estado de salud.
En una de ellas, el rehén Omer Shem Tov besaba sonriente a dos de sus captores en la cabeza. Poco después otro vídeo mostró cómo el cámara que rodó el gesto instaba al israelí y los milicianos a ejecutarlo.
«El Gobierno israelí no tiene intención de llevar a cabo un alto el fuego permanente en Gaza», lamenta Vericat, que opina que Hamás no accederá por otro lado a soltar en una tanda a todos los rehenes, como exige Israel y sus familias, ya que «se le acabarían todas las fichas de negociación».
Paula Bernabéu
EFE