Afectado el 40 % del personal de salud en Colombia por trastornos mentales durante la pandemia

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Como si no fuera poco arriesgar sus vidas y la de sus familias, el personal de salud en Colombia sufre las consecuencias de la atención de la pandemia por la COVID-19. Así lo reveló un estudio de la Universidad CES de Medellín que demuestra cómo se incrementaron los trastornos y afectaciones a la salud mental de los ‘héroes’ de bata blanca.

El estudio del Centro de Excelencia en Investigación en Salud Mental (CESISM) de la Universidad CES se desarrolló en julio pasado con 711 profesionales en Bogotá, Barranquilla, Cali, Medellín y otras ciudades del país. Del total de consultados, los médicos representan el 67,9%, el personal de enfermería el 22,8% y otros profesionales como auxiliarles, fisioterapeutas, nutricionistas casi el 9,3%.

De acuerdo con el Centro, por diferentes factores en el contexto del desarrollo y atención de la pandemia del coronavirus, no sorprende que el personal de cuidados de la salud sea, especialmente, susceptible a sufrir trastornos del estado de ánimo como ansiedad, depresión e insomnio.

“En los últimos meses médicos y personal de salud en el mundo y en Colombia han debido enfrentarse a una situación sin precedentes: la pandemia de la COVID-19, realidad que los ha llevado a trabajar en situaciones extremas, así como a la toma de decisiones bajo una presión excesiva”, justificó la Dr. Yolanda Torres de Galvis, directora del CESISM y líder del estudio de la Universidad CES.

La investigación colombiana cuenta con el respaldo de la Iniciativa Mundial de Encuestas de Salud Mental (The World Mental Health Survey Initiative), un proyecto colaborativo de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Resultados:
El 67,5% de los profesionales que participaron en el estudio, labora en clínicas u hospitales de carácter privado; el 25,0% en instituciones públicas; y el 7,5% en entidades de capital mixto. Las áreas laborales en las que se desempeñan son hospitalización, urgencias, unidades de cuidados intensivos, unidades de cuidados intermedios y el área administrativa.

Dentro de los primeros hallazgos se encontró que los profesionales de la salud se identifican con el temor a ser contagiados y contagiar a su familia; ser discriminados y aun agredidos por estar trabajando en el hospital o clínica donde se atienden los pacientes; el temor de que un compañero de trabajo sea diagnosticado con COVID- 19 y lo más doloroso pueda morir por la enfermedad causada por el virus.

En el estudio se aplicaron escalas validadas sobre los trastornos mentales de ansiedad, depresión, problemas de sueño o insomnio. Del total de la muestra cerca al 40.0% de los consultados cumplió con los criterios para padecer de algún tipo de trastorno.

Los médicos son los más afectados para todos los trastornos estudiados, al presentar el 35,4% ansiedad; el 26, 7% depresión y el 13,0% insomnio; seguidos por otros profesionales con el 31,8% ansiedad, el 18,2% depresión, y el 4,5% insomnio. Por su parte, de los enfermeros el 27,8% padece ansiedad, el 16,7% depresión y el 10,5% insomnio.

“Esta situación se acompaña por sentimientos de disgusto, pena y culpa, y culmina en síndrome de desgaste profesional, fenómeno que se conoce como Moral injury, definida como estrés psicológico, uno de los agresores más severos en estos tiempos”, detalló la Dra. Torres de Galvis.

Parte de esa situación es derivada de los factores a los que se ven expuestos como tener que aislarse de su familia por el trabajo clínico; falta de equipos de protección personal (EPP) adecuados; participar en áreas que no hacen parte de su especialidad; largas jornadas laborales; cansancio físico y mental; pérdida de la rutina personal; rechazo y agresión por segmentos de la sociedad; y excesiva información médica y no médica relacionada con el coronavirus (Infodemia).

El estudio concluye recomendando: con el objetivo de ofrecer el mejor abordaje de los problemas psicosociales urgentes e insatisfechos, se deben desarrollar modelos de prevención e intervención de la crisis psicosocial, con la aplicación de la Internet y tecnologías apropiadas, de ser posible integrando a todas las organizaciones de salud, a las autoridades de salud mental, las agremiaciones profesionales, a los psiquiatras y los psicólogos, así como combinar la intervención temprana con servicios posteriores de rehabilitación.

*Por Clínica CES

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