Antioquia, Colombia 1 enero de 2025.- El informe preliminar sobre los casos reportados de homicidios en Antioquia destaca cómo la paz, impulsada por el gobierno del presidente Gustavo Petro, se ha convertido en un ejemplo y una esperanza para el país. En un departamento marcado históricamente por episodios de violencia, esta situación representa una señal significativa de esperanza para la población.
La convocatoria a escenarios de diálogo entre el Gobierno Nacional y diversas estructuras armadas, como el Ejército Gaitanista de Colombia (EGC), el Ejército de Liberación Nacional (ELN), un sector del Estado Mayor Central de las FARC (EMC), y la Oficina del Valle de Aburrá, representada en sus dos líneas militares, Los Triana y El Meza, ha generado un impacto significativo en la disminución de homicidios y otras formas de violencia en el territorio.
No obstante, aún persisten focos de violencia en algunas zonas del departamento, donde los retos de seguridad para el Estado siguen siendo significativos. Sin embargo, el balance general evidencia que la paz es, indudablemente, el camino.
Homicidios en Antioquia desde 1982: la paz es el único camino
En Colombia, los homicidios han mostrado una tendencia a la baja en las últimas décadas, impulsados en gran medida por los esfuerzos del gobierno nacional para abrir escenarios de diálogo con grupos armados ilegales.
El departamento de Antioquia refleja esta tendencia positiva. En 2024, los homicidios disminuyeron un 5.6%, pasando de 1,744 casos en 2023 a 1,646 casos en 2024. Este descenso sitúa la tasa de homicidios en un nivel significativamente bajo en comparación con las cifras históricas.
En las décadas anteriores, un país en guerra dejó cifras alarmantes de muerte y violencia. Durante el periodo más crítico del conflicto social y armado en Antioquia, se registraron tasas de homicidio extremadamente altas. En 1991, el departamento alcanzó la cifra más alta, con 12,224 homicidios, seguido de 1992 con 11,506; 1993 con 10,460; 1990 con 10,302; 1994 con 9,434; 1996 con 8,970; y 1995 con 8,795 casos. En estos años, las tasas de homicidios superaron los 200 casos por cada 100,000 habitantes, evidenciando una crisis de seguridad profunda.
Hoy, por segundo año consecutivo, los homicidios en Antioquia han mostrado una disminución significativa. La tasa actual ha bajado a 24 casos por cada 100,000 habitantes, un descenso notable que representa un alivio tangible en la lucha contra la violencia homicida.
No es casualidad que la tasa de homicidios en Colombia haya mantenido su tendencia a la baja en los últimos años. En 2022, la tasa fue de 28.2 casos por cada 100,000 habitantes, descendió a 25.7 en 2023 y se situó en 24 en 2024, marcando el nivel más bajo desde 1969.
Sin embargo, en algunas regiones como el Bajo Cauca, el Nordeste, el Norte, el Oriente y el Suroeste de Antioquia, aún persisten altos niveles de violencia. En contraste, otras áreas del departamento, como el Magdalena Medio, Occidente, Urabá y el Valle de Aburrá, han registrado una reducción significativa en los homicidios, lo que resulta favorable para la democracia y la cohesión social.
Este descenso en las cifras de homicidios podría atribuirse a la estrategia de Paz Completa impulsada por el Gobierno Nacional. Esta estrategia ha incluido acuerdos humanitarios en ciertas zonas, buscando que durante las negociaciones se reduzca la violencia homicida y se logre un cambio significativo en la seguridad ciudadana del país.
Municipios con las tasas de homicidios más altas en Antioquia
En Antioquia, los municipios con las mayores tasas de homicidios, en orden descendente, son:
- Toledo, con 227.9
- Hispania, con 171.1
- San Andrés, con 170.0
- Valdivia, con 163.0
- Anorí, con 162.6
- Remedios, con 160.7
- Pueblorrico, con 152.2
- Betania, con 146.9
- Salgar, con 145.0
- Ciudad Bolívar, con 143.9
- Amalfi, con 125.7
- Titiribí, con 114.4
- Cañasgordas, con 112.7
- Cáceres, con 109.1
- Segovia, con 107.5
- Tarazá, con 99.7
- Concordia, con 88.0
- Liborina, con 87.5
- Yondó Casabe, con 82.0
- Campamento, con 82.0
En estos municipios, las tasas de homicidios en proporción al número de habitantes son alarmantemente altas, lo que evidencia un patrón preocupante en términos de seguridad y violencia.
Reducción histórica de homicidios en el Valle de Aburrá
El Valle de Aburrá ha registrado una reducción histórica en los índices de homicidios, un avance de gran relevancia para la región. En los 10 municipios que conforman esta área, especialmente en Medellín, se concentra alrededor del 26% de las muertes violentas del departamento de Antioquia. Las tasas de homicidios por cada 100,000 habitantes son las siguientes:
Reducción histórica de homicidios en el Valle de Aburrá
El Valle de Aburrá ha registrado una reducción histórica en los homicidios, reflejando un esfuerzo significativo en la implementación de políticas de seguridad y prevención de la violencia en la región.
Este logro resalta la importancia de las Mesas de Diálogo y las Mesas Sociojurídicas como parte de la estrategia de «Paz Completa». Estos diálogos con grupos armados han generado treguas y acuerdos humanitarios que han contribuido directamente a la disminución de la violencia.
La presencia de estas mesas no solo ha permitido abordar el cese de hostilidades en ciertas zonas, sino también ha facilitado la reintegración de combatientes y la desarticulación de estructuras criminales. Este impacto es evidente en los municipios del Valle de Aburrá, donde se concentra cerca de una cuarta parte de los homicidios de Antioquia.
En Medellín y otras localidades de la subregión, la reducción de la tasa de homicidios ha sido notable. La negociación y la implementación de políticas efectivas de seguridad han demostrado ser herramientas clave, subrayando la importancia de la colaboración entre el gobierno y los grupos armados para promover la paz urbana.
La reducción de homicidios en Antioquia demuestra que la paz no es un concepto abstracto, sino una realidad alcanzable cuando se implementan estrategias efectivas de diálogo y negociación. Las mesas de diálogo y sociojurídicas han sido herramientas cruciales para desescalar conflictos, disminuir las muertes violentas y establecer las bases para una paz sostenible.
No obstante, la disparidad en los resultados entre municipios resalta que la paz debe entenderse como un proceso continuo, adaptativo y enfocado en las necesidades específicas de cada región. Antioquia, con su experiencia, ofrece una valiosa lección sobre cómo construir paz en contextos marcados por la violencia y el control territorial ejercido por grupos armados.
A.U.