Alcalde de Medellín: recuperar el centro no será tarea fácil

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Imagen del centro de Medellín. Tomada de elmundo.com

Columna de opinión publicada en EL FICHERO.

Por: Luis Fernando Quijano Moreno

13 de febrero de 2016

El alcalde de Medellín, al parecer, inicia bien la gestión. Ha comenzado a deslindarse de sus antecesores, lo cual es interesante pero causa preocupación: ¿Será populismo barato?, ¿o una postura seria basada en la entrega a la ciudad sin amarres y compromisos con los intereses particulares? Habrá que esperar a que avance un poco más su mandato.

Federico Gutiérrez, al parecer –insisto-, está partiendo de la premisa de que nada se debe negar en lo relacionado al complejo problema de seguridad, que en la actualidad se muestra con tendencia al alza tanto de lo criminal, como de la violencia soterrada pero feroz. Con este paso empezó a diferenciarse del tape-tape y las verdades a medias a las que nos acostumbró el mandatario de la ciudad innovadora de papel.

En concordancia, Gutiérrez ha reconocido el pacto del fusil, la desaparición forzada y la vacuna masificada, entre otras problemáticas relacionadas con la seguridad urbana de Medellín.

No me tiembla la mano a la hora de escribir esta columna y decir que le apuesto a Federico como el alcalde del sí. Reconocer es un buen paso para empezar, lo que sigue ahora es una estrategia bien diseñada, que aleje detractores, la cual lo fortalecerá paulatinamente aunque le baje en favorabilidad porque eso será momentáneamente. Una estrategia inteligente e interesante le permitirá ir ganando en solidaridad y apoyo, porque la ciudadanía irá entendiendo que tienen un mandatario que, sin negar nada, enfrenta la criminalidad con firmeza.

Federico Gutiérrez se debe mantener en esa línea, cualquier viraje futuro sería decepcionante. Pero acá se sabrá qué tanta es su firmeza y cómo se enfrentará, a los designios del poder real de la ciudad. El Alcalde, tal vez más temprano que tarde, se topará con este poder real, que no significa poder ilegal aunque estos treinta años se haya mezclado vergonzosamente, y tendrá que resolver esta disyuntiva.

El nuevo alcalde de Medellín tiene una postura política que lo diferencia de sus antecesores,especialmente de Aníbal Gaviria, quien pese a conocer la realidad de la ciudad se empeñó en negar lo que era evidente: el cogobierno del crimen a través de las dos estructuras paramafiosas que controlan 350 bandas paramilitarizadas en el 70% del territorio, las cuales han establecido un acuerdo criminal llamado pacto del fusil, cuya arma ilegal es la garante de la regulación de la violencia y por ende de la pacificación a sangre y fuego. Gutiérrez no negó esta realidad y eso le da un aval transparente… Hasta ahora.

Sin embargo, esa postura ha llevado a que el crimen urbano se levante en varios lugares de la ciudad y se fortalezca. Así actúa el crimen organizado, la ola violenta que parece estamos iniciando podría obedecer a una “bienvenida” criminal cuyo objetivo sería bajarle los ánimos al burgomaestre y demostrarle quién manda no sólo en Medellín sino en todo el Valle de Aburrá; sólo espero que no lo consigan.

La comuna 5 (Castilla) arde de violencia, y las 6 (Doce de octubre) y 7 (Robledo) no se están quedando atrás;  la Comuna 13 (San Javier) violenta y paramilitarizada como la dejó la operación Orión, y su colindante, la vereda la Loma San Cristóbal, incluso está asesinando a sus líderes cívicos; el sector La colinita de la Comuna 15 (Guayabal) tiene vertedero de cadáveres propio, y el conocido como La Capilla, de la comuna 16 (Belén),no aguanta una acción criminal más. Y la peor de todas: el centro, la comuna 10 (La Candelaria), el sitio de paso de más de un millón de ciudadanos a diario, donde el poder formal y real tienen asiento; la más sensible a la hora de mostrar aciertos en materia de seguridad por parte de la institucionalidad. Allí el poderoso crimen mete manos venidas desde ciertas comunas y municipios aledaños.

Esta es una comuna de negocios, de protección legal e ilegal, de tráfico de drogas y de armas, de contrabando, de apuestas ilegales, de explotación sexual y prostitución y de lavado de activos, entre otros. El centro recibe al alcalde con una nueva guerra debido a que los jefes deben reacomodar su estructura criminal, y tal vez Gutiérrez lo ignore -tal vez no- porque esta parece querer ser tapada, o minimizada por quienes a él le rinden cuentas.

Sinceramente, creo que Federico muestra un interés real en combatir y arrinconar el crimen,y por eso me atrevo a decirle desde ya que no cometa un error: la problemática de seguridad en las comunas, especialmente en la 10, no se resuelve llenando los territorios de policías, precisamente porque algunos integrantes de esta institución hacen parte del mundo criminal; para erradicar el crimen, y en especial del centro, se necesita más.

Hay que iniciar por fortalecer una inteligencia policial que esté libre de maniqueísmo y nómina paralela, darse a la pelea y liderar la depuración de la institucionalidad. Y también hay que quitarle las rentas al crimen, venideras de vacunas, tráfico de drogas, alcohol adulterado, lavado de activos, contrabando, pagadiario, apuestas ilegales, la explotación sexual, y el espacio público, entre otros.

Recuperar el centro en 30 días es un despropósito, una locura o un acto de demagogia.Alcalde, si quiere recuperar la comuna 10, deberá empezar por entender las nuevas dinámicas de las Convivir, los traficantes de drogas, la Oficina del Valle de Aburrá y los Urabeños y, por supuesto, la del sector de la institucionalidad que vive y se esmera por proteger el crimen.

La salida va más allá de aumentar el número de policías y de cámaras de seguridad,desmantelar el crimen requiere entender el componente social. Y no lo haga usted solo: conciértelo con la sociedad civil. En sus manos está el inicio de la solución y espero que entienda que esto no es tarea fácil. En tiempos de negociaciones, bueno sería que al final de su mandato lo recordemos como el alcalde de la paz. Y cuando se enfrente a cualquier poder, no se olvide de mirar siempre a los ojos, si no lo hace es como si hubiera dado su brazo a torcer.

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