Agresiones a un refugio de campesinos

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Barbosa Campamento foto CONAP

Foto: CONAP

Miércoles, 11 de Septiembre de 2013 17:08 Yhoban Camilo Hernandez Cifuentes, Agencia de Prensa IPC.

El pasado fin de semana se logró en Colombia un acuerdo inicial, entre el Gobierno Nacional y los campesinos del sur del país, para tratar de levantar el paro nacional agrario decretado el 19 de agosto de 2013. Seguramente, para quienes resulta más alentadora esta noticia, es para los cientos de miles de labriegos que permanecen concentrados en diferentes municipios del país. Ellos han puesto sus esperanzas en un acuerdo favorable y han sufrido en carne propia la represión de la protesta.

12 personas muertas, 21 heridos con arma de fuego, 485 lesionados y 4 desaparecidos, es el balance más reciente presentado por el Comité de Derechos Humanos de la Mesa Nacional Agropecuaria y Popular de Interlocución y Acuerdos (MIA). A esto se sumarían 262 detenciones arbitrarias, 52 casos de hostigamientos y amenazas a manifestantes y líderes sociales y 51 casos de ataques indiscriminados a la población civil.

En el departamento de Antioquia, el Refugio Humanitario de Barbosa no ha sido ajeno a estas situaciones. Por eso el pasado 6 de septiembre de 2013 se entregó un informe sobre las agresiones y vulneraciones de derechos humanos en ese campamento. La agencia de prensa del IPC estuvo en la presentación de dicho informe y preparó la presente crónica.

Un film, una ficción, otra realidad

*Los nombres de algunas personas fueron cambiados para proteger su identidad

Entre canchas de fútbol, baloncesto y gimnasios callejeros, pasan sus días unos 4 mil campesinos que se concentraron en el coliseo municipal de Barbosa, en Antioquia, para unirse a las protestas del Paro Nacional Agrario, Minero y Popular, que según la Mesa de Interlocución y Acuerdo (MIA) ha movilizado más de 200 mil personas en el país.

El coliseo está ubicado a unas 5 cuadras del parque principal de Barbosa, en el norte del Valle de Aburrá. Allí, dentro de las áreas deportivas, los labriegos provenientes de Antioquia y Córdoba levantaron coloridas tiendas de acampar o improvisados cambuchos con plásticos negros. El campamento fue declarado refugio humanitario.

A escasos metros del cementerio municipal, bajando por una inclinada calle, se divisan los primeros campesinos deambulando por las vías aledañas al escenario deportivo. Una malla rodea el lugar y la única puerta de acceso habilitada por los labriegos, está a mitad de cuadra.

Frente a la puerta, llama la atención una pequeña tienda cuyas mesas y sillas están ocupadas por jóvenes campesinos que tomaron asiento para ver la televisión. Los muchachos lucen camisetas, jeans o sudadera; todos usan botas negras de caucho y algunos llevan gorras puestas.

La mayor parte del tiempo permanecen inmóviles y en silencio. Sólo durante los comerciales, despegan sus miradas de la pantalla para jugarse algunas bromas como quitarse las cachuchas o halarse las orejas.

Sin duda, ver películas de acción en un canal extranjero es una de las mejores formas de pasar el tiempo en el refugio. Tal vez, para algunos, esta experiencia sea poco común, pues es posible que en sus fincas no haya modernos televisores de pantalla plana y mucho menos televisión por cable.

Por los relatos que escuché más tarde, las veredas de las que provienen estas personas están en precarias condiciones, sufren el abandono del Estado y apenas producen lo necesario para alimentar a las familias. No hay suficientes escuelas ni centros de salud y las vías de acceso son deterioradas trochas que encaren el transporte de las cosechas.

Pero esa realidad no está ahora en la mente de los muchachos, quienes permanecen entretenidos con la película de soldados que pasan en la tele. La trama es sobre un pueblo que está siendo evacuado por lo que parece ser una emergencia química, pues varios uniformados usan máscaras de gas. En el filme, los militares protegen a la población ayudando a las personas a salir del lugar.

Aunque son situaciones distintas, comparo a esos soldados, que arriesgan sus vidas para proteger a los civiles, con los policías que hace quince días arremetieron contra el refugio humanitario de Barbosa, afectando incluso a mujeres y niños con el uso de gases lacrimógenos.

La comparación guarda relación con el motivo de la vista al campamento: recibir el Informe final de la comisión de verificación de derechos humanos convocada por la Coordinación Agrominera del Noroccidente y el Magdalena Medio Colombiano, realizado el 6 de septiembre de 2013.

