El Barrio Belén Rincón vio opacada las fiestas de fin de año por la violencia que tiñó sus calles de rojo y que fue ignorada por la fuerza policial. El pasado 1 de enero del 2017 en el sector Rincón Balcones de la Serranía, a las 12:30 de la tarde, José Andrés Buitrago, conocido con el alias de Tuta, y su compañera sentimental, Johana Tabares, según una carta que está firmada por más de 60 vecinos del sector, agredieron con arma blanca al joven Julián Esteban Correa Cano, apuñalándolo y dejándolo en estado vegetativo, sosteniendo su vida con respiración artificial.
Según un testigo de los hechos, alias Tuta había discutido con alguien en la mañana y como la persona con quien discutía no le respondió, este habría quedado con rabia acumulada. Poco después, al medio día, se habría encontrado al joven Julián Esteban y le habría pedido que le comprara una gaseosa. Julián Esteban aceptó, no obstante Tuta extravió mil pesos y empezó a discutir con Julián acusándolo del robo.
Al parecer, la pareja de Tuta habría intervenido diciéndole al joven agredido que se callara, a lo que Julián respondió que él no había hecho nada malo y que no tenía por qué callarse porque él no era como ella que se dejaba golpear sin decir nada. Finalmente, el joven les dio la espalda a Tuta y a Johana y descendió al sector de los parqueaderos, pero fue seguido por la pareja sin que este lo notara.
Ya en el sector de los parqueaderos, los vecinos firmantes afirman que escucharon gritos, golpes e insultos y, poco después, vieron correr a Tuta con un puñal ensangrentado y escucharon a Johana decir entre risas que le habían pegado a Julián unas puñaladas. Los testigos afirman que casi enseguida vieron subir a Julián lleno de sangre y caminando torpemente mientras intentaba llegar a la casa, pero la comunidad lo auxilió y lo llevó a sentarse en una tienda mientras pedían ayuda porque se estaba desangrando.
A Julián lo alcanzaron a llevar a una unidad de atención médica pero llegó tarde, uno de los cortes pasó afectó la arteria carótida, causándole un infarto cerebral y dejándolo con “vida artificial”. Luego de que se llevaran al joven, la policía llegó al sector y la comunidad denunció lo sucedido pidiéndole a los uniformados que arrestaran al agresor que estaba escondido en la casa de la madre. No obstante, la policía respondió que no podía hacer nada porque no tenía ni orden de captura, ni registro para poder judicializarlo.
La comunidad indignada amenazó con hacer justicia por mano propia contra alias Tuta si la policía no se lo llevaba, eso hizo que los uniformados regresaran diez minutos después con apoyo para sacar a Tuta de su refugio pidiéndole que se entregara voluntariamente.
Mientras se lo llevaban, los vecinos denunciaban ante los uniformados que Tuta era el responsable de los robos en el sector de la Loma de los Bernal y que fue el responsable de la toma del alimentador que fue incinerado durante el paro armado paramilitar que también sufrió Medellín.
Para la comunidad, Tuta es un criminal reconocido que tiene bajo azote y opresión a los vecinos de este sector de Belén Rincón. Por tal razón, decidieron recoger firmas y poner una denuncia comunitaria ya que este sujeto viene teniendo problemas y amenazando a varias personas, incluso de la tercera edad y miembros de la Junta de Acción Comunal.
Sin embargo, esto no fue suficiente, pese a las denuncias Tuta fue puesto en libertad. Julián, que aún vive aunque se sostenga con respiración artificial, fue declarado como muerto y figura como víctima de homicidio en La Fiscalía.
El proceso reposa en la Fiscalía 202 de la Unidad de Vida y está en carácter activo y en etapa de indagación. No obstante, el testimonio de 60 vecinos parece no ser suficiente para el órgano de persecución judicial ya que a Tuta ni siquiera se le ha dictado medida de seguridad mientras Julián, aunque fue declarado muerto por la Fiscalía, pelea por sobrevivir.
Algo pasa en una ciudad que no escucha la denuncia de 60 de sus ciudadanos y deja en libertad a un presunto criminal, al que al menos debería buscársele una medida preventiva antes de que la emprenda con cada uno de los vecinos que firmaron una denuncia colectiva. La comunidad se siente amenazada, la policía, como en muchos casos, no hace nada.
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