Madrid, 25 de julio del 2023 – El acuerdo entre la Unión Europea y los países del Mercosur, que se negocia desde hace dos décadas, sigue siendo una preocupación y una aspiración para ambos bloques, mientras que los parlamentarios latinoamericanos se muestran “optimistas” en cerrarlo lo antes posible si se resuelven los flecos pendientes.
El texto fue firmado en 2019, pero está detenido en el proceso de confirmación que tienen que dar los parlamentos nacionales por las divergencias de algunos países, como Francia o Austria bajo argumentos de protección ambiental y de estándares de calidad.
El tratado, uno de los grandes temas de la Cumbre entre la UE y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (CELAC) del pasado julio en Bruselas, también fue comentado y analizado entre las sesiones de la decimoquinta asamblea Parlamentaria Euro-Latinoamericana (EuroLat) que arrancó ayer en Madrid y finaliza el jueves.
En declaraciones a EFE, el actual presidente del Parlasur (el parlamento de los países del Mercosur), el uruguayo Mario Colman, se mostró “con optimismo para abordar algunos aspectos” que califica como “dilatados”, al referirse al pacto de la Unión Europea-Mercosur.
Colman, del Partido Nacional uruguayo (oficialista), cree que España, que preside durante este segundo semestre del año el Consejo de la UE, será el “motor para poder avanzar” en algunas partes del acuerdo.
Pese a sus esperanzas, reconoció que algunos miembros de la Unión Europea “tienen ciertos reparos”.
“Sabemos la posición de Austria y Francia, pero no puede ser que la voluntad de un país se imponga al resto. Entendemos que España es un referente sumamente importante para la Unión Europea y tenemos muchas esperanzas de lo que se puede alcanzar”, sentenció el funcionario recientemente electo al frente del Parlasur.
“UNA VENTANA DE OPORTUNIDAD”
Lo mismo opina el expresidente del organismo, el brasileño Arlindo Chinaglia, quien ve en la presidencia española «una ventana de oportunidad para negociar y cerrar el acuerdo rápidamente”.
Ante las negociaciones del acuerdo, Chinaglia argumenta que “en los acuerdos siempre da la sensación de que gana uno y pierde el otro”, dice sobre los flecos que aún quedan por consensuar, entre ellos un protocolo que la UE añadió sobre protección del medio ambiente.
«Por lo menos hay tres situaciones que necesitan ser ajustadas, sobre medio ambiente la redacción permite interpretaciones que un país, que igualmente viene cumpliendo las metas de medio ambiente, pueda ser penalizado y eso repercuta en las cuotas de exportaciones», explica.
En esa línea, declara que «no es necesario que alguien supervise si se cumplen las metas ambientales o no porque todo el mundo va a seguir el plan».
Otra de las barreras que ve es la apertura de la competitividad entre empresas nacionales y extranjeras para compras y otros negocios con los Gobiernos, algo que, según manifiesta, podría perjudicar a las compañías nacionales al quedar «desbancadas» por grandes operadoras.
«Eso va a tener que ser revisado», adelanta Chinaglia, quien entiende que estas cuestiones son «circunstancias que acabaron motivando posicionamiento publico de algunos países» pero insiste en que «hay una necesidad de cerrar el acuerdo rápidamente».
LAS DIFICULTADES DEL MERCOSUR
Para Colman, el organismo de integración de Mercosur, tiene -a 32 años de su creación- «dificultades propias que debe superar” aunque va “encaminado en una buena ruta”.
“No tenemos una integración completa en los estadíos que deberíamos tener. Hay que tratar de superar algunas asimetrías y dificultades. Hay pasos que tiene que dar el organismo sobre todo en temas arancelarios, que hoy por hoy esa preferencia arancelaria ni siquiera se está cumpliendo”, afirmó el uruguayo.
En esa línea reconoce que “muchos preguntan ‘¿para qué el Mercosur?’ y la respuesta es ‘¿sin Mercosur cómo estaríamos?’ Queremos un Mercosur mejor, más moderno, más flexible, más abierto al mundo y que se adapte a un mundo cada vez más cambiante, más desafiante y lleno de incertidumbres”.
Ailén Desireé Montes y Ana Báez
EFE