París, 23 feb – El presidente francés, Emmanuel Macron, se prepara para la inauguración del Salón de la Agricultura mañana sábado en París, embarrado en su propia estrategia de organizar un debate de concertación que le ha salido mal por el rechazo absoluto del sector, que amenaza con redoblar sus protestas.
Dos manifestaciones de tractores, organizadas por las dos principales organizaciones agrarias, han recorrido las calles de la ciudad y el líder del sindicato hegemónico FNSEA, Arnaud Rousseau, ha mostrado su indignación por la convocatoria inicial de ese debate, en el que se anunció una ONG ecologista radical que el mismo Gobierno quiso prohibir hace menos de un año.
La principal marcha de tractores, la de la Coordinación Rural, movilizó a alrededor de medio centenar de vehículos, que circularon en una marcha lenta desde la avenida de Versalles, al sur de la ciudad, hasta una plaza junto a los Inválidos, en un recorrido durante el que fueron aplaudidos y saludados por muchas personas que los encontraban por la calle.
Otra marcha estaba programada también por el interior de la capital y con destino final en el espacio ferial de la Puerta de Versalles, donde se va a celebrar el Salón de la Agricultura hasta el 3 de marzo.
Consciente del malestar del sector, que durante dos semanas a finales de enero estuvo bloqueando decenas de autopistas y carreteras por todo el país, Macron preparaba para este sábado un debate de varias horas con los representantes de los agricultores para anticiparse y desbaratar previsibles acciones de protesta durante su visita para la inauguración del certamen.
Según el Elíseo, se trataba de dar cabida a todo tipo de actores con un formato lo más «abierto» y «franco» posible para poner encima de la mesa todos los temas.
Pero todo su relato se torció cuando su equipo de comunicación indicó a los periodistas que entre los participantes estaría Les Soulèvements de la Terre (Los levantamientos de la Tierra).
Se trata de un movimiento ecologista que se dio a conocer sobre todo en marzo de 2023 al organizar una movilización multitudinaria y violenta contra un proyecto de embalse de riego en Saint Soline, en el departamento de Deux Sèvres, en la que hubo decenas de heridos.
El presidente de la Federación Nacional de Sindicatos de Explotadores Agrícolas (FNSEA), Arnaud Rousseau, indicó este viernes que le parecía «intolerable» y anunció que no iba a asistir al debate de Macron porque no podía participar en un diálogo con una organización que «destruye los medios de los agricultores».
Posteriormente, el Elíseo aseguró que el grupo ecologista no había sido «ni invitado ni contactado», y atribuyó la comunicación anterior a «un error».
Este fiasco llega tres semanas después de que el Gobierno lograra aplacar los ánimos de su sector agrícola el 1 de febrero, al anunciar una batería de medidas que respondía en parte a sus reclamaciones, como un mayor control de la ley Egalim sobre la cadena alimentaria, que garantiza a los agricultores precios de compra que cubran sus costos.
También una congelación del plan para reducir el uso de fitosanitarios, mientras se hace una nueva evaluación con los propios agricultores, o reiterar el no tajante francés a un tratado de libre comercio con Mercosur, así como una simplificación de muchas normas y procedimientos.
El Ejecutivo galo puso igualmente encima de la mesa cientos de millones de euros en ayudas para sectores en crisis (como el vinícola y los ganaderos afectados por la epizootía hemorrágica), y medidas para luchar contra el fraude de productos que se presentan como de origen francés pero que no lo son.
EFE
