El miércoles 26 de junio, la Policía y la Fiscalía recapturaron a Henry Loaiza Ceballos, alias El Alacrán, antiguo miembro del cartel del norte del Valle y uno de los autores de los múltiples asesinatos perpetrados en la masacre de Trujillo, ocurrida entre 1986 y 1994, que dejó unas 300 víctimas. En el mismo operativo fueron capturadas 14 personas pertenecientes a La Constru, organización criminal del sur del país, surgida después de la desmovilización de los paramilitares del Putumayo en 2006.
La noticia había quedado ahí. Pero ayer, en rueda de prensa, la fiscal Claudia Carrasquilla, directora especializada de la Fiscalía contra las Organizaciones Criminales, reveló que durante el operativo en el que fue capturado el Alacrán también fue detenido Miguel Antonio Bastidas Bravo, alias Gárgola, capo de La Constru. Además se supo que Gárgola fue detenido en Soacha (Cundinamarca) mientras estaba en compañía del coronel del Ejército Elkin Alfonso Argote Hidalgo, jefe del Estado Mayor del Comando de Reclutamiento y Control Reservas.
El máximo líder de La Constru, al que le atribuyen nexos con carteles de la droga mexicanos, como el de Sinaloa, se movilizaba en el vehículo oficial del coronel, quien estaba de permiso en el momento en que Gárgola fue detenido. Según Carrasquilla, el capo además estuvo escondido durante al menos dos meses en una guarnición militar en Bogotá. Hasta el momento no se sabe cuál. La alta funcionaria del ente investigador explicó que Argote no fue detenido en el operativo, “porque no había realmente una flagrancia, se desplazaba con él”.
Carrasquilla señaló que el hecho está ya bajo investigaciones penales y que se compulsaron copias para que se inicien las pesquisas disciplinarias. El coronel “no era el escolta, era su cuñado. (Gárgola) estaba casado con una hermana del alto oficial y la función que estaba realizando ese alto oficial era protegerlo. Él (Gárgola) sabía que lo estábamos persiguiendo porque ya habíamos hecho otras afectaciones a la organización delincuencial y por eso buscó la protección del oficial, y por eso era tan difícil para nosotros poderlo ubicar”. En comunicado oficial, el Ejército anunció que abrirá indagación preliminar contra el oficial para que aclare sus actuaciones.
“El Comando del Ejército fue informado por parte de las autoridades que desarrollaron mencionado procedimiento desde la noche anterior, y de manera inmediata se adoptaron las medidas pertinentes. Entre ellas, se ordenó la apertura de la indagación disciplinaria contra el oficial y otras medidas administrativas en aras de salvaguardar lo descrito en el principio de transparencia institucional y para facilitar el desarrollo de las investigaciones a que haya lugar, por parte de las autoridades competentes”, señaló el Ejército por medio de un comunicado de prensa.
Durante la rueda de prensa, el general Fabio López de la Policía explicó que alias Gárgola quedó en libertad porque, al parecer, habría pagado $100 millones a las Farc para hacerse pasar como integrante del frente 48 dentro del proceso de paz, pero “se hizo la investigación correspondiente para demostrar que él no era integrante de las Farc, era cabecilla de una estructura dedicada al narcotráfico”. Según las autoridades, La Constru tenía alianzas actualmente con las disidencias del frente 48 de las Farc para “mantener el monopolio criminal”, por ejemplo, en el narcotráfico en toda la región.
Según la Policía, Bastidas Bravo, quien había sido capturado en 2011 y 2016, era el encargado de controlar la producción y el tráfico de cocaína en Putumayo y su envío hacia México. Asimismo, las informaciones recopiladas lo señalan como supuesto coordinador de actividades de homicidio, extorsión y secuestros en los municipios del Bajo Putumayo, en la frontera con Ecuador. Gárgola ingresó a esa organización criminal en 2009, pero solo a finales de 2015 asumió el mando del grupo criminal, tras la captura de su hermano y excapo, conocido como Bonito, explicó la Policía.
La historia de La Constru
El origen de esta organización se da con la desmovilización del bloque Sur del Putumayo de las Autodefensas Unidas de Colombia (Auc), una extensión del bloque Central Bolívar, en cabeza de Carlos Mario Jiménez, alias Macaco. La organización, bajo el mando hasta hace pocos días de Gárgola, resultó llamándose así porque los paramilitares que recién habían dejado las armas solían citarse en un edificio en obra negra que era de su propiedad.
Cuando este grupo paramilitar abandonó parcialmente las armas, se inició una disputa con el grupo criminal de los Rastrojos, que apenas llegaba al Putumayo para intentar apoderarse del negocio de la droga controlado por el frente 38 de las Farc y el propio 48. Al final, el pulso lo ganaron las Farc y encontraron en Gárgola el socio que necesitaban para derrotar a los Rastrojos.
Cuando Gárgola fue capturado en 2015, la Constru era señalada por las autoridades de mover dos toneladas de cocaína al mes hacia Ecuador y de ordenar más del 65 % de asesinatos en Putumayo. La Constru también ha sido señalada como uno de los grupos armados que tienen confinadas a las comunidades indígenas Sionas en zona rural de Puerto Asís, Putumayo, desde 2017.
Hasta 2010, según informaron las autoridades en su momento, La Constru no pasaba de tener 30 integrantes, todos desmovilizados de los paramilitares. Para 2015, la cantidad de miembros se había cuadruplicado: eran casi 130, todos jóvenes entre 18 y 25 años que habían llegado incluso de regiones lejanas como Córdoba y en Putumayo se volvieron sicarios o jíbaros, por un salario que no pasaba del millón de pesos. Las autoridades esperan que este sea el fin de La Constru, pero en el mundo del narcotráfico abundan los ejemplos de que las capturas no siempre llevan a los carteles a su fin.
Tomado de El Espectador