Antioqueños aislados hace 34 días en altamar piden ayuda para regresar a Colombia

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“No tenemos la peste negra ni somos delincuentes, para que no nos dejen entrar a nuestro país”, dijo con angustia Iván Darío Giraldo, un ingeniero químico antioqueño varado en un crucero en la costa de Estados Unidos, por cuenta de la cuarentena mundial generada por la covid-19.

En diálogo telefónico con el diario El Colombiano, explicó cómo esta aventura en altamar se ha convertido en un océano de desdichas, a la espera de que Colombia autorice un vuelo humanitario para los 24 colombianos de todas las edades, incluyendo adultos mayores, que están en el barco Celebrity Eclipse, de la empresa Royal Caribbean.

Después de tanto trabajar en una compañía de alimentos, Iván Darío, de 59 años de edad, obtuvo una prejubilación. Para celebrarlo, con su pareja Juan Pablo Villegas, de 48, compró un paquete turístico de dos semanas en el crucero, para dar una vuelta por el extremo sur del continente americano.

Partieron de Medellín, donde residen, y el 1 de marzo de 2020 zarparon desde el puerto de Buenos Aires, Argentina. Aunque en ese momento ya había restricciones en varios sitios del mundo por la expansión del nuevo coronavirus, “le consultamos la situación a la agencia de viajes, y nos enviaron una comunicado de la naviera, en el que solo hablaba de prohibiciones para ciudadanos de China, Corea y otros países de Asia”, comentó Iván Darío.

La embarcación llevaba 2.650 pasajeros y 1.200 tripulantes. Durante 13 días y sin inconvenientes, atracó en puertos de Uruguay, la Patagonia y Tierra de Fuego, pasando por el estrecho de Magallanes. El 15 de marzo arribó a San Antonio, Chile, donde debía culminar la travesía para tomar un vuelo de regreso al país. Fue ahí cuando comenzaron los tropiezos.

Las autoridades chilenas no permitieron el desembarco. Después de tres días de intensas negociaciones y ruegos, dejaron bajar solamente a 68 pasajeros chilenos. El Celebrity Eclipse tuvo que levantar el ancla y encender los motores, rumbo al norte.

Surcando el océano Pacífico pasaron junto a varias costas, pero la pandemia ya había provocado el cierre de fronteras. Cuando estuvieron cerca del puerto de Buenaventura, en Valle del Cauca, los colombianos pidieron a la tripulación que solicitara ayuda al Gobierno colombiano, pero este se negó a recibirlos.

Sin más remedio, cruzaron por Centroamérica, donde tampoco los auxiliaron. A pesar de que la lujosa embarcación cuenta con casinos, piscinas, teatros, discotecas y restaurantes, la desesperación empezó a apoderarse de los turistas, a medida que les llegaban las noticias de la covid-19 por internet.

El 30 de marzo el Estado de California (EE.UU.) les permitió atracar en el puerto de San Diego y evacuar a los pasajeros estadounidenses, canadienses y europeos. Adentro solo quedaron 160 personas, todas latinoamericanas.

La incertidumbre aumentó al día siguiente, cuando el capitán les confirmó que una de las pasajeras evacuadas, de origen estadounidense, fue diagnosticada como positiva para el nuevo coronavirus. Esto generó que el resto de turistas fueran aislados en sus habitaciones.

Iván Darío y su pareja no tienen síntomas, aunque ya están desesperados de no tocar tierra firme hace 34 días. “La empresa del crucero ha sido muy gentil y nos siguió brindando comida sin ningún cobro extra, pero ya están escaseando las medicinas, en especial las que solo se venden con fórmula médica”, narró el ingeniero.

A la espera de soluciones

El representante al Cámara por los colombianos en el exterior, Juan David Vélez, continúa gestionando apoyo para los compatriotas que siguen en apuros por fuera del país. Según su más reciente informe, se tienen identificados 260 colombianos varados en Australia, 250 en Perú, 200 en México, 120 en Ecuador, 90 en India, 80 en España, 58 en Chile, 52 en Aruba, 40 en Panamá y 25 en Argentina.

En Estados Unidos hay 130 en el Estado de La Florida, 65 en Texas y los 24 del crucero en San Diego, California.

En una misiva al presidente de la República, Iván Duque, Vélez le propuso un Protocolo para el Retorno Humanitario, que permita una repatriación en vuelos coordinados, sobre todo de los ciudadanos que no estén contagiados. Según este plan, el costo del viaje sería asumido por los interesados, quienes tendrían que someterse a una cuarentena al llegar a sus casas.

Todavía no hay una respuesta pública de la Casa de Nariño sobre este tema. Hasta el momento, Colombia solo ha realizado un vuelo humanitario a finales de febrero, para recoger a 13 connacionales que estaban en Wuhan, China, el epicentro del virus.

Los pasajeros del Celebrity Eclipse han enviado mensajes a consulados y a la Embajada de Colombia en EE.UU. “Le pedimos al Gobierno un vuelo humanitario, nosotros cumplimos con la cuarentena que nos impongan, pero que sea en nuestras casas”, pidió Iván Darío, quien sueña con regresar a su hogar, en el barrio El Poblado de Medellín, y cambiar la página de esta pesadilla en altamar.

“No nos pueden dejar aquí para siempre”

La expectativa de Gladys y Sebastián era recorrer el extremo sur del continente en un crucero durante 15 días: conocer varias ciudades de la costa argentina, navegar hasta el extremo del mundo y subir a San Antonio en Chile. Pero la realidad, hoy, para esta pareja de 75 y 83 años, es que se encuentran también atrapados en el puerto de San Diego, Estados Unidos, esperando volver a su casa en el Oriente antioqueño.

“El capitán hizo todo lo posible para que nos dejaran bajar, pero no lo consiguió”, contó Sebastián Velásquez, médico pensionado del Hospital Pablo Tobón Uribe. “No podemos movernos. Hasta aquí nos traen la comida y los suministros. No podemos salir”, añadió.

Estados Unidos recibió a los nacionales y europeos, aseguró. “A nosotros nos dicen que nos dejan bajar solo si el gobierno colombiano autoriza nuestra entrada al país. En tal caso, la empresa cubre con los costos del viaje hasta Colombia”.

El gobierno colombiano, según cuenta Sebastián, aún no ha anuncia el permiso de este viaje humanitario para traerlos de vuelta.

“Dígame con quién no hemos hablado. Los cónsules de Los Ángeles, de México, de aquí de San Diego, con la Canciller. Hablamos hasta con el doctor Álvaro Uribe, para ver qué se podía hacer. Pero no ha sido posible”, expresó.

Entre tanto, este grupo de viajeros reclama la atención del Estado y “el cumplimiento de un derecho constitucional. Necesitamos volver. Todos somos ancianos y no nos pueden dejar aquí para siempre”.

Tomado de El Colombiano

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