Santiago de Chile, 11 sep – En lenta procesión, portando coronas florales, banderas multicolores y fotografías de ejecutados políticos y detenidos desaparecidos, cientos de personas recorrieron este lunes el costado del palacio presidencial de La Moneda en Santiago de Chile para rendir homenaje al presidente Salvador Allende, derrocado hace 50 años por un cruento golpe civil militar, en paralelo a la ceremonia oficial que se celebraba en el interior.
«¡Allende vive, ahora y siempre!», se escuchó a los pies de la estatua que recuerda la figura del presidente socialista en la cara norte de la sede de Gobierno, punto principal donde sus partidarios depositaron ofrendas y pronunciaron palabras de respeto y admiración para todas las víctimas de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990).
«Esta es una conmemoración muy triste. El presidente Allende interpretó el sentir de los trabajadores de Chile. Quiero hacer ver que para nosotros esto tiene que marcar un precedente, que nunca más aguantemos un golpe de Estado, que siempre estemos unidos en nuestras luchas sociales. Ese es su legado, él siempre decía: unidad, ante todo. Hoy eso es más importante que nunca, junto con estar informados», dijo a Efe la funcionaria de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), Gabriela Astorga.
Pese a la lluvia constante que se registró durante toda la madrugada, el viento primaveral despejó el cielo de Santiago e iluminó las fachadas que con bandera nacional a media asta, anunciando el día de luto nacional decretado por el jefe de Estado, Gabriel Boric, en conmemoración del histórico quiebre democrático.
En un acto cargado de emociones, la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos (AFDD) interpretó junto a su grupo folclórico la «Cueca Sola», una creación donde se funde la denuncia de la desaparición forzada y el baile popular. Les siguieron los poetas Elicura Chihuailaf (Premio Nacional de Literatura 2020) y Elvira Hernández, quienes interpretaron escritos de su autoría a la audiencia presente, cientos de personas que ocuparon la Plaza de la Constitución.
«El golpe sigue doliendo, yo creo que no va a parar de doler nunca, al menos a los que somos más viejos y sabemos lo que significó para nuestras vidas. Es una fecha triste, difícil, pero seguimos aquí, confiando en que las personas más jóvenes sabrán hacer mejor las cosas y no cometan los mismos errores de antes», dijo a Efe Gastón López, sentado bajo el sol en el centro de Santiago.
La jornada estuvo marcada también por el discurso del presidente chileno, Gabriel Boric, que en más de 40 minutos repasó la historia reciente del país suramericano y subrayó: «democracia hoy y siempre».
«La reconciliación no pasa por empatar las responsabilidades entre víctimas y victimarios, sino por hacer todo lo que está a nuestro alcance para tener verdad y justicia», agregó, destacando como un «legado» de su Gobierno el Plan Nacional de Búsqueda de Detenidos Desaparecidos, una política pública permanente creada a través de un decreto que apunta a dar con el destino final y trayectoria de las víctimas de desaparición forzada durante la dictadura.
Más tarde, en la misma plaza, se presentará el pianista Valentín Trujillo. Además, se realizarán 50 cuecas solas, baile que nació de las mujeres que protestaron de manera pacífica contra la dictadura, se recitará poesía y se reproducirá el último discurso del presidente Allende.
Pero los ejercicios de memoria histórica se replicaron no solo en Santiago: en las capitales regionales, tanto de norte como del sur del país, cientos de personas se reunieron para recordar a las víctimas de la dictadura.
El golpe dio inicio a una cruel dictadura de 17 años que dejó un saldo de más de 40.000 víctimas, entre ellas al menos 3.200 opositores asesinados, de los cuales un millar permanecen aún desaparecidos.
Antes de la ceremonia, Boric ofreció un desayuno y un recorrido por La Moneda a los líderes y personalidades internacionales invitados al acto, entre ellos los presidentes de México, Colombia, Bolivia y Uruguay, además del primer ministro de Portugal.EFE.
Sebastián Silva