En las conclusiones del informe se expresa que en desarrollo del paro nacional agrario en Antioquia, los campesinos “han sido víctimas de múltiples violaciones de Derechos Humanos materializados en el uso excesivo de la fuerza pública, señalamientos, detenciones arbitrarias, empadronamientos, seguimientos, desplazamiento, sabotajes e intimidaciones.”

De acuerdo con el informe, al 6 de septiembre, había un registro de tres personas heridas por disparos de fusil, una más por impacto de pistola neumática y al menos unas 50 lesionadas, entre ellas varios niños y mujeres embarazadas.

Barbosa Campamento 1

Frías agresiones, fríos corazones

Es un viernes frío. Llovió durante la noche y buena parte de la madrugada. Aunque son las nueve y media de la mañana el cielo aún permanece nublado y los débiles rayos de sol iluminan los techos de las tiendas de acampar. Las zonas verdes están completamente empantanadas y quienes pasan por ahí arrastran el barro hasta los senderos y canchas deportivas donde permanecen los campesinos.

La mayor concentración está en el coliseo principal. El lugar huele a una mezcla de sudor y lodo. Los labriegos han llenado las gradas y permanecen expectantes, no para ver un partido sino para ser testigos de la presentación del informe. La comisión de verificación que recibirá el reporte está conformada por representantes de organizaciones sociales y de derechos humanos, del ICBF, la Defensoría del Pueblo, la Comisión de Derechos Humanos de la Gobernación de Antioquia, Brigadas Internacionales de Paz, entre otros.[ii]

En un primer momento, los mismos labriegos relatan los casos de varias personas que presuntamente fueron agredidas por la fuerza pública. Allí se conocen hechos ocurridos en el refugio humanitario del municipio de Caucasia, en el Bajo Cauca Antioqueño; en el municipio de Segovia, Nordeste de Antioquia; y en el refugio humanitario de Barbosa, en la región del Valle de Aburrá.

Uno de los primeros en hablar es Guin* miembro de la Asociación Campesina del Norte de Antioquia (ASCNA), quien empieza por exigir garantías para ejercer el derecho a la protesta en las regiones.

Según Guin* durante la movilización en su municipio, la fuerza pública les tomó fotos y al parecer con una lista buscaba a varios de los líderes de la protesta. Por eso decidieron salir de su región para llegar hasta el Refugio Humanitario de Barbosa.

“Decidimos estar aquí y permanecer en paro indefinido hasta que el Gobierno resuelva el pliego de peticiones de los campesinos. El campamento de refugio humanitario es una medida de auto protección para evitar agresiones y violaciones de los derechos humanos durante la protesta”, expresó el líder campesino.

Una situación más grave vivió el joven Jadi*, quien fue atacado por miembros del ESMAD que le causaron heridas en los costados, el ojo izquierdo y la mandíbula. La agresión ocurrió durante la arremetida contra el refugio humanitario de Barbosa, el 29 de agosto.

En su relato, Jadi* contó que estaba frente al polideportivo cuando la policía atacó el refugio con gases lacrimógenos. Con algo de timidez, el joven de 22 años cuenta que corrió hacia la vivienda de una señora que le permitió ingresar. Pero la policía irrumpió en la casa y lo golpeó repetidamente dejándolo luego abandonado.

Una situación similar vivió un joven de 16 años en el municipio de Caucasia, Bajo Cauca Antioqueño. El adolescente, oriundo del departamento de Córdoba, se había instalado en el refugio humanitario de Caucasia y, según su testimonio, fue atacado por el ESMAD cuando salió a hacer una diligencia con unos documentos.

El menor de edad, quien presuntamente fue golpeado con palos y a patadas, sufrió lesiones en la cabeza, la pierna y el costado izquierdos. La agresión habría ocurrido el 23 de agosto según el reporte de la Asociación Campesina para el Desarrollo del Alto Sinú.

Durante las intervenciones, también hubo espacio para testimonios conmovedores, como las expresiones de Adoli*, un habitante de Ituango que pidió detener los atropellos y la estigmatización hacia los campesinos.

“Me siento muy triste. Ellos –la policía- dicen que somos delincuentes. Nosotros lo que pedimos es que el Gobierno nos de algo. Pido que se pongan la mano en el corazón”, expresó Adoli*, recordando la arremetida del ESMAD al refugio humanitario.

Un refugio herido

Desde la noche del miércoles 28 de agosto, habrían comenzado los primeros ataques al refugio humanitario de Barbosa. De acuerdo con el informe de la comisión de derechos humanos, las agresiones del ESMAD empezaron hacia las siete de la noche cuando varias líderes campesinos se disponían a leer un comunicado ante la comunidad barboseña.

