Madrid, 2 may – La campaña electoral para los comicios regionales en Madrid concluye este domingo con la expectativa de un resultado que se espera ajustado entre derecha e izquierda, que es visto como un barómetro de la situación política en el conjunto de España.
Las dos semanas de campaña estuvieron marcadas por una fuerte polarización y la votación del próximo martes 4 de mayo se plantea como un pulso entre la izquierda, que gobierna en el país, y los conservadores, que aspiran a recuperar el poder en España.
La favorita según las encuestas es la actual presidenta de la región, la conservadora Isabel Díaz Ayuso, del Partido Popular (PP), aunque sin una mayoría clara para gobernar en solitario o tener que pactar con el ultraderechista Vox para evitar que una coalición entre partidos de izquierda desaloje a los «populares» tras más de dos décadas en el Gobierno regional.
El PP gobierna ahora con los liberales de Ciudadanos, una formación que se juega en estos comicios buena parte de su futuro en España con unos sondeos a la baja.
Las elecciones se celebran de forma anticipada, después de que la presidenta disolviera el Parlamento regional ante el temor que perdiera el poder por una moción de censura como las que se estaban produciendo en otras regiones españolas, y la tendrán lugar en día laborable, cuando en España lo habitual es que sean en domingo, con medidas sanitarias además ante la pandemia de covid-19.
El líder del PP, Pablo Casado, aseguró que su partido espera que estas elecciones sean «un punto de inflexión para la política nacional» y constituyan el primer paso para cambiar el «mal Gobierno» en España que lidera el socialista Pedro Sánchez, del PSOE.
«Se puede derrotar al PSOE y eso puede pasar también a nivel nacional», defendió.
El cierre de campaña, puesto que la jornada antes de la votación se denomina en España día de reflexión y no se puede pedir el voto, coincidió con la celebración de la festividad de la región de Madrid, motor económico del país y tercera con mayor población, unos 6,7 millones de habitantes, de ellos algo más de cinco millones con derecho a voto.
La campaña estuvo marcada por episodios como el envío de cartas que incluían balas y amenazas de muerte a varios políticos, entre otros, incluidos miembros del Gobierno y el candidato electoral de la formación de izquierda Podemos, Pablo Iglesias, que dejó la vicepresidencia del Gobierno nacional de coalición con los socialistas para concurrir a estas elecciones.
Además de momentos de tensión como un mitin de la ultraderecha con enfrentamientos entre la Policía y manifestantes contrarios al acto que acabaron con detenidos.
Y mensajes más cargados de ideología que de propuestas para mejorar la vida de los ciudadanos, pese a la pandemia y la crisis económica que conlleva, como la disyuntiva de «comunismo o libertad» lanzada por los conservadores y respondida desde la izquierda con un «fascismo o democracia».