“El ESMAD arrojó gases lacrimógenos y granadas aturdidoras dentro del campamento de refugio humanitario, sin importarles que en su interior se encontraban alojadas mujeres, niños y personas de la tercera edad. Como resultado de las acciones represivas, abuso de autoridad y uso excesivo de la fuerza (…) quedaron 6 personas heridas…” Denuncia el informe.

Aunque las agresiones se habrían extendido hasta la media noche, la situación más difícil ocurrió el jueves 29 de agosto[iii], cuando el escuadrón antidisturbios y miembros de la policía rodearon el refugio humanitario “lanzando gases lacrimógenos dentro del campamento, granadas de aturdimiento y haciendo disparos de fusil”, según el reporte de la comisión de derechos humanos.

De acuerdo con el informe, “en estos hechos resultó herido, por dos impactos de bala, Elmer Ernesto Gaviria, quien de inmediato tuvo que ser trasladado a Medellín.” Además, al menos 20 personas sufrieron heridas leves y tuvieron que ser atendidas en el centro de salud, instalado dentro del refugio humanitario, y en el hospital de Barbosa.

El centro de salud del refugio, es un improvisado consultorio instalado en la cancha central del coliseo. Allí, el galeno Lero*, comisionado de salud del refugio humanitario, presta sus servicios apoyado por varias personas con algunos conocimientos médicos y en primeros auxilios.

Barbosa Campamento 2

Lero* narra que el día de la confrontación fue muy crítico, “porque la policía nos echó gases y nos atacó directamente sobre el puesto de salud, donde estamos atendiendo a la gente. Aquí tenemos más de 19 heridos por esquirlas, que nos ha tocado suturarlos; y tenemos alrededor de 50 casos de personas con problemas pulmonares por los gases. Hubo dos casos particulares que fueron muy críticos, un niño de 12 años y otro de 5 años que tuvimos que hacerles reanimación y casi se nos mueren.”

El reporte del comisionado de salud, da cuenta de dos personas heridas por bala el día de las agresiones al refugio. Uno con un impacto de pistola neumática sobre la mano derecha y otro con dos impactos de arma de fuego. Ambos pacientes fueron estabilizados en el centro de salud y posteriormente fueron enviados a un hospital en Medellín.

“Tenemos un paciente con dos impactos de bala, uno de 9 mm sobre pierna derecha a la altura de la rodilla, con entrada y salida posterior, y un tiro de fusil 5.56 mm con entrada en la pierna izquierda, también debajo de la rodilla, y salida por la parte posterior del muslo”, explicó Lero*.

El galeno también se refirió al caso de Jadi*, golpeado por la policía cuando intentó protegerse en la vivienda de una vecina del refugio. A él “lo cogieron y le dejaron el rostro prácticamente desfigurado. Ya llevamos casi 10 días con él de tratamiento anti inflamatorio, toda la parte interna de la boca contra los dientes quedó completamente destruida.”

[i]¨El informe tiene tres objetivos fundamentales: 1. Visibilizar la situación de vulneración y amenaza de las comunidades minero campesinas e indígenas del departamento de Antioquia, en el marco del paro nacional agrario 2. Documentar y sistematizar los casos de violación de Derechos Humanos producto de las agresiones por parte del Escuadrón Móvil Antidisturbios (ESMAD) de la policía 3. Incidir en el reconocimiento y respeto de los derechos humanos de cada una de las personas que se encuentran en el refugio humanitario de Barbosa.

[ii] La Coordinación Agro minera del Noroccidente y el Magdalena Medio hizo entrega del informe a los siguientes convocados: el Defensor Regional del Pueblo Antioquia, el asesor del senador Iván Cepeda, delegadas de la oficina de derechos humanos de la Gobernación de Antioquia y delegados de organizaciones sociales y sindicales y defensoras de derechos humanos del orden nacional y regional, como son: Corporación Colectivo de Abogados José Alear Restrepo, Corporación Reiniciar, Comité de Derechos Humanos de la CUT Antioquia, Fundación Comité de Solidaridad con los Presos Políticos, Departamento de Derechos Humanos CUT Antioquia, Corporación Jurídica Libertad, Corporación en Derechos Humanos Contracorriente, Corporación para la Paz y el Desarrollo Social (CORPADES), Corporación Jurídica Yira Castro, Fundación Sumapaz, Coordinación Colombia Europa Estados Unidos – Nodo Antioquia.

[iii] En otros puntos de Barbosa, la jornada del 29 de agosto estuvo marcada por enfrentamientos entre manifestantes y fuerza pública. Según el reporte de las autoridades locales, ese día estuvo bloqueada la vía de acceso al municipio y fueron incinerados 4 vehículos.